Debemos expresar nuestro especial agradecimiento a familiares y amigos:

Sobre todo a nuestros padres, a Gwendda, a Donna, a Lesli Houser, a Marcelee y Sharon Gralapp, a Jeff y Joan Stanford y a Lettie Cowden.

Y nuestra más efusiva gratitud a Carolyn Morrow por tantas cosas durante los últimos dos años.

También deseamos dar las gracias por su ayuda en la preparación del manuscrito a las siguientes personas y entidades:

La Western Washington University y el Centro de Estudios para el Oriente Asiático.

Harvard University Press y el presidente y miembros del Harvard College.

Bruce Levine, Telion Software y Wordstar International.

Mi reconocimiento especial a MicroSolutions.

Y por último, aunque con el mismo afecto, a todos los demás amigos y animales que no hemos mencionado: a Linnis y a nuestros compañeros de cuatro patas Frankie «seisdedos», Pekoe y Timmy; os echaremos de menos.

Y a los valientes defensores de los bosques de árboles añejos del Noroeste, en la costa del Pacífico de Estados Unidos; los autores aplauden sus valerosos esfuerzos frente a las grandes empresas que saquean con tanta arrogancia los recursos de nuestras tierras y los puestos de trabajo de nuestros leñadores y obreros de serrerías.