Los profetas Isaías y Ezequiel cenaron conmigo, y les pregunté que cómo es que se habían atrevido a afirmar tan claramente que Dios les había hablado, y que si no tengan ser mal interpretados y hacer nacer así una fábula. Isaías respondió: «Ni le he visto ni le he escuchado bajo un aspecto orgánico y finito, pero mis sentidos descubrieron el infinito en todas las cosas, y como estaba y aún estoy convencido de que la voz de la sincera indignación es la voz de Dios, no me he preocupado de las consecuencias, pero lo he escrito…». Después pregunté a Ezequiel que por qué comía del estercolero y permanecía tanto rato tumbado del lado derecho y después del lado izquierdo. Él me respondió: «Por el deseo de educar a los demás en la percepción del infinito: así es practicado por las tribus de América del Norte. Y ¿es honesto el que sacrifica su talento y su conciencia al confort o a la satisfacción del momento?».

WILLIAM BLAKE