Las mismas habitaciones en casa de los TESMAN. Es por la tarde. El salón está a oscuras. La antesala está iluminada por la lámpara que cuelga sobre la mesa. Las cortinas de la cristalera están corridas.
HEDDA vestida de luto, pasea por el salón a oscuras. Se dirige después a la antesala y sale por la izquierda. Se oyen algunos compases al piano. Después vuelve a entrar en la sala.
BERTA entra por la derecha de la antesala con una lámpara encendida, que coloca en la mesa ante el sofá de rincón de la sala. Sus ojos están llorosos y lleva una cinta negra en la cofia. Sale silenciosa y cautelosamente por la derecha. HEDDA se dirige a la cristalera, descorre un poco las cortinas y mira al exterior en sombra.
Poco después entra por el vestíbulo la SEÑORITA TESMAN, de luto, con sombrero y velo. HEDDA se acerca a recibirla y le estrecha la mano.
SEÑORITA TESMAN
Bueno, Hedda, aquí vengo con mis prendas de luto. Mi pobre hermana acabó de sufrir.
HEDDA
Ya lo sabía, como puede usted ver. Tesman me envió una tarjeta.
SEÑORITA TESMAN
Sí, me prometió hacerlo. Pero así y todo pensé que a Hedda… aquí, en esta casa llena de vida… debía comunicarle el fallecimiento yo en persona.
HEDDA
Muy amable por su parte.
SEÑORITA TESMAN
Oh, Rina no debió marchar justo ahora. El hogar de Hedda no debe estar de luto en tiempo como éste.
HEDDA (Cambiando de tema.)
¿Murió en paz, no, señorita Tesman?
SEÑORITA TESMAN
Oh, sí… marchó de forma tan hermosa. Y con la indecible alegría de volver a ver a Jorge. Y de poderle decir adiós. ¿Aún no ha vuelto?
HEDDA
No. Me escribe que no le espere enseguida. Pero tome asiento.
SEÑORITA TESMAN
No, gracias, querida Hedda. Ya me gustaría. Pero tengo poquísimo tiempo. Tengo que amortajarla y adornarla lo mejor que pueda. Debe ser enterrada lo más guapa posible.
HEDDA
¿Puedo ayudarla en algo?
SEÑORITA TESMAN
Ni pensarlo. En semejantes cosas no debe Hedda Tesman poner sus manos. Ni ocupar sus pensamientos tampoco. Y en ocasión como ésta, menos.
HEDDA
Oh, los pensamientos… no se dejan dominar así como así…
SEÑORITA TESMAN (Insistente.)
Ay, Dios mío, así es la vida. Tengo que coser el sudario de Rina. Y aquí pronto se coserá también, por supuesto. ¡Pero en diferente estilo, el cielo me guarde!
(JORGE TESMAN entra por la puerta del vestíbulo.)
HEDDA
Oh, menos mal que has vuelto.
TESMAN
¿Estás aquí, tía Juli? ¿Con Hedda? ¡Figúrate!
SEÑORITA TESMAN
Estaba a punto de irme, querido niño. Bueno, ¿has hecho todo lo que me prometiste?
TESMAN
No, mucho me temo que he olvidado la mitad, ¿sabes? Daré un salto para verte de nuevo mañana. Porque hoy tengo la cabeza hecha un lío. No puedo dar cuenta de mis pensamientos.
SEÑORITA TESMAN
Querido Jorge, no debes tomar las cosas así.
TESMAN
¿Cómo? ¿Pues cómo debo tomarlas?
SEÑORITA TESMAN
Debes alegrarte de la pena. Alegrarte por lo que ha ocurrido. Como yo hago.
TESMAN
Ah, sí, claro. Estás pensando en tía Rina.
HEDDA
Se sentirá usted muy sola ahora, señorita Tesman.
SEÑORITA TESMAN
Los primeros días, sí. Pero espero que no sea por mucho tiempo. ¡El cuartito de Rina, que en paz descanse, no permanecerá vacío, de seguro!
TESMAN
¿Cómo? ¿A quién vas a instalar allí? ¿Eh?
SEÑORITA TESMAN
Oh, siempre se encuentra algún pobre enfermo que necesita cuidado y atención, por desgracia.
