LOS COMIENZOS

A más de uno sorprenderá saber que Bruce Willis, con su aspecto genuinamente americano, nació, sin embargo, en Alemania un 19 de marzo de 1955. Pero no, no se trata del clásico emigrante del Viejo Mundo que realiza en Estados Unidos el sueño americano. David, el padre de Bruce, era uno de los muchos militares norteamericanos que estaban destinados en las bases de su país en Alemania. Precisamente allí conoció a Marléne, la que sería su mujer y madre de Bruce. En cualquier caso, el pequeño Bruce permaneció poco tiempo en suelo europeo. A los dos años regresó con su familia a Estados Unidos. Los Willis se instalaron en Pens Grove, en el estado de New Jersey, de donde provenía el cabeza de familia.

Bruce cuenta que su primer contacto con el mundo del espectáculo tuvo lugar cuando era un crío; no levantaba ni medio palmo del suelo y ya estaba dando guerra en funciones del colegio, aunque no me hacían mucho caso porque tartamudeaba demasiado. El problema del tartamudeo lo padeció Willis entre los diez y los diecisiete años, y él lo explica, quizá de un modo demasiado dramático, como miedo al mundo, a mi lugar en el mundo. Willis fue desarrollando poco a poco su capacidad interpretativa en el Departamento de Arte Dramático del Montclair State College. Allí, en 1977, representó uno de los personajes de la obra Heaven and Earth.

A los dieciséis años, Bruce sufrió un duro golpe: sus padres se separaron. Un año más tarde se independiza. A partir de ese momento aprenderá a sacarse las castañas del fuego por sí mismo. Se marcha a Nueva York y, a la vez que acepta empleos de camarero o de modelo publicitario en un anuncio de los vaqueros Levis 501, da sus primeros pasos en el mundo de la música, el teatro y, cómo no, el cine. Con la guitarra o la armónica acude a tocar en recitales pacifistas. También comienza a introducirse, con pequeños papeles, en el off Broadway. En los primeros tiempos de su etapa neoyorquina Bruce vive en un pobre quinto piso de una casa sin ascensor. Debe luchar allí contra unos pequeños aunque molestos enemigos: las cucarachas.

En 1980, con veinticinco años, Willis hace su primera y fugaz aparición en una película, El primer pecado mortal (The first deadly sin), donde también actuaban Frank Sinatra y Faye Dunaway. Siguieron a esta otras pequeñas intervenciones en El príncipe de la ciudad (Prince of the city) y Veredicto final (The veredict), a las órdenes del veterano director Sidney Lumet. También le encargan un pequeño papel en la serie de televisión Corrupción en Miami (Miami vice).

Su mayor éxito en el teatro lo obtiene en 1984, cuando, en la obra de Sam Shepard Fool for love, ha de sustituir inesperadamente al actor que encarna el personaje principal. Su interpretación recibe muchas alabanzas y llegará a hacer hasta cien representaciones. Frente a estos primeros triunfos en su carrera como actor, no faltan tampoco las decepciones para Willis. En una ocasión le llaman para una prueba de casting del film Buscando a Susan desesperadamente. Willis es rechazado en esta película que supuso el primer éxito cinematográfico de la cantante Madonna. Como el mismo actor reconoce, me deprimí bastante.

Y, de pronto, sucede algo inesperado. La productora de la serie televisiva Luz de luna (Moonlighting) organiza unas pruebas de selección del intérprete que dará vida al personaje de David Addison, el protagonista principal. No parece fácil que Willis vaya a ser escogido entre los más de tres mil candidatos al papel. Sin embargo… él es el elegido, a pesar de que asegura que hizo una prueba desastrosa. El actor reconoce la importancia de aquel momento y, a la vez, el riesgo que corría: Era la oportunidad que todo principiante desea y normalmente suele acabar en disgusto: bien porque te echan y te sustituyen, bien porque la televisión te quema y no te llaman para otras cosas. En el caso de Willis no hubo disgusto, sino todo lo contrario. Luz de luna, que comienza a emitirse en la televisión americana ABC en marzo de 1985, fue un enorme éxito, y Bruce permaneció en ella durante cuatro años.

