[1] Reunión de varias personas para regalarse y divertirse comiendo y bebiendo, en general en exceso. <<
[2] Declaración de Francisca Roussel. <<
[3] Existe una segunda versión sobre el fatal desenlace de Saint Croix. El abogado Vaulhier y el procurador Garanger afirman que el envenenador murió después de una larga enfermedad, contraída por los vapores de los venenos. El proceso contra la marquesa fue tal y como se narra en el libro, con lo que si Saint Croix hubiese permanecido vivo durante esos cinco meses seguro que habría destruido las pruebas que comprometieron a sus amigos. De todas formas la superstición popular vio en esa muerte un castigo divino. <<
[4] Se llama así cierto tribunal civil de París. (N. del T.) <<
[5] El tipo de tormento preparatorio consistía en torturar al reo antes del juicio. El tormento confirmatorio solía aplicarse después del juicio. En el primero el acusado oponía una mayor resistencia con la esperanza de salvar su vida. En el segundo, ya condenado, confesaba para no sufrir los dolores del tormento. <<
[6] Venenos. <<
[7] Así se llama en París la plaza pública donde se ejecutan los suplicios (N. del T.) <<
[8] Acumulación patológica de líquidos en el organismo. <<
[9] auditus: errata por «auditur» (es escuchado). El axioma significa, pues, que «no es escuchado (por los jueces) quien obra movido sólo por el deseo de ser condenado». <<
[10] No hemos encontrado más que uno de estos pactos, continuando en la Historia de los diablos de Loudun, impresa en Amsterdam en 1726; pero es probable que los demás estén hechos en el mismo estilo.
«Señor y dueño Lucifer. Os reconozco como mi dios y prometo serviros toda la vida; renuncio a otro Dios, a Jesucristo, a todos los santos y santas, a la Iglesia apostólica y romana con todos sus sacramentos, a todas las oraciones y plegarias que para mí se hicieren, y prometo hacer cuanto daño pueda, hacer caer en el mal a todas las personas que sea posible; renunciando al bautismo y crisma, a todos los méritos de Jesucristo y de los santos: y en caso de faltar en serviros y adoraros tres veces al día, os doy mi vida como pertenencia vuestra.
»La minuta está en el infierno, en un rincón de tierra del gabinete de Lucifer, firmada con sangre del mago». Es fácil comprender por qué el diablo no llevaba el mismo original: esta copia lo ponía a cubierto de error; y Asmodeo sabía su código criminal. <<
[11] No es esta palabra la única que nos vemos obligados a dejar en blanco; porque las religiosas, para probar su posesión, afectaban unas palabras y acciones tan libres que no podemos continuar. Podíamos haber hecho varias citas semejantes a las siguientes; pero siempre nos hemos detenido, como lo hacemos también ahora:
VII. Y la hermana Clara tuvo tales tentativas de… con su amigo, que según ella era Grandier, que un día estando para dar la comunión, se levantó repentinamente y subió a su cuarto, en donde algunas hermanas que la habían seguido la vieron con un crucifijo en la mano, con que… (Historia de los diablos de Loudun, pág. 182. Sacado de las pruebas que están en el proceso de Grandier).
IX. En cuanto a las seculares, la deposición de Isabel Blanchard, seguida y confirmada por la de Susana Hammon, no es de las menos considerables: pues declara haber tenido comercio carnal con el acusado, quien un día después de haber… con ella, le dijo que si quería ir al sábado, la haría princesa de los magos.
He aquí otras pruebas que por casualidad hemos adquirido y que no dejan de ser curiosas:
III. Entre los testigos de esta acusación hay cinco muy considerables, a saber: tres mujeres, la primera de las cuales dijo que un día después de recibida la comunión del acusado, que la estuvo mirando fijamente durante el tiempo de tomarla, se sintió sobrecogida de un amor tan violento que todos sus miembros se estremecían. La otra declaró que habiéndola detenido él en la calle, le apretó la mano, y que al momento sintió una fuerte pasión hacia él.
Por fin, la tercera dijo que después de haberle mirado en la puerta de la iglesia de los carmelitas, a donde entraba con la procesión, sintió tan vivos deseos y conmociones que de buena gana hubiera… con él, a pesar de que hasta entonces no le tenía inclinación ninguna, siendo además muy virtuosa y bien reputada.
IV. Los otros dos son un abogado y un albañil: el primero le acusa de haberle visto leer los libros de Agripa; el otro, de que, recomponiendo su gabinete, vio un libro sobre la mesa, abierto en un capítulo que trataba de los medios de hacerse amar por las mujeres: es verdad que el primero no se ha explicado de ningún modo en la confrontación y ha dicho que creía que los libros de Agripa de que había oído hablar en la deposición son de vanitate scienciarum. Pero esta explicación es sospechosa, puesto que el abogado se retiró de Loudun y no quiso confrontarse sino a la fuerza.
V. El segundo informe contiene la deposición de catorce religiosas, ocho de las cuales estaban poseídas, y diez seculares, que también decían estarlo. Imposible resulta extractar el contando de estas declaraciones, pues no hay palabra que no merezca ser considerada: sólo hay que notar que todas estas, tanto religiosas como seculares, libres o poseídas, todas han sentido un amor desarreglado por el acusado, le han visto noche y día en el convento solicitándolas, etc. <<
[12] Hemos tomado los pormenores de la trágica historia que acabamos de poner en conocimiento de nuestros lectores, así como el fallo textual dado por Pablo I, de la magnífica obra publicada hace catorce o quince años por el señor Dupré de Saint Mause y que lleva por título El Ermitaño de Rusia.
Para él toda nuestra gratitud. Y quédese para nosotros el temor de haber debilitado el interés de este relato, al sustituir su narración por la nuestra. <<