HEDDA
¿De veras va usted a cargar de nuevo con una cruz así?
SEÑORITA TESMAN
¡Cruz! Dios te guarde, hija… no ha sido ninguna cruz para mí.
HEDDA
Pero ahora se trata de un extraño, así es que…
SEÑORITA TESMAN
Con los enfermos uno se hace amigo enseguida. Y yo necesito tanto tener alguien por quien vivir. Bueno, gracias a Dios…, en esta casa siempre habrá algún quehacer para una vieja tía.
HEDDA
Oh, no hable de nosotros.
TESMAN
Piensa lo bien que viviríamos los tres juntos, sí…
HEDDA
¿Sí…?
TESMAN (Inquieto.)
Oh, nada. Ya se arreglará. Esperémoslo. ¿Eh?
SEÑORITA TESMAN
Sí, sí. Bueno, vosotros tendréis que hablar, me figuro. (Sonríe.) Y Hedda quizá tenga algo que contarte, Jorge. ¡Adiós! Debo volver con Rina. (Se vuelve junto a la puerta.) ¡Oh, Señor, qué raro se hace el pensarlo! Ahora Rina está, a la vez, en casa y con el pobre Joaquín.
TESMAN
¡Sí, figúrate, tía Juli! ¿Eh?
(La SEÑORITA TESMAN sale por el vestíbulo.)
HEDDA (Observando a TESMAN con ojos fríos e inquisitivos.)
Casi se diría que esta muerte te ha afectado más a ti que a ella.
TESMAN
Oh, no se trata sólo de la muerte. Quien me preocupa es Eilert.
HEDDA (Rápidamente.)
¿Se sabe algo de él?
TESMAN
Fui corriendo esta tarde para decirle que el manuscrito estaba en buenas manos.
HEDDA
¿Ah, y no diste con él?
TESMAN
No. No estaba en casa. Pero después me encontré con la señora Elvsted y me dijo que él había estado aquí esta mañana.
HEDDA
Sí, justo cuando te habías ido.
TESMAN
Y que dijo que había roto el manuscrito en pedazos. ¿Eh?
HEDDA
Sí, así afirmó.
TESMAN
Luego, cielo santo, debe de haber perdido la razón. ¿Y, claro es, no te atreviste a devolvérselo?
HEDDA
No.
TESMAN
¿Ni le dijiste que lo teníamos?
HEDDA
Tampoco. (Rápidamente.) ¿Se lo dijiste a la señora Elvsted?
TESMAN
No. Pero se lo debiste haber dicho a él. ¡Figúrate que en su desesperación comete alguna locura! Dame el manuscrito, Hedda. Iré de un salto a devolvérselo ahora mismo. ¿Dónde lo guardaste?
HEDDA (Fría e inmóvil, apoyada en el sillón.)
Ya no lo tengo.
TESMAN
¡No lo tienes! ¿Qué quieres decir?
HEDDA
Lo he quemado. Por completo.
TESMAN (Levantándose con un grito.)
¡Quemado! ¡Quemado el manuscrito de Eilert!
HEDDA
No grites. La criada puede oírte.
TESMAN
¡Quemado! ¡Pero por los clavos de Cristo… no es posible!
HEDDA
Pues es verdad.
TESMAN
¡Pero sabes lo que has hecho, Hedda! Es disponer ilegítimamente de un objeto perdido. ¡Figúrate! Pregúntaselo al juez Brack y te enterarás.
HEDDA
Lo más prudente es no decirlo… ni al juez ni a nadie.
TESMAN
¡Cómo has podido hacer algo tan inaudito! ¿Cómo se te ha podido ocurrir? ¿En qué estabas pensando? Dime. ¿Eh?
HEDDA (Reprimiendo una casi imperceptible sonrisa.)
Lo he hecho por ti, Jorge[7].
TESMAN
¡Por mí!
HEDDA
Al volver esta mañana y contarme que te lo había leído…
TESMAN
Sí, sí, ¿y qué?
HEDDA
Confesaste que le envidiabas el libro.
TESMAN
Oh, por Dios, no lo decía literalmente.
HEDDA
Igual da. No puedo tolerar el que otro te haga sombra.