La clave de la buena acogida la ve Willis en la actitud de los productores y de cuantos intervenían en la serie: Nuestra actitud era: «Hagamos algo realmente bueno, un espectáculo con calidad, y si ello supone gastar algo más de dinero y de tiempo, ¿por qué no hacerlo?». La industria televisiva estaba dominada por el miedo pero el resultado nos dio la razón. Una vez terminó la serie, Willis se mostró contundente en lo que se refiere a su futuro en el medio televisivo: Si de mí depende, Luz de luna será lo último que haga para televisión en mucho tiempo. He explorado este medio tanto como me interesaba.

Cybill Shepherd fue la principal compañera femenina de Willis en la serie. La actriz, que se había revelado en la aclamada película de Peter Bodganovich The last picture show, conocía por aquel entonces momentos bajos en su carrera. Luz de luna serviría al propósito de levantarla. Se habló de que ella y Willis tenían frecuentes discusiones en el plato. El actor quita hierro a este tipo de comentarios: Trabajar durante tantos años con la misma persona es como estar casado con ella: unas veces se discute y otras se está muy a gusto. Cybill y yo no éramos íntimos, teníamos que vernos todos los días y era inevitable que algunos no estuviéramos de humor. Willis sería galardonado con un premio Emmy y un Globo de Oro. A partir de ese momento su popularidad comenzó a subir como la espuma y fue llamado a participar en numerosos proyectos.

Siguiendo con sus habilidades musicales, en 1986, Willis grabó un disco: The return of Bruno. En él, el actor simulaba ser Bruno Radolini, un cantante imaginario que volvía a sacar un disco después de muchos años de silencio. La broma llegaba a la reconstrucción de su supuesta carrera, apoyada en el testimonio de personajes reales como Ringo Starr, Phil Collins, Elton John y Brian Wilson, uno de los Beach Boys. Las declaraciones de Ringo pueden dar idea del tono de las del resto: Si no hubiera sido por Bruno, los Beatles no habrían existido. Willis llegó a dar un concierto en el Ritz de Nueva York, y aunque asegura que nunca he estado satisfecho de mi voz; vocifero más que canto, aparece orgulloso cuando declara: Soy uno de los pocos cantantes blancos que han grabado para la Tamla Motown y mi álbum acabó vendiéndose bastante bien.

Para su personaje de David Addison en Luz de luna, Willis reconoce la influencia de los actores Cary Grant y Bob Hope. En una ocasión en que le preguntaron a Willis si se consideraba un nuevo Cary Grant, respondió: Cary Grant es uno de mis ídolos, pero no creo que yo me parezca a nadie. Todos los actores tienen sus propias características. Yo tengo un poco de Cary Grant, otro poco de los Three Stooges, un poco de Steve McQueen… De todas formas, para mí es un cumplido verme comparado con Cary Grant. También el director de cine Preston Sturges y su forma de enfocar la comedia se reflejan en el humor que Willis imprime a su personaje.

Aunque Willis comenzó su carrera ante la cámara en el género de la comedia, con la ya mencionada Luz de luna, ha quedado catalogado sobre todo como héroe de acción gracias a La jungla de cristal (Die hard). Sin embargo, existen claras diferencias entre los personajes de acción que él ha interpretado y los encarnados por otros actores. Jean-Claude Van Damme, Steven Seagal y Chuck Norris son buenos para escenas de persecuciones, explosiones o peleas, pero sus recursos interpretativos son limitados. Un paso más adelante, más cercanos a Willis pero inferiores como actores, estarían Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger. El primero prometía en sus primeros films, pero parece haberse decidido a cultivar su aspecto de hombre de acción musculoso e inexpresivo. Mientras, Arnold ha sabido añadir a su musculatura unas ciertas dotes para la comedia. Por último, en esta línea comparativa, estaría Harrison Ford, héroe de acción, sin duda, pero que ha sabido impregnar siempre a sus personajes de una cierta hondura, mayor o menor según se lo permitían los argumentos de las películas. Ford es superior a Willis, pero hay que reconocer a este último su capacidad de interpretar personajes de comedia y de acción. También ha hecho intentos en el campo puramente dramático, pero aquí todavía no le ha llegado el papel de su vida. Pero bueno, que no desfallezca. Todavía tiene tiempo para encontrarlo.