NATURALEZA HUMANA

Había una vez dos muñecas amigas que siempre se juntaban a tomar el té en una casita de muñecas del barrio. Una era de plástico y la otra de porcelana.

La muñeca de plástico, si bien siempre hablaba con su amiga de lo bueno que era ser de plástico, interiormente envidiaba a la otra por su cutis y la delicadeza de sus rasgos.

La muñeca de porcelana, que se desvivía halagando las virtudes de ser de porcelana, envidiaba profundamente a su amiga por su flexibilidad y su figura.

Eso si, en ninguna charla de té salió el tema, pero ambas envidiaban silenciosamente a Barbie. Por ser famosa y por el Mercedes rosa.