TESMAN (Exclama, entre duda y alegría.)
¿Hedda… es verdad lo que dices? Que nunca… nunca me diera cuenta de que me amases de esa forma. ¡Figúrate!
HEDDA
Bueno, entonces es mejor que te enteres… que justo ahora… (Con vehemencia, cambiando el tema.) No, no… pregúntaselo a tía Juli. Ella te informará.
TESMAN
Oh, creo que casi te entiendo, Hedda. (Aplaudiendo.) ¿No, cielo santo… será posible? ¿Eh?
HEDDA
No grites. La criada puede oírte.
TESMAN (Riendo, exultante de gozo.)
¡La criada! ¡Qué graciosa eres, Hedda! ¡La criada… pero si es Berta! Voy ahora mismo a contárselo.
HEDDA (Retorciéndose las manos con desesperación.)
¡Oh, no resisto… no resisto más esto!
TESMAN
¿A qué te refieres, Hedda? ¿Eh?
HEDDA (Fría, reprimida.)
Todo esto es tan… grotesco.
TESMAN
¿Grotesco? ¿Que sea yo feliz? Pero, bien mirado… quizá sea mejor que no se lo diga a Berta.
HEDDA
Oh, sí… ¿por qué no también a ella?
TESMAN
No, no, aún no. Pero tía Juli tiene que saberlo, desde luego. ¡Y que tú comienzas a llamarme Jorge! ¡Tía Juli se pondrá loca de alegría… loca!
HEDDA
¿Cuando se entere que he quemado los papeles de Eilert Lovborg… por ti?
TESMAN
¡No, es verdad! Nadie debe enterarse de lo del manuscrito. ¡Pero de tu pasión por mí[8], Hedda… claro está que ha de saberlo tía Juli! Me pregunto si cosas así son frecuentes en las jóvenes esposas. ¿Eh?
HEDDA
Creo que también deberías preguntárselo a tía Juli.
TESMAN
Sí, eso haré a la primera oportunidad. (De nuevo inquieto y pensativo.) ¡Pero… pero el manuscrito! Dios mío, qué horror pensar en el pobre Eilert, de todas formas.
(La SEÑORA ELVSTED, vestida como durante su primera visita, con sombrero y abrigo, entra del vestíbulo.)
SEÑORA ELVSTED (Saluda rápidamente y dice con emoción.)
Oh, querida Hedda, perdóname que vuelva.
HEDDA
¿Qué te ocurre, Thea?
TESMAN
¿Se trata de nuevo de Eilert Lovborg? ¿Eh?
SEÑORA ELVSTED
Sí… tengo un miedo terrible de que le haya ocurrido una desgracia.
HEDDA (Cogiéndola del brazo.)
¿Tú crees?
TESMAN
Dios mío… ¿cómo puede ocurrírsele semejante cosa, señora Elvsted?
SEÑORA ELVSTED
Sí, porque oí que hablaban de él en la pensión, cuando volví. Hoy corren los rumores más inverosímiles sobre él por la ciudad.
TESMAN
¡Bueno, sí, también los he oído yo! Y seguro que ha vuelto a casa y está durmiendo. ¡Figúrate!
HEDDA
Bueno… ¿qué es lo que decían en la pensión?
SEÑORA ELVSTED
No pude sacar nada en claro. Bien no sabían nada más preciso o… se callaron al verme. Y yo no me atreví a preguntar.
TESMAN (Paseando inquieto.)
¡Esperemos… esperemos que haya oído mal, señora Elvsted!
SEÑORA ELVSTED
No, no, estoy segura que hablaban de él. Y oí que decían algo del hospital, o…
TESMAN
¡El hospital!
HEDDA
¡No… seguro que no es posible!
SEÑORA ELVSTED
Me entró un miedo horrible por él. Y fui a su alojamiento a preguntar.
HEDDA
¿Te atreviste a eso, Thea?
SEÑORA ELVSTED
Sí, ¿qué otra cosa podía hacer? No pude aguantar la incertidumbre por más tiempo.
TESMAN
¿Pero no lo encontró usted? ¿Eh?
SEÑORA ELVSTED
No. Y no tenían noticias de él. No había vuelto desde ayer por la tarde, dijeron.
