Hablando de Bustarviejo, el otro día me dio una pasada en el bar, a la salida de la sede, mientras recorríamos la ribera del Duero, y qué cabrones de vinos, cómo tientan, mira, Asís, en ti hay un desdoblamiento, ¿un desdoblamiento?, sí, un desdoblamiento, que se dice en psicología, por una parte eres socialista de buena fe, que yo respondo de tu buena fe, y por otra parte quieres hacer carrera en el banco, quizá llegar a director de sucursal para seguir engañando a los pobres, ¿no es eso un desdoblamiento de personalidad?, piensa que si triunfa el socialismo tu carrera de bancario se ha acabado, o trabajarás para el Estado, con mucho menos sueldo, y si lo que triunfa es el capitalismo, habrás triunfado tú también e irás de director a una gran sucursal para seguir robando el dinero a los pobres, a la pequeña industria, hasta arruinarla.
Lo de Bustarviejo estaba muy claro, no crean, y me quedé pensando un rato, hasta aparté la copa por pensar más claro. Eso es lo que se llaman las contradicciones internas, todos las tenemos. Ah.
Piénsalo, hijo, pero cualquier día tendrás familia y no sería yo quien te aconsejase dejar la banca. A Bustarviejo le gustaba más decir la banca que los bancos, parece que estas cosas, cuando se ponen en femenino, tienen como más fuerza, la banca, la industria, la agricultura, la empresa, todo ese mal rollo.
Y la Susan, al llegar a casa, ¿qué, de copas con el Bustarviejo?, ése te va a secar los sesos, no querrás que al salir del partido me vaya de putas, pues no sería lo peor, mira, la Susan es que es muy vivaracha, ella trabajaba en unas oficinas antes de conocerla yo, exportación e importación de grúas, me parece, una cosa que viene del franquismo, o sea, que el jefe tiene que ser un poco fascista, pero la Susan es lista y me trae su dinerito a casa, ha ascendido a secretaria particular del director, don Gabriel Garay, o sea, que me metí en el váter a meditar, ¿la Susan también tiene una contradicción interna?, trabaja para el viejo capitalismo franquista y pega carteles contra la OTAN pero, si vamos a eso, Felipe se codea con Escámez y luego habla de hacer la revolución social y nacionalizar la banca, ¿Felipe también tiene contradicciones internas?, no creo, el gran político, por lo que voy viendo, y el hombre que triunfa, es el que no tiene contradicciones internas, que dice Bustarviejo, al pan pan y al vino vino, la Susan yo creo que tiene contradicciones internas, pero no seré yo el que se lo explique, como no lo sabe vive feliz, o por lo menos va lanzada, y de eso se trata, de que lo nuestro marche, y claro que marcha, el otro día era su santo y le compré una braguita de encaje, blanca, con lacitos azules en las caderas, una cosa sexy, que me daba un algo pedirla en El Corte Inglés, se lo expliqué a la dependienta, el cumple de mi señora, ya sabe, no fueran a pensar que era un vicioso, tenemos tarjeta de El Corte Inglés y eso hay que cuidarlo.
A la Susan le hizo ilu la braga, aunque no tanto como yo esperaba, que siempre ha sido hembra dada a caprichos y no le ha faltado nunca de nada, ahí está lo que ella y su madre heredaron del viejo del armario maloliente, un fortunón, que lo del Catastro era una tapadera, mi señor suegro era el vinculero del cacique de su pueblo, no pongo nombres por no señalar, y entre los dos apaleaban los duros. Mi señora suegra, ahora, vive viuda en el pueblo y no nos da la lata, no le gusta venir a Madrid, demasiadas calles, dice, qué le habrán hecho a ella las calles, pero vive pendiente de que no nos falte de nada, o sea, que llego a la conclusión de que yo pegué un braguetazo, sin comerlo ni beberlo, pues bien sabe Dios que lo mío era el amor por la Susan, lo encoñado que me tenía, y jamás pensé en los duros del señor suegro, más bien les creía una familia pobre, como las de todos los funcionarios.
Ahora tenemos una cartillita que no está mal en el banco, y por eso me respeta a mí don José, que si no yo creo que me habría tratado a patadas, incluso estoy pensando proponerle a la Susan de hacernos accionistas modestos, que hay ofertas, que eso aumenta el capital y de paso (esto no se lo digo a la Susan) mejora mi posición ante don José, que este señor la tiene tomada conmigo y no hay día que no me pegue una bronca, Asís, esto, Asís, lo otro, claro que blando no es con nadie, para eso está donde está, para traer al personal a punta de látigo.
Pero el dinero no se acecina en el banco, crece y crece, y entonces es cuando pensó la Susan de comprar una casita por la sierra, o sea, en el campo, y empezamos a salir los fines de semana, los puentes mayormente, con el fotingo de la Susan, que lo lleva como una loca, porque es lo que hace todo el mundo y por ir viendo urbanizaciones, que en la sierra están construyendo mucho y total estás a tres pasos de Madrid.
Así es como dimos con una urbanización que nos gustaba a los dos, chalecitos adosados en construcción, una cosa mona para una pareja sin hijos (la Susan no quería niños de momento, eso ya lo contaré), con piscina colectiva y buenas comunicaciones, el tren para bajar yo al banco por las mañanas y la Susan con el fotingo para ir a la oficina.
Hice todos los trámites a través del banco, que siempre es un resguardo, y don José en seguida empezó con la coña, ha debido usted heredar, pollo, que eso es un lujo de millonarios, de modo que un chalecito en la sierra, ahora a por la parejita, que su señora es joven y está en la edad, y yo sé lo que quieren los bancos, que todos nos casemos en seguida y nos llenemos de hijos y de deudas, para así tenernos más sujetos, más esclavos, un hombre con tres niños no le levanta la voz al jefe, pero yo le dije digo, mire usted, don José, eso de la familia, o sea, los niños, es cosa mía, y no me voy yo a poner a fabricar niños los días que usted me diga, en mi señora mando yo y haremos lo que nos dé la gana, siempre con el consentimiento de mi señora.
Bueno, Asís, pollo, no se ponga usted así, que no era más que un comentario, le pone usted mismo la transferencia a la inmobiliaria y luego a pagar plazos el tiempo convenido, poco a poco hila la vieja el copo, ahora páseme esos apuntes, pollo. Qué razón tienen Felipe y todos los socialistas, por algo entramos la Susan y yo en el partido, si no fuera por el socialismo estos de los bancos te comen por un pie, cada día estoy más contento de ser socialista, quitando fuera parte de la ilusión del adosado, que a la Susan la tiene en un sueño y a mí también, es lo que le dije el otro día, ahora es cuando empieza nuestro matrimonio, Susan, no contaba yo con que ella se iba a traer al adosado el armario de su santo padre, ese armario que huele a rayos, a la España de Cánovas, como dijo aquel día Bustarviejo, menuda frase.