El que creó un gólem sin amor
Hubo en cambio, en la propia Sociedad del Escudo o Gran Mozart, un hombre que no tuvo suficiente amor para crear el gólem. No se animó a tener una relación sexual con esa carne inerme, muerta. Y lo conectó de todas maneras al pararrayos. Pero, cuando la descarga se produjo, lo que creó no fue el gólem que esperaba sino un vurro. Es que, desprovisto de amor, el gólem quedó poseído diabólicamente. Con su tremenda fuerza y provisto de cuerdas ató al esoterista a una mesa en un periquete, y allí lo sometió. Lo tuvo tres semanas atado, violándolo día y noche, hasta que se pudo liberar de las ligaduras. Entonces otro ocultista —más poderoso— realizó un exorcismo y, el gólem, que ya estaba cebado y vejaba a todos los tipos que veía, volvió a la nada.
Decameron de Gaula, en cambio, no cometió ningún desamor. Fabricó un gólem femenino de dos metros diez de estatura y, este ser, le fue de una enorme ayuda en su lucha contra el Antiser.