GRACIAS
A mi madre. La más dulce y generosa. Te recompensaré aquel susto con amor.
A mi ángel de la guarda, Isa, por velar siempre por tu hermana pequeña y no dejarme ir. Deseo ser yo quien te lea a ti en el futuro.
A Rodrigo, mi vida y mi esperanza tras un desesperanzador momento en nuestro largo paseo.
A mi hermano Emi, por ser tan noble, tan paciente, tan piloto. Lo mejor del hospital fue volver a coger tu mano.
A Elda, por tu comprensión y alegría.
A mi padre, mi referencia, por tu carisma y actitud ante la vida.
A toda mi familia Villota y Comba, por los valores que hemos heredado de los abuelos. Lo que he vivido y escrito no habría sido posible sin la alegría de los Comba y la educación en el esfuerzo de los Villota.
A las Comba, porque vuestra sonrisa y picardía hizo que se escucharan carcajadas una vez en un hospital de Cambridge.
A mi tío Rafa, porque este libro nace y vive de nuestras increíbles conversaciones en las que descubro que hablándote me escucho más.
A Arancha, mi amiga y mánager. Por ser mi compañera incansable y conquistar juntas las batallas de lo imposible. Un NO será para nosotras siempre un YA VEREMOS. Qué privilegio tenerte a mi lado.
A Irene, mi amiga del alma y a Antonio. Qué suerte viviros desde hace tanto.
A todos mis amigos, en especial a Carmen, Paloma, Candela, José María, Diego, Marta, Toni, Pilar, Zalo, Naná, Marta, Santi. Por vuestra compañía, vuestros momentos, vuestras risas, vuestro cariño. Me habéis hecho reencontrarme con la mejor parte de mí.
A los médicos Hutchinson, Amato, Hart, Patel, Price, Whitaker. Por salvar mi vida. Y a Christine Harkin, por sus cuidados y atención.
A los doctores Casado, padre e hijo, al doctor Carceller y al doctor Romero. Porque en vuestras manos no temí nada. Os admiro profundamente. César Jr., gracias por estar ahí en todo momento. Eres un crack.
A los que me cuidasteis en el hospital de Addenbrooke y en el hospital de La Paz.
A Fátima y Javier, y el fruto de vuestro amor, Javi, quien ilumina tantas vidas en la Fundación Ana Carolina Díez Mahou.
A Mario Alonso, por responder instantáneamente a la llamada de una amiga que te necesitaba. Porque escucharte fue para mí un gran consuelo.
A toda la familia Sánchez Pérez y la revista ¡HOLA! Porque de ellos siempre aprendo y me han demostrado que los tuyos siempre están a tu lado. A Juan Matji y todo su equipo de IFC, por creer en mis sueños y estar tan cerca en mi desvelo. A Elena, Ysabel y todo el equipo de Rastreator, por nuestro contagio de entusiasmo y vitalidad ante los retos. A San Miguel 0,0, por no dejar de mirar por mí cuando la vida miraba para otro lado.
A Manuel Terroba y a Mini, por brindarme la oportunidad de volver a pilotar un coche fantástico. A Santiago Gayarre y Fernando Garrido, por apostar por los hermanos Villota y los jóvenes del automovilismo español.
A Emelina Rubira, por guiarme en mi manuscrito y compartir juntas esta increíble aventura: La vida es un regalo. A Plataforma Editorial, a Jordi y a Míriam, por darme la oportunidad de escribir mi revivir.
A Carlos Gracia, Paloma y a toda la Federación Española de Automovilismo. Por estar más cerca cuando todo se complica y no al revés.
A Fabiana y a Bernie Ecclestone por vuestro apoyo y cariño.
A Michèlle Mouton, por estar tan cerca de mí en los momentos más duros como amiga y como presidenta de la Women in Motorsport Commission de la FIA.
A Carlos Sainz, por hacer la pole en la parrilla de los amigos que me mostrasteis vuestra ayuda.
A Pedro Martínez de la Rosa, porque ser un gran piloto es un adjetivo que se te queda muy pequeño como persona. Siempre has estado ahí, gracias otra vez.
A Fernando Alonso, por tu ayuda e inspiración, eres lo que siempre quise ser, el mejor.
A Marc Gené y a Jaime Alguersuari, por acudir rápidamente allí. Toda mi familia sintió y agradeció vuestro cariño.
A Susie Wolf, por pilotar por las dos y luchar conmigo por lo que un día sin duda llegará.
Al paddock de la F1, por el ánimo y respeto que me habéis brindado.
A Juan José Padilla, porque la palabra valentía se queda pequeña cuando acompaña tu nombre, pero es aún más sorprendente la naturalidad con la que la manejas en tu vida. Desearía saber torearla como tú.
A Antonio Lobato, Julio, y todo su equipo de A3. Por contar conmigo en una causa tan importante como la seguridad vial.
A toda la prensa y en especial a la española. Por haber informado sobre mi evolución desde el respeto y el cariño en momentos tan difíciles para nosotros.
A todos los que habéis rezado por mí, mandado vuestra fuerza y vuestro cariño. Porque me llegó, lo sentí y me ayudó.