—Sr Jefe de Estado, dicen los gremios que si no cedemos, van a parar hasta las prostitutas.
—¡Ah no, las trolas no!
—Era una forma de decir, señor.
—No, como ahora están agremiadas también…
—Si, pero ellas no. Paran todo lo demás.
—Bueno, mientras no sean las trolas.
—Señor, ya le dije que eso fue solo una expresión.
—Si, pero ya sabés cómo empiezan estas cosas. Que si lo dijeron, que no lo dijeron, que lo dijeron pero fueron sacados de contexto… Y al final era verdad que nos quedábamos sin trolas.
—Señor, los gremialistas solo querían dejar en claro su postura.
—¡Nada de eso! ¡Una amenaza, eso fue!
—Si, justamente una amenaza: si no los coimeamos van al paro.
—¿Las trolas también?
—No señor, las trolas no.
—Ah, ¡entonces que se jodan!