[1] Existe cierta confusión entre varios términos similares que proviene del inglés y que fueron creados durante la década de los setenta del pasado siglo: «espada y brujería» (sword and sorcery), propuesto por Fritz Leiber Jr., creador de una serie de novelas protagonizadas por Fafhr y el Ratonero Gris, se aplica a un entorno dominado por espadachines, hombres de acción, que luchan en imperios decadentes dominados por magos y hechiceros. «Fantasía épica» (epic fantasy), defendido por Michael Moorcock, supondría un entorno similar, pero dotado con las reglas literarias que definen el género épico: por decirlo de alguna manera, mejor escrito y con miras más amplias que las que regulan las obras de «espada y brujería»; sus ciclos de Elric, Corum y Hawkmoon pertenecerían a la fantasía épica; algo en lo que está de acuerdo Ursula K. LeGuin cuando habla de la «fantasía» (fantasy) en su ensayo «From Elfland to Poughkeepsie» (1973) —aunque para nosotros, los europeos, la fantasía tenga un sentido más amplio—, en la que pueden incluirse su ciclo de Tierramar y, por ejemplo, la producción de Thomas Burnett Swann que se refiere a los mundos del paganismo precristiano, de raíces mitológico-folklóricas. El término «alta fantasía» (high fantasy) aludiría a obras de fantasía épica que han alcanzado gran notoriedad debido a la calidad literaria de sus escritores, como las debidas a Tolkien o a E. R. Eddison: dicho tipo de obras suelen ceñirse a un contexto similar al medieval europeo. El término que ahora empleamos, «fantasía heroica» (heroic fantasy), preferido por los autores y críticos europeos, abarca a todos los anteriormente citados, por ser más amplio y no hacer mención específica del empleo de la magia. Para una discusión en profundidad de todo lo tratado en estas líneas, recomiendo la lectura del apéndice primero de mi ensayo Cuando cantan las espadas. La fantasía heroica de Robert E. Howard, que Ediciones Gigamesh debe publicar en el transcurso de 2006 si quiere llegar a tiempo de conmemorar el centenario del nacimiento del autor de quien ahora hablamos.<<
[2] El listado de las revistas (salvo error u omisión), profesionales y semi-profesionales, que acogieron la producción de Howard es el siguiente: Weird Tales, Oriental Stories, The Magic Carpet Magazine, Strange Tales, Golden Fleece, Top-Nocht, Argosy All-Story Weekly, Argosy, Ghost Stories, Thrilling Mystery, Strange Detective Stories, Super-Detective Stories, Thrilling Adventures, Complete Stories, Cowboy Stories, Western Aces, Smashing Novels Magazine, Dime Sports Magazine, Sport Story Magazine, Fight Stories, Action Stories, Jack Dempsey's Fight Magazine, Spicy-Adventure Stories, Fantasy Magazine, Marvel Tales, The Fantasy Fan y The Phantagraph.<<
[3] Y más tarde por Arnold J. Toynbee en su extensísimo estudio (en su edición completa consta de casi veinte volúmenes) A Study of History, aparecido a finales de los años cuarenta del pasado siglo.<<
[4] No obstante, como en su producción de fantasía heroica, en este último relato de piratas no se privará de mencionarnos una antiquísima raza que construyó un templo donde, supuestamente, se guardaba un tesoro.<<
[5] La bandera negra de los piratas.<<
[6] En francés en el original.<<
[7] En francés en el original.<<