1. MONASTERIO DE LA RÁBIDA
Su nombre procede del árabe Rabita. Era una fortaleza del tiempo en que los árabes ocupaban todavía esa parte de la costa española.
El monasterio está situado a ocho kilómetros de Huelva, que a su vez se halla en la desembocadura del río Tinto, en el golfo de Cádiz.
Fundado en el siglo XV, este convento franciscano ocupa un lugar preeminente en el descubrimiento de las Américas. En ese monasterio encontró asilo Colón cuando llegó de Lisboa en 1485. El prior, Juan Pérez, le presentó al padre Antonio de Marchena, quien, convencido por sus ideas, defendió sus proyectos ante la reina Isabel y le prestó un activo y constante apoyo.
Desde hace más de un siglo es lugar de peregrinación, pues su iglesia alberga una imagen milagrosa de la Virgen. En la época romana, el lugar ya era santificado por un templo de Proserpina.
2. JEREZ DE LOS CABALLEROS
Debe su nombre a los Templarios, los Caballeros del Templo, que la arrebataron a los moros en 1230. La villa tenía murallas y seis puertas, así como un castillo del siglo XIII. Éste, muy remozado en 1471, está situado junto a la ciudad. Todavía puede verse la Torre Sangrienta donde se degolló a los Templarios que se negaban a entregar la ciudad a Fernando IV.
3. CÁCERES Y LA GRUTA DE MALTRAVIESO
Cuando Alfonso IX la reconquistó en 1229, la ciudad se convirtió en cuna de un linaje de caballeros llamados «los Frates de Cáceres». Estos fundaron más tarde la orden militar de Santiago, a la que se le confió la misión de proteger y albergar a los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela. En determinado momento, la ciudad contó hasta con trescientas familias de caballeros, cuyos palacios estaban uno junto a otro. Estas casas señoriales eran verdaderos bastiones de clanes rivales, que no dejaron de combatir entre sí hasta finales del siglo XV. Las torres fueron desmanteladas en 1477 por orden de Fernando e Isabel.
Detrás de la iglesia de Santa María se halla la Casa de los Golfines de Abajo, residencia de una familia de caballeros franceses que fueron invitados a Cáceres en el siglo XII para combatir a los moros. Acabaron aterrorizando a los cristianos tanto como a los árabes, y un cronista subrayó que «el propio rey no consiguió someterlos a su autoridad». Una impertinente divisa está grabada en una piedra del palacio: «Aquí esperan los Golfines el día del juicio». La palabra golfo, en su significado de «maleante», parece derivar del nombre de esa ilustre familia.
A unos dos kilómetros, en dirección a Torremocha, se halla la gruta de Maltravieso. Contiene pinturas de época paleolítica que representan personajes muy estilizados, cabezas de animales, manos de color rojo y símbolos diversos.
4. SALAMANCA
La antigua Salamanca se construyó en la Ruta de la Plata (que unía Mérida a Astorga). Fue reconquistada en 1085. En la época del románico estaba la catedral vieja. La universidad se fundó en 1218.
La entrada a la universidad se halla en el patio de Las Escuelas (hoy en día). Al patio dan varias salas, incluida aquella en la que, cuatro años después de su arresto, Luis de León (1527-1591) inició su primer curso así: Dicebamus hesterna die («Como decíamos ayer»). En el primer piso está la inmensa biblioteca, con ciento sesenta mil libros antiguos y manuscritos.
En el claustro contiguo a la catedral vieja está la capilla de Santa Bárbara. Antaño, los estudiantes iban allí a repasar las lecciones la víspera de un examen. Se encerraban toda la noche en soledad y ponían los pies en la tumba de un obispo para que les diera suerte. Al día siguiente, si aprobaban, podían pasar con todos los honores debidos a su nuevo estado por la puerta principal de la universidad, la puerta de la Gloria, donde los aguardaban profesores y compañeros de clase para felicitarlos. En cambio, si fracasaban, se veían obligados a salir por la Puerta de la Vergüenza, la del claustro, en el anonimato y ante la indiferencia general. Gran parte de la población aguardaba fuera para arrojar desechos a quienes habían fracasado.
5. BURGOS
En el corazón de Castilla la Vieja, la ciudad fue promovida a capital del reino unificado de Castilla y León en 1307, y siguió siéndolo hasta la toma de Granada en 1492, fecha en que cedió su papel de capital a Valladolid.
La ciudad del Cid Campeador conserva un inestimable tesoro monumental de arte gótico. La catedral se empezó a construir en 1221 con san Fernando y no quedó terminada hasta tres siglos más tarde. En el centro del crucero está la losa sepulcral del Cid y de su esposa Jimena, hija del conde Díaz de Oviedo, pero sus restos no descansaron allí hasta 1921. Habían sido inhumados en San Pedro de Cardeña, a diez kilómetros de la cartuja de Miraflores. Fue Alfonso XIII (1886-1941) quien transfirió las cenizas del Cid a Burgos.
El puente de San Pablo, sobre el Arlanzón, está decorado con ocho estatuas que representan a doña Jimena, esposa del Cid, y otros personajes.
En esta ciudad nació también el obispo converso Pablo de Santa María, cuyo verdadero nombre era Salomón ha-Levi. Se convirtió al cristianismo el 21 de julio de 1391 con toda su familia. Era un antiguo rabino.
6. TERUEL
Teruel, o al-Tor, significa «toro» en árabe.
Sus torres son célebres, en especial las torres gemelas, las de San Salvador y San Martín, erigidas por dos arquitectos árabes en pugna por el amor de una tal Zoraida.
Numerosos moros permanecieron allí tras la Reconquista, hasta 1502.
En una capilla vecina a la iglesia de San Pedro descansan los amantes de Teruel en unos sarcófagos modernos con estatuas yacentes, esculpidas por Juan de Ávalos.
7. CARAVACA DE LA CRUZ
Encajonada en el estrecho valle del Argos, la ciudad es célebre por la aparición en 1232 de la Vera Cruz, la cruz verdadera, llevada por unos ángeles para que Quirino, a quien habían hecho prisionero, pudiera celebrar la eucaristía ante el sultán Abú Saíd, que se convirtió entonces al cristianismo.
Una fortaleza del siglo XII fue refugio de los Templarios.
8. EL CASTILLO DE MONTALBÁN
Situado en La Puebla de Montalbán, domina el valle del Torcón y fue construido, probablemente, hacia 1323 por el infante don Juan Manuel en el emplazamiento de una fortaleza que debieron de fundar los Templarios en el siglo XII. De planta triangular, conserva todavía hermosas murallas con dos bastiones pentagonales provistos de atalayas, que refuerzan el recinto en su cara más vulnerable.