Leonor y Roberto caminan de la mano por primera vez juntos. Sienten algo así como vergüenza, pero ya oficializaron así que no tienen nada que temer.
Sus familiares estuvieron reacios, los de ambas partes. Decían que no tenían edad para andar noviando. Pero ellos terminaron convenciéndolos de que lo que sentían por el otro era serio, y de que sí tenían edad para sentirlo.
La fiesta que hicieron para celebrar su compromiso fue linda, hubo globos y payasos. El primer beso entre aplausos, la primera foto juntos, la torta de crema que ninguno de los dos pudo comer.
Leonor y Roberto salen del geriátrico y caminan de la mano por unas veredas llenas de hojas secas. Se miran a los ojos y sonríen. Sus ojos son limoneros que tienen hojas verdes todo el año.