4 de enero de 1986

Querido Chas:

Ya sé que te sorprenderá un poco recibir estas líneas. Me hubiera gustado tener algo más alegre que decirte en mi primera carta, pero estoy muy preocupada por Hugo y querría comentarlo contigo.

Hacía unos meses que no lo veía, y quizá por eso me impresioné tanto cuando lo vi, pero el día después de Navidad fui a su fiesta. Ya sabes que Hugo siempre ha celebrado estas fiestas de «evasión» el día después de Navidad. Bueno, en esta ocasión estaba de veras extraño.

Abrió la puerta y había empezado a saludarnos cuando pareció perder todo el interés y se volvió hacia dentro, dejando que cerráramos la puerta y nos ocupáramos nosotros mismos de nuestros abrigos. Fuimos al piso de arriba, donde estaba la gente —estaba Dolly, y algunos otros; a la mayoría ya los conocía de antes— pero, aunque todo el mundo parecía bastante animado, también parecían desconcertados por el comportamiento de Hugo. Cada vez que salía de la habitación, la gente intercambiaba miradas, pero no se podía comentar nada debido a la presencia de un tal Larry en la sala. No puedo creer que este Larry sea el actual amante de Hugo. Es desaseado, huraño y macilento. En toda la noche no dijo una palabra, ni a mí ni a nadie, y no hizo más que quedarse sentado mirando el televisor, incluso cuando estaba apagado. Parece que ha ejercido una influencia desastrosa sobre Hugo, que estaba igualmente sombrío.

Ya sabes cómo suele portarse Hugo en sus propias fiestas: completamente frenético hasta que se emborracha, y entonces se pone radiante. Pero esta vez la palabra más adecuada para describirlo sería ausente. No estaba allí. Y a juzgar por la forma en que cada dos por tres desaparecía del cuarto sin decir palabra, dejándonos con el individuo huraño de la cazadora de cuero, supuse que sería asunto de drogas.

¿Lo has visto últimamente? Vosotros dos estáis muy unidos, y estoy segura de que eres el único que podría decirle algo. Ni siquiera Dolly se ha atrevido a plantearle el tema. Ya sabes con qué ferocidad puede reaccionar Hugo si le haces una pregunta inadecuada en un momento inadecuado. Pero Dolly opina que se trata de caballo, y eso no puedo creerlo. De Hugo no. Siempre ha sabido qué hacer con las drogas.

Seguramente pensarás que me estoy preocupando por nada, pero sé que Hugo confía en ti y espero que puedas tranquilizarme.

Mucho amor. Espero que todo te vaya bien. Dime algo, por favor. Te agradecería mucho que me escribieras.

Cynthia