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zedd agitó una mano, insistiendo en ser el primero en hacer las preguntas.

—¿Qué quieres decir con que está invertido? ¿Qué está invertido?

—Los símbolos del libro —respondió Richard, y alzó el libro para mostrar a Kahlan el emblema del lomo—. Este símbolo es el mismo que está estampado en la máquina que encontramos. ¿Recuerdas?

—Lo recuerdo. —Kahlan no podía comprender adónde quería llegar él—. Son todos iguales; los de los lados de la máquina, el de la primera página del libro y el del lomo. Si son todos iguales, deben de haber sido dibujados deliberadamente así porque son parte del Idioma de la Creación. Entonces ¿qué te hace pensar que están invertidos?

—Eso es cierto —intervino Zedd—. Tú mismo dijiste que no puedes hacer que el libro te ayude a descifrar nada. Así pues, hasta donde tú sabes el nueve de estos emblemas está invertido. Está estilizado, al fin y al cabo, no está pensado necesariamente para ser literal.

»Los elementos simbólicos a menudo aparecen estilizados. No siempre tienen el mismo aspecto que la cosa que representan. La cabeza de serpiente que forma la parte alta del nueve está estilizada, no es una representación exacta. El símbolo para el fuego en esa otra tira también está estilizado. Podría muy bien ser como Kahlan ha sugerido, que está pensado para ser de ese modo porque forma parte del idioma.

—No —insistió Richard—. Les han dado la vuelta a todos y están a la inversa de como se supone que tienen que estar. Todos ellos están mal.

Zedd alzó las manos con exasperación.

—Si cada uno de ellos, en todos los lugares, es igual, ¿cómo pueden estar todos mal?

Nicci hizo callar al furibundo mago, luego se volvió hacia Richard, resuelta a escucharle.

—¿Cómo sabes que están mal? ¿Cómo sabes que están invertidos?

—Porque —dijo este— esto es lo que vemos cuando miramos hacia dentro. Pero no es lo que la máquina ve.

La frente de Nicci se arrugó de un modo que le habría cortado la respiración a la mayoría de la gente, y hasta dado un vuelco el corazón. Su penetrante mirada permaneció clavada en Richard.

—Has dicho eso antes, que está invertido respecto de como la máquina lo ve. ¿A qué te refieres con eso?

Richard presionó las palmas de las manos entre sí, dirigiendo todos los dedos hacia arriba y afuera.

—La máquina utilizó luz para proyectar el símbolo hacia arriba, de este modo, el mismo símbolo que el del lomo del libro. Lo proyecta al exterior desde abajo, en el interior de su caja de metal, y se ve arriba en el techo.

Nicci irguió el cuerpo inquieta por su repentina comprensión.

Zedd, todavía sin entenderlo, se puso en jarras.

—¿Y bien?

—Bueno, todos los otros símbolos… en los lados de la máquina y en el libro… son los mismos, pero el que proyectó la luz sobre el techo desde el interior de la máquina estaba invertido. Arriba en el techo, el nueve no estaba a la inversa. Ese emblema, proyectado sobre el techo desde el interior de la máquina, es el aspecto que tiene el símbolo desde dentro de la máquina. Es lo que la máquina vería en el techo. Así es como ve su propio emblema.

—¿Como ve su propio emblema? —repitió Zedd lleno de frustración—. No puedes hablar en serio.

Richard acercó a él un trozo de papel y sumergió su pluma en un tintero; luego trazó un gran nueve. Lo sostuvo en alto para que Zedd lo viera.

—Esto es lo que la máquina dibuja con luz, lo que ve: un nueve.

Zedd hizo girar la mano.

—Sigue.

Richard dio la vuelta al papel y lo sostuvo delante de una lámpara para que Zedd pudiera ver el nueve a través de la parte posterior del papel.

—Cuando miras abajo, al interior de la máquina a la luz, a lo que la máquina ve como un nueve dibujado con luz, ves un nueve como este… invertido.

»El emblema, tal como lo vemos en las impresiones, es lo que veríamos al mirar dentro de la máquina, los diseños en luz que estaría creando y proyectando al exterior. Pero eso está a la inversa de la perspectiva que tiene la máquina cuando mira afuera, al mundo… —Richard dio la vuelta al papel para que Zedd pudiera ver la parte frontal con el nueve tal como él lo había dibujado—, del modo en que ella ve el emblema que proyecta sobre el techo…

Kahlan se levantó de su silla al caer en la cuenta de lo sencillo que era.

—Por supuesto, Richard tiene razón, están todos invertidos.

Zedd los contempló a ambos como si todos se hubieran vuelto dementes.

—Hacéis que parezca como si esta máquina estuviera viva. Son engranajes y palancas, dijisteis. Una máquina.

—Desde luego.

Con una mano apoyada en una cadera, Zedd empezó a pasear mientras lo consideraba.

—Odio decirlo —admitió por fin—, pero, por demencial que parezca, tiene sentido. Libros peligrosos que involucran magia a menudo disponen de salvaguardas para impedir que cualquiera los utilice. Puede sonar una locura cuando lo oyes por primera vez, pero sin duda esta resultaría una salvaguarda muy efectiva.

—Parece una salvaguarda muy fácil de descifrar —dijo Berdine—. Es cierto que lord Rahl tardó un poco en hacerlo, pero lo resolvió. Da la impresión de que una salvaguarda tendría que ser más difícil de dilucidar si realmente va a proteger un libro peligroso.

—¿Realmente piensas eso? —Zedd negó con la cabeza a la vez que su mirada abandonaba a Berdine para encontrarse con la de Richard—. El único motivo por el que lo resolvió fue porque activó la magia que le mostró el símbolo proyectado.

»Tengo la sensación de que sólo la persona correcta podía haber hecho eso. Muchas formas de magia están adaptadas a usuarios concretos. Algún otro podría haber hallado esa máquina, pero tengo la sensación de que únicamente Richard podría haberla activado. Al hacerlo, ella le dio la solución que necesitaba para hacer que el libro le permitiera comprender lo que la máquina quiere decirle. Dudo que nadie más hubiera tenido acceso a esa clave. Eso convierte la salvaguarda en doblemente segura.

Zedd arrojó una tira de metal sobre la mesa.

Richard contempló al anciano mago un momento.

—Ahora eres tú el que hace que suene como si estuviera viva.

Zedd se limitó a sonreír.

Richard tomó asiento y acercó la silla a la mesa.

—Berdine, tenemos que invertir todas las reglas de la lista que habíamos confeccionado y luego relacionarlas con las traducciones.

Berdine introdujo su pluma en una botella del tintero y cogió una hoja de papel.

—Bien, dejadme ver una de esas otras tiras.

Richard cogió una de las tiras de la mesa. La hizo girar en los dedos un momento antes de mirar los símbolos grabados en ella, y luego la colocó en la parte superior de la hoja de Berdine, de modo que ella pudiera usarla como referencia.

—Esto tardará un poco —dijo Richard a Zedd mientras volvía a acercar el libro—. Pero con suerte será un poco más fácil esta vez.