INFINITAS VECES

—Seguime.

—¿A dónde vas?

—¿Acaso importa? Seguime…

—Hasta el fin del mundo.

—Te quedás corto.

—Hasta la luna, ida y vuelta, infinitas veces…

—Callate y seguime.

—Está oscuro.

—Seguí mi voz.

—Me gusta tu voz. Y tu olor.

—Entonces seguí mi olor también.

—¿A dónde ibas?

—¿Acaso importa?