TESMAN
¡Desde ayer! ¡Imagínate!
SEÑORA ELVSTED
¡Creo que la única explicación posible es que le haya ocurrido una desgracia!
TESMAN
Oye, Hedda… ¿Y si salgo a preguntar por ahí?…
HEDDA
No, no… no te mezcles en esto.
(El JUEZ BRACK, con el sombrero en la mano, entra por la puerta del vestíbulo, que BERTA abre y cierra tras él. Se muestra serio y saluda en silencio.)
TESMAN
¿Es usted, señor juez? ¿Eh?
BRACK
Sí, tenía precisión de verle.
TESMAN
Ya veo que ha recibido el recado de tía Juli.
BRACK
También lo he recibido, sí.
TESMAN
¡Qué triste!, ¿no le parece? ¿Eh?
BRACK
Bueno, querido Tesman, según como se mire.
TESMAN (Observándole con inquietud.)
¿Es que ha ocurrido algo más?
BRACK
Sí, eso es.
HEDDA (Con impaciencia.)
¿Algo grave, señor juez?
BRACK
También según se mire.
SEÑORA ELVSTED (Con impulso involuntario.)
Algo le ha pasado a Eilert Lovborg.
BRACK (Mirándola un instante.)
¿Por qué se le ocurre eso? ¿Quizá la señora ya sabe…?
SEÑORA ELVSTED (Turbada.)
No, no, no sé nada; pero…
TESMAN
¡Por Dios, diga qué es!
BRACK (Alzando los hombros.)
Bueno… desgraciadamente… Eilert Lovborg ha ingresado en el hospital. Está a punto de morir.
SEÑORA ELVSTED (Con un grito.)
¡Oh, Dios, oh, Dios…!
TESMAN
¡En el hospital! Y a punto de morir.
HEDDA (Involuntariamente.)
¡Tan pronto…!
SEÑORA ELVSTED (Llorando.)
¡Y nos separamos sin reconciliarnos, Hedda!
HEDDA (En voz baja.)
¡Está bien, Thea… Thea!
SEÑORA ELVSTED (Sin prestar atención.)
¡Tengo que verle! ¡Tengo que verle antes de que sea tarde!
BRACK
No se moleste, señora. Nadie puede verle.
SEÑORA ELVSTED
¡Pero dígame lo que le ha ocurrido! ¿Qué ha sido?
TESMAN
¡Sí, porque él nunca lo haría por su propia mano…! ¿Eh?
HEDDA
Sí, estoy segura de que lo ha hecho.
TESMAN
¡Hedda… cómo puedes decir eso!
BRACK (Que hasta ahora la ha estado observando.)
Por desgracia, ha acertado usted, señora Tesman.
SEÑORA ELVSTED
¡Oh, qué horror!
TESMAN
¡Él mismo! ¡Figúrate!
HEDDA
¡Se ha disparado!
BRACK
De nuevo acierta, señora.
SEÑORA ELVSTED (Intentando calmarse.)
¿Cuándo ha ocurrido, señor juez?
BRACK
Esta tarde. Entre las tres y las cuatro.
TESMAN
¿Pero, Dios mío, dónde ha sido? ¿Eh?
BRACK (Con cierta inseguridad.)
¿Dónde? Bueno… en su casa, supongo.
SEÑORA ELVSTED
No, no puede ser. Porque yo estuve allí después de las seis.
BRACK
Ah, pues en otro lugar entonces. No lo sé exactamente. Sólo sé que lo encontraron… Se había disparado… en el pecho.
SEÑORA ELVSTED
¡Oh, qué horror pensarlo! ¡Que haya tenido que acabar así!
HEDDA (A Brack.)
¿Fue en el pecho?
BRACK
Sí… ya he dicho.
HEDDA
¿No en la sien?
BRACK
En el pecho, señora Tesman.
HEDDA
Sí… en el pecho también está bien.
BRACK
¿Cómo dice, señora?
HEDDA (Evasiva.)
Oh, nada… nada.
TESMAN
¿Y la herida es mortal, dice usted? ¿Eh?
BRACK
Mortal de necesidad. Probablemente habrá muerto ya.
