A Michelle, gracias por ser siempre mi fan número uno y mejor crítica. Todavía me sorprende que te leas todas las frases de todos los borradores.
A Aaron Priest, gracias por estar ahí desde el primer día. Nada de todo esto habría sido posible sin ti.
A Maureen Egen, Jamie Raab, Tina Andreadis, Emi Battaglia, Tom Maciag, Karen Torres, Martha Othis, Jason Pinter, Miriam Parker y el resto del personal de Warner Books que trabaja tan duro por mí. Tenéis mi agradecimiento y aprecio.
A Lucy Childs y Lisa Erbach Vance, por los miles de detalles de los que os ocupáis todos los días por mí.
A Frances Jalet-Miller, cuya habilidad como editora e increíble perspicacia se han puesto totalmente de manifiesto con este libro.
A Art Collin, por haber leído las primeras versiones.
A la doctora Monica Smiddy, por el asesoramiento médico detallado y reflexivo. Escribes con humildad y suenas como un genio de la medicina forense.
Al doctor John Y. Cole de la Biblioteca del Congreso, por la increíble visita por los bastidores de la institución y el profundo conocimiento de sus magníficos edificios y colecciones.
A Mark Dimunation y Daniel DeSimone de la Biblioteca del Congreso, por responder pacientemente a todas mis preguntas y dejarme echar un vistazo a la sala de lectura de la sección de Libros Raros. Es un verdadero tesoro.
A la Oficina de Washington del Servicio Secreto, mi más profundo agradecimiento y respeto por todos vosotros y por vuestra buena voluntad para compartir vuestros conocimientos conmigo.
A Jennifer Steinberg, por encontrar siempre las respuestas a esas preguntas de última hora.
A Maria Rejt, por tus comentarios tan útiles.
A Bob Schule, por leer mis escritos y hacerme unos comentarios increíblemente acertados, instruirme sobre políticas energéticas y, por encima de todo, ser el mejor amigo al que uno puede aspirar.
A Neal Schiff, por estar siempre dispuesto a compartir tus conocimientos sobre el FBI.
A Charles Veilleux, por el asesoramiento experto sobre armas de fuego y armamento.
A Tom DePont, por su ayuda en los temas financieros de la novela.
Al doctor Alli Guleria, apreciado amigo, por estar siempre disponible y enseñarme todo lo relacionado con la ortodoncia y la India.
A Lynette y Deborah, por pilotar las «Enterprises» en línea recta y de forma certera.