PEQUEÑA CHARLA CON MI HIJO

Me encontré a mi mismo repitiendo hasta la idiotez la antigua herencia de los mayores en una sarta de sonidos inentendibles y gestos informes que, vaya a saber uno por qué, suponemos que son entretenidos para los bebés. Renzo, que mañana cumple tres meses, me miró seriamente y me dijo (en su perfecto lenguaje telepático): «Viejo, ¿cuándo vas a crecer? ¡Mirá que me tenés que criar a mí!».