SEÑORA ELVSTED
¡Sí, lo presentía! ¡Todo acabó! ¡Todo! ¡Oh, Hedda…!
TESMAN
¿Pero, dígame… dónde se ha enterado usted?
BRACK (Seco.)
Por uno de los policías, con el que he tenido ocasión de hablar.
HEDDA (En voz alta.)
¡Por fin alguien ha actuado!
TESMAN (Asustado.)
Dios me ampare… ¿qué dices, Hedda?
HEDDA
Digo que hay belleza en su acción.
BRACK
Ejem, señora Tesman.
TESMAN
¡Belleza! ¡No, figúrate!
SEÑORA ELVSTED
Hedda, ¿cómo puedes hablar de belleza en semejante caso?
HEDDA
Eilert Lovborg ha saldado sus cuentas consigo mismo. Ha tenido el valor de hacer lo que… lo que debía hacer.
SEÑORA ELVSTED
¡No, yo no lo creo así! Lo que ha hecho, lo ha hecho en un momento de delirio.
TESMAN
¡Lo ha hecho por desesperación!
HEDDA
No. Estoy segura.
SEÑORA ELVSTED
Sí que lo ha hecho. En un rapto de locura. Como rompió nuestros cuadernillos en pedazos.
BRACK (Asombrado.)
¿Los cuadernillos? ¿El manuscrito, quiere usted decir? ¿Lo rompió en pedazos?
SEÑORA ELVSTED
Sí, anoche.
TESMAN (En voz baja.)
Hedda, nunca nos veremos libres de ellos.
BRACK
Ejem, qué extraño.
TESMAN (Atravesando el salón.)
Pensar que Eilert haya acabado así. Y sin dejar detrás lo que hubiera asegurado su nombre de forma duradera.
SEÑORA ELVSTED
¡Si pudiera componerse de nuevo!
TESMAN
¡Oh, si pudiera hacerse! Yo no sé lo que daría…
SEÑORA ELVSTED
Quizá sea posible, señor Tesman.
TESMAN
¿Qué quiere decir usted?
SEÑORA ELVSTED (Busca en el bolsillo del traje.)
Mire. Conservo las notas sueltas sobre las que dictaba.
HEDDA (Aproximándose un paso.)
¡Ah!
TESMAN
¡Las ha conservado, señora Elvsted! ¿Eh?
SEÑORA ELVSTED
Sí, aquí las tengo. Las tomé al salir de viaje. Y quedaron en el bolsillo…
TESMAN
¡Oh, déjeme que las vea!
SEÑORA ELVSTED (Le entrega un montón de octavillas.)
Pero están tan confusas. Tan revueltas…
TESMAN
Imagínese si pudiéramos ordenarlas. Quizá si trabajásemos juntos…
SEÑORA ELVSTED
Sí, intentémoslo por lo menos…
TESMAN
¡Lo haremos! ¡Hemos de hacerlo! ¡Pongo mi vida en ello!
HEDDA
¿Tú, Jorge? ¿Tu vida?
TESMAN
Sí, o mejor dicho, todo el tiempo de que disponga. Mi obra tendrá que esperar. Hedda… ¿comprendes? Es algo que debo a la memoria de Eilert.
HEDDA
Quizá lo sea.
TESMAN
Así es que, querida señora Elvsted, trabajaremos juntos. Dios mío, para nada sirve el cavilar sobre lo ocurrido. ¿Eh? Tenemos que intentar calmar nuestros ánimos para…
SEÑORA ELVSTED
Sí, sí, señor Tesman, haré cuanto pueda.
TESMAN
Bueno, venga acá. Vamos a examinar las notas ahora mismo. ¿Dónde nos sentamos? ¿Aquí? No, allí en la antesala. Excúseme, querido juez. Venga conmigo, señora Elvsted.
SEÑORA ELVSTED
¡Señor… con tal que fuera posible!
(TESMAN y la SEÑORA ELVSTED van a la antesala. Ella se quita el sombrero y el abrigo. Ambos se sientan a la mesa bajo la lámpara y se enfrascan en un atento examen de los papeles. HEDDA se dirige a la estufa y se sienta en el sillón. Poco después se le acerca BRACK.)
HEDDA (A media voz.)
Ah, señor juez… qué liberación significa este acto de Eilert Lovborg.
