Viernes, 14 de diciembre
Invocación al viento.
En primer lugar, enciende las velas. Las rojas son buenas para la suerte y otras cuestiones, aunque las blancas también dan resultado. Si de verdad quieres hacerlo bien, enciende velas negras, ya que es el color del final del año, el período lento y oscuro entre el Día de los Muertos y la Luna Llena del diciembre, fecha en la que el año fenecido vuelve a comenzar.
Traza en el suelo un círculo de tiza amarilla. Desplaza la cania y la alfombra de tiras de tela azul para usar el suelo de madera. Cuando termines vuelve a colocarlas en su sitio para que mamá no vea las marcas. Mamá no lo comprendería, aunque…
Mamá no tiene por qué enterarse.
Como ves, me he puesto los zapatos rojos. No sé por qué, pero tengo la sensación de que me dan suerte, de que cuando los llevo no puede ocurrir nada malo. Trae un poco de pintura en polvo o de arena de colores (como verás, yo utilizo cristales de azúcar) a fin de marcar los puntos en el círculo: el negro para el norte, el blanco para el sur, el amarillo para el este y el rojo para el oeste. Esparce la arena por todo el círculo y pacificarás a los dioses menores del viento.
Ocupémonos del sacrificio: incienso y mirra. Por si no lo sabes, es lo que los Reyes Magos ofrecieron al niño Jesús en el pesebre. Creo que, si fue lo bastante bueno para el niño Jesús, también tiene que serlo para nosotras. Y oro; veamos, he cogido varios cuadrados de chocolate envueltos en papel dorado y supongo que será suficiente, ¿no? Zozie dice que los aztecas siempre ofrecían chocolate a los dioses… y sangre, por descontado, aunque espero que no quieran mucha. Un pinchazo… ¡ay! Bueno, eso es todo…, enciende el incienso y estaremos a punto.
Siéntate en el círculo, con las piernas cruzadas, y aferra con cada mano uno de tus muñecos de pinza. Necesitarás una bolsa de cristales de azúcar rojos, que esparcirás por el suelo para entrar.
En primer lugar marcamos el signo de la señora del Conejo de la Luna. Pantoufle puede sostenerlo por mí en el borde del círculo de tiza. A continuación dibujamos Tezcatlipoca Azul, el Colibrí, que representa el cielo a mí izquierda, y Tezcatlipoca Rojo, el Mono, que representa la tierra a tu izquierda. Bam monta guardia de ese lado, junto al signo de Uno Mono.
Ya está, listo. ¿No es divertido? Lo habíamos hecho con anterioridad, ¿te acuerdas? Entonces algo salió mal, pero ahora no sucederá lo mismo. Esta vez invocaremos al viento adecuado. No llamaremos al Huracán, sino al Viento del Cambio porque aquí hay algo que necesitamos modificar.
¿De acuerdo? Ahora trazamos la espiral en el azúcar rojo del suelo.
Ahora nos ocupamos de la invocación. Estoy al tanto de que no conoces la letra pero, si te apetece, puedes unirte a la canción. Canta…
V’là l’bon vent, v’là l’joli vent…
Eso es, eso es, suavemente.
Muy bien, ahora a por los muñecos de pinza. Este es Roux. Todavía no lo conoces, pero falta poco. Y esta es mamá, ¿te das cuenta? Mamá con su bonito vestido rojo. En realidad se llama Vianne Rochen Es lo que le susurré al oído. ¿Quién es la del pelo color mango y los ojazos verdes? Eres tú, Rosette, eres tú. Los reuniremos en el círculo, con las velas encendidas y el signo de Ehecatl en el centro. Los pondremos así porque tienen que estar juntos, como las figuras del nacimiento. Pronto volverán a reunirse y seremos una familia…
Y este…, ¿quién es este, el que está situado fuera del círculo amarillo? Es Thierry con su móvil. No queremos que el viento haga daño a Thierry, pero ya no puede estar con nosotros porque, Rosette, solo puedes tener un padre y él no lo es. Por eso tiene que irse. Lo siento, Thierry.
¿Oyes cómo sopla el viento? Es el Viento del Cambio que viene de camino. Zozie dice que puedes volar con el viento, que es como un caballo salvaje que es posible domar y adiestrar para que haga lo que tú quieres. Puedes convertirte en una cometa o un ave, puedes conceder deseos, puedes descubrir tu deseo más íntimo…
Si los deseos fueran caballos, los mendigos cabalgarían y volarían.
Vamos, Rosette, volemos y cabalguemos.