Esperaban, no cabía duda, algo o alguien. Paradas como muñequitas de porcelana de un artesano expresionista, patinadas de mugre. Esperaban, eso si, estoicamente. Como muñequitas con tristes caritas moldeadas con tanto cuidado que asustaba. El artesano no había olvidado ni un detalle… ni los mocos acuosos, ni las lágrimas resecas en las mejillas, ni la piel resquebrajada por el frío, ni los parches en las vestiduras. Esperaban las dos ahí, paraditas, quietitas, con las narices a milímetros de la vidriera de la panadería. Esperaban algo o alguien, no tuve tiempo de ver si ese algo o alguien llegaba.