BRACK
¿Liberación, señora Tesman? Sí, no deja de ser una liberación para él.
HEDDA
Quiero decir, para mí. Una liberación el saber que es posible aún en el mundo el realizar un acto de valor por pura voluntad. Algo con el destello de la belleza espontánea.
BRACK (Sonriendo.)
Ejem… querida señora Tesman…
HEDDA
Ya sé lo que va usted a decir. Porque usted no deja de ser, a su manera, un especialista. Usted también, como… ¡bueno!
BRACK (Mirándola con atención.)
Eilert Lovborg ha significado para usted más de lo que usted esté quizá dispuesta a admitir. ¿Me equivoco?
HEDDA
Eso es algo que no estoy dispuesta a contestar. Sólo sé que Eilert Lovborg ha tenido el valor de vivir de acuerdo con su voluntad. Y ahora… ¡algo genial! Algo resplandeciente de belleza. Ha tenido el poder y la voluntad de abandonar el festín de la vida… tan pronto.
BRACK
Me duele hacerlo, señora Tesman… pero me veo obligado a despertarla de una hermosa fantasía.
HEDDA
¿Una fantasía?
BRACK
De la que usted, tarde o temprano, acabaría por salir.
HEDDA
¿Y cuál es?
BRACK
No se ha disparado… voluntariamente.
HEDDA
¿No voluntariamente?
BRACK
No. Lo sucedido con Eilert Lovborg no ha sido exactamente como yo lo he contado.
HEDDA (Con emoción.)
¿Ha callado usted algo? ¿Qué es?
BRACK
En atención a la pobre señora Elvsted, he introducido algunos pequeños circunloquios.
HEDDA
¿Cuáles?
BRACK
El primero es que en realidad ha muerto ya.
HEDDA
En el hospital.
BRACK
Sí. Y sin recuperar la conciencia.
HEDDA
¿Qué más ha omitido usted?
BRACK
Que el suceso no ha ocurrido en su vivienda.
HEDDA
Bueno, eso no cambia mucho las cosas.
BRACK
Quizá sí. Porque he de decirle que… encontraron a Eilert Lovborg malherido… en la alcoba de la señorita Diana.
HEDDA (A punto de saltar, vuelve a sentarse.)
¡Es imposible, juez Brack! No puede haber ido de nuevo allí.
BRACK
Volvió esta tarde. Fue a reclamar algo que le habían quitado. Dijo algo confusamente acerca de un niño que se había perdido…
HEDDA
Ah… fue por eso…
BRACK
Pienso si no sería el manuscrito. Pero parece ser que lo había destruido él mismo, según he oído. Luego debía tratarse de la cartera.
HEDDA
Probablemente… Y fue allí… donde le encontraron.
BRACK
Sí, allí. Con una pistola descargada en el bolsillo del pecho. El disparo le había herido mortalmente.
HEDDA
En el pecho… sí.
BRACK
No… le alcanzó en el vientre… abajo[9].
HEDDA (Mirándole con una expresión de repulsión.)
¡También eso! Oh, lo ridículo y lo innoble se extienden como una maldición sobre todo lo que toco.
BRACK
Pero hay algo más, señora Tesman. Algo no menos vil.
HEDDA
¿Qué es?
BRACK
La pistola que tenía consigo…
HEDDA (Anhelante.)
¿Sí? ¿Qué?
BRACK
Debió de haberla robado.
HEDDA (Dando un salto.)
¡Robado! ¡No es cierto! ¡No lo hizo!
BRACK
No hay otra explicación posible. Debió de robarla… ¡Chist!
(TESMAN y la SEÑORA ELVSTED se han levantado de la mesa en la antesala y vuelven al salón.)
TESMAN (Con las manos ocupadas con papeles.)
Oye, Hedda… apenas si veo bajo la lámpara. ¡Figúrate!
HEDDA
Sí, me lo figuro.
TESMAN
¿Y si nos sentásemos en el escritorio? ¿Eh?
HEDDA
Sí, de acuerdo. (Rápida.) ¡No, espera! Déjame que ponga orden primero.
TESMAN
Oh, no es necesario, Hedda. Hay lugar de sobra.
