[1] Cinco años después, en el curso de una conferencia pronunciada en el Instituto Italiano de Cultura de Buenos Aires, Calvino se acordaría de estas palabras en una definición y descripción del libro: «La empresa de tratar de escribir novelas “apócrifas”, que me imagino escritas por un autor que no soy yo y que no existe, la llevé a sus últimas consecuencias en mi libro Si una noche de invierno un viajero. Es una novela sobre el placer de leer novelas; el protagonista es el Lector, que empieza diez veces a leer un libro que por vicisitudes ajenas a su voluntad no consigue acabar. Tuve que escribir, pues, el inicio de diez novelas de autores imaginarios, todos en cierto modo distintos de mí y distintos entre sí: una novela toda sospechas y sensaciones confusas; una toda sensaciones corpóreas y sanguíneas; una introspectiva y simbólica; una revolucionaria existencial; una cínico-brutal; una de manías obsesivas; una lógica y geométrica; una erótico-perversa; una telúrico-primordial; una apocalíptica alegórica. Más que identificarme con el autor de cada una de las diez novelas, traté de identificarme con el lector: representar el placer de la lectura de un género dado, más que el texto propiamente dicho. En algún momento me sentí incluso como atravesado por la energía creativa de estos diez autores inexistentes. Pero sobre todo traté de hacer resaltar el hecho de que cada libro nace en presencia de otros libros, en relación y cotejo con otros libros» (I. Calvino, «Il libro, i libri», Nuovi quaderni italiani, Buenos Aires 1984, pág. 19). <<
[2] La traducción de los fragmentos de Crimen y castigo es de Augusto Vidal. (N. de la T.). <<
[3] Las listas de palabras están sacadas de los volúmenes de Spogli elettronici dell’italiano letterario contemporaneo, edición de Mario Alinei, II Mulino, Bolonia, 1973, dedicados a tres novelas de escritores italianos (N. del A.). <<
[4] Llamado en Europa olmo del Cáucaso (N. de la T.). <<