Siempre resulta más fácil tejer un jersey por partes: la delantera, la espalda, las mangas. La ventaja es que si una de las partes no te sale, puedes dejarla de lado y pasar a otra cosa hasta que estés dispuesta a terminar. No es lo mismo que rendirse: esto es ser lista. Trabaja en la prenda poco a poco hasta que estén terminadas todas y cada una de las partes y entonces podrás montarla. Cósela con una aguja de ojo grande y con una hebra de hilo fino del mismo color, haciendo una puntada en cada punto alterno. (Recuerda: si un lado parece más largo que el otro, haz la puntada en otro punto y lo disimulas. La lana es muy flexible y puedes hacer casar bien todas las piezas con mucha facilidad). Nunca supone un error planchar la prenda, colocarla en la tabla y dejar que el vapor elimine las arrugas para que así tenga un aspecto suave y acabado. A veces lo único que quieres es contemplar las cosas un rato, mantenerlas frescas y perfectas tanto tiempo como puedas.