HEDDA
No, no, déjame sólo que lo desocupe, te digo. Pondré esto sobre el piano mientras tanto. Así.
(Saca un objeto, cubierto con partituras, de debajo de la estantería, añade algunas más y lo lleva todo a la izquierda de la antesala. TESMAN coloca los papeles en el escritorio y traslada allí la lámpara de la mesa del rincón. Él y la SEÑORA ELVSTED se sientan y vuelven a su trabajo. HEDDA regresa.)
HEDDA (Detrás del sillón de la SEÑORA ELVSTED, alborotándole suavemente el pelo.)
Bueno, querida Thea… ¿qué tal va el monumento a la memoria de Eilert Lovborg?
SEÑORA ELVSTED (Mirándola con desánimo.)
Oh, Señor… va a costar un gran trabajo poner orden.
TESMAN
Se hará. No hay más remedio. Y el poner orden en los papeles de otro… es justo lo mío.
(HEDDA se dirige a la estufa y se sienta en uno de los taburetes. BRACK, de pie junto a ella, apoyado en el sillón.)
HEDDA (En voz baja.)
¿Qué me estaba diciendo sobre la pistola?
BRACK (Bajo.)
Que la debió de haber robado.
HEDDA
¿Por qué robado?
BRACK
Porque cualquier otra explicación es imposible, señora Tesman.
HEDDA
Ah, ya.
BRACK (Mirándola un momento.)
Eilert Lovborg estuvo aquí esta mañana. ¿No?
HEDDA
Sí.
BRACK
¿Estuvo usted sola con él?
HEDDA
Sí, un momento.
BRACK
¿Abandonó usted el salón mientras él estaba aquí?
HEDDA
No.
BRACK
Piénselo. ¿No salió usted un momento?
HEDDA
Bueno, quizá un instante… al vestíbulo.
BRACK
¿Y dónde tenía usted su estuche de pistolas mientras?
HEDDA
Lo tenía en…
BRACK
¿Sí, señora Tesman?
HEDDA
La caja estaba en el escritorio.
BRACK
¿Ha comprobado usted si las dos pistolas están allí?
HEDDA
No.
BRACK
Ni hace falta. Yo vi la pistola que Lovborg tenía consigo. Y la reconocí al momento. De ayer. Y de antes también.
HEDDA
¿La tiene usted quizá?
BRACK
No, la tiene la policía.
HEDDA
¿Para qué la necesita la policía?
BRACK
Para seguir la pista del propietario.
HEDDA
¿Cree usted que serán capaces de descubrirlo?
BRACK (Inclinándose sobre ella, en un susurro.)
No, Hedda Gabler…[10] mientras yo me calle.
HEDDA (Mirándole inquieta.)
¿Y si no se calla… entonces, qué?
BRACK (Alzándose de hombros.)
Siempre queda la solución de que la pistola fuese robada.
HEDDA (Firme.)
Antes morir.
BRACK (Sonriendo.)
Eso es algo que se dice. Pero no se hace.
HEDDA (Sin contestar.)
Y si la pistola no ha sido robada. Y se descubre el propietario. ¿Qué ocurre entonces?
BRACK
Sí, Hedda… entonces se produce el escándalo.
HEDDA
¡El escándalo!
BRACK
El escándalo, sí… eso que le causa a usted tal espanto. Naturalmente, tendría usted que aparecer en juicio. Junto con la señorita Diana. Ella tendrá que explicar cómo se produjo el suceso. Si se trata de un accidente o de un homicidio. ¿Sacó él la pistola del bolsillo para amenazarla? ¿Y entonces se disparó? ¿O se la arrancó ella de la mano, le disparó y volvió a colocarla en el bolsillo? Esto le cuadra bastante bien. Porque es una mujer con arrestos, la tal señorita Diana.
HEDDA
Pero ninguno de esos horrores tiene que ver conmigo.
BRACK
No. Pero usted tendría que contestar a la pregunta: ¿Por qué le entregó usted a Eilert Lovborg la pistola? ¿Y qué conclusión se sacará del hecho de que usted se la diera?
HEDDA (Hundiendo la cabeza.)
Es verdad. No había pensado en ello.
BRACK
Bueno, afortunadamente no existe ningún peligro mientras yo no hable.
HEDDA (Mirándole.)
Luego estoy a merced suya, señor juez. De ahora en adelante me tiene en sus manos.
BRACK (Susurrando más bajo.)
Queridísima Hedda… confíe en mí… no abusaré de la situación.
HEDDA
En su poder, de todas formas. Dependiendo de su voluntad y deseos. Esclava. ¡Esclava! (Se levanta con vehemencia.) ¡No… no puedo hacerme a la idea! ¡Jamás!
BRACK (Mirándola con cierta burla.)
Solemos resignarnos a lo inevitable.
HEDDA (Devolviéndole la mirada.)
Sí, quizá. (Se dirige al escritorio.)
HEDDA (Reprimiendo una sonrisa involuntaria e imitando el tono de TESMAN.)
¿Qué? ¿Lo consigues, Jorge? ¿Eh?
TESMAN
Dios sabe. Esto va a llevar meses de trabajo, en todo caso.
HEDDA (Como antes.)
¡Ya, figúrate! (Pasando ligeramente las manos por el pelo de la SEÑORA ELVSTED.) ¿No te parece raro, Thea? Ahora estás sentada aquí con Tesman… igual que te sentabas con Eilert Lovborg.
SEÑORA ELVSTED
Oh, si pudiera también inspirar a tu marido.
HEDDA
Sí, claro que sí, ya vendrá… con el tiempo.
TESMAN
Sí, ¿sabes?, Hedda… creo que empiezo a imaginarme algo así. Pero vuelve a sentarte con el juez Brack.
HEDDA
¿Hay algo en que os pueda ser útil?
TESMAN
Oh, no, nada. (Volviéndose.) Le ruego que tenga la amabilidad de hacer compañía a Hedda, querido juez.
BRACK (Lanzando una mirada a Hedda.)
Con sumo placer.
HEDDA
Gracias. Pero esta noche estoy cansada. Me voy a echar un poco allí en el sofá.
TESMAN
Sí, hazlo, querida. ¿Eh?
(HEDDA se dirige a la antesala y corre las cortinas tras ella. Breve pausa. De pronto se la oye tocar una frenética pieza de baile al piano.)
SEÑORA ELVSTED (Levantándose del sillón.)
¿Qué ocurre?
TESMAN (Corre a las cortinas.)
¡Pero, querida Hedda… no toques música de baile esta noche! ¡Piensa en tía Rina! ¡Y también en Eilert!
HEDDA (Saca la cabeza entre las cortinas.)
Y en tía Juli. Y en todos los demás… A partir de ahora voy a estarme quieta. (Vuelve a correr las cortinas.)
TESMAN (Junto al escritorio.)
Sin duda le duele vernos trabajar en esta penosa tarea. Mire usted, señora Elvsted… Debe trasladarse a casa de tía Juli. Y yo iré todas las tardes. Allí podremos trabajar. ¿Eh?
SEÑORA ELVSTED
Sí, quizá sea eso lo mejor.
HEDDA (Desde la antesala.)
Te estoy oyendo perfectamente, Tesman. Pero, ¿cómo mataré yo aquí las tardes?
TESMAN (Hojeando los papeles.)
El juez Brack será sin duda tan amable como para acompañarte.
BRACK (En el sillón, gritando jovialmente.)
¡Tendré sumo placer en venir todas las tardes, señora Tesman! ¡Lo pasaremos en grande, usted y yo!
HEDDA (Clara y sonoramente.)
¿Sí, no abandona usted la esperanza, señor juez? Usted, el único gallito del corral…
(Se oye un disparo dentro. TESMAN, la SEÑORA ELVSTED y BRACK se levantan de un salto.)
TESMAN
Ah, de nuevo enredando con las pistolas.
(Descorre la cortina y se precipita dentro. Le sigue la SEÑORA ELVSTED. HEDDA yace sin vida, tendida en el sofá. Desconcierto y gritos. BERTA acude alarmada desde la derecha.)
TESMAN (Gritando a BERTA.)
¡Se ha disparado! ¡Se ha disparado en la sien! ¡Figúrate!
BRACK (Medio desfallecido en el sofá.)
¡Por Dios… eso no se hace!