CAPÍTULO 71

Personaje Iseka entra al templo soria
para rescatar a su amada

Pese a sus esfuerzos por impedirlo, a Personaje Iseka le manijearon la novia. Los chichis la secuestraron llevándola a un templo disfrazado de inmobiliaria, con terrazas de meditación y todo. Personaje pensaba que estas cosas suenan muy alocadas y graciosas hasta que a uno le pasan. Motorizado por la desesperación, logró averiguar lo que ni los magos más poderosos del Gran Mozart habían podido: la localización exacta del reducto de los magos sorias en la capital tecnócrata. Lejos de pedir ayuda, como debió hacer, enfurecido porque le habían llevado a Liliana, entró como una tromba en aquel reducto donde los otros tenían máquinas poderosísimas, que podían destruirlo en un segundo, y justo cuando se hallaban reunidos varios capos, todos de grado 33 para arriba.

Los tipos no podían creer que un hombre solo se animase a penetrar allí. Simplemente no les entraba en la cabeza. Personaje llegó con una vara de fresno que, en un arrebato, había cortado de un árbol del jardín botánico mientras se dirigía allí. Al tiempo que los otros lo miraban estupefactos, él, quien nunca había hecho una cosa semejante —en ese momento su fe era absoluta, tal como si estuviese cansado de hacerlo—, dijo con cara terrible mientras arrojaba la vara al suelo:

—Damballa.

Nada más. Ni palabras mágicas ni exorcismos aleatorios. Sólo el nombre del Dios. Y el fresno, sin chasquido ni humareda, se transformó en serpiente que, amenazadora, se retorcía una y otra vez enfrentando a los circunstantes.

Iseka preguntó con el mismo tono que usaría un rey absoluto en sus momentos de indignación y cólera, con la helada ira que desmaterializa, para dirigirse a sus ministros aterrorizados:

—¿Dónde está Liliana?

A los otros, empavorecidos, ni se les ocurrió mirarle el astral para ver cuántos eran.

Él insistió:

—Devuélvanme a Liliana.

Esoterista I, sin salir de su asombro:

—¿Pero quién es?

—Devuélvanme a Liliana.

El otro, todavía bajo el efecto de la impresión:

—Pero no sabemos quién el Liliana. ¿Vos decís que está aquí? Calmáte, no es necesario que nos peleemos.

—Devuélvanme a Liliana. O me la devuelven o llamo a mi Padre.

Difícilmente pueda describirse el cagazo de esta buena gente, pese a que el más flojo de ellos podría haber destruido a Iseka en un minuto.

Esoterista II:

—Escucháme: no sabemos de qué nos hablás.

Y era sincero. Los fulanos enganchaban a tantas personas al mes que no podían llevar la cuenta de todas.

—Devuélvanmela o le digo a mi Padre que salga de la tierra y hunda este templo y nos mate a todos.

Esoterista I a III, con apuro:

—Andá adentro y fijáte si hay una mina que se llama Liliana y traéla. —A Iseka—: Esperáte. Si está ya te la van a traer.

Efectivamente: una joven llamada Liliana estaba incluida en un «lote». ¡Quién sabe qué chichi estarían por hacerle!: atarla a una vela gigante y quemarla en un sacrificio, probar con ella un ve corta, transformarla en zombie o cualquier otra lindeza. Al ver a Iseka —sólo a medias lo dintinguía, por causa de la manija—, algo comenzó a reaccionar en su rostro. Él, por su parte, no se permitió aflojadas; al menos en eso fue inteligente. Tomó al ofidio, el cual se transformó otra vez en vara de fresno, y les dijo:

—Me llevo a esta mujer. No la vuelvan a manijear o volveré para que muramos todos.

Y se la llevó nomás.

Si Personaje Iseka hubiese vacilado un segundo habrían estado perdidos. Con la más débil de sus máquinas, con la fuerza del iniciado menos poderoso que por allí rondaba, ya podían fulminarlo. Su propia locura lúcida y desesperada lo salvó. Los tipos creyeron —muy erróneamente, por cierto— que Iseka era por lo menos un Aleister Crowley[103] elevado al cubo. Ni en sueños se imaginaban la verdad.

De cualquier forma que sea, debe aclararse algo. En realidad Personaje Iseka no estaba solo. Decamerón de Gaula lo vio en el astral justo cuando el otro, desesperado, arrancó la rama del árbol del botánico. Le tuvo lástima y se dispuso a secundarlo. Aun así, si los tipos subestimaban a Iseka y lo atacaban, todos hubiesen muerto: Personaje, Liliana y esoteristas, porque al invocar Iseka al Dios, el Minotauro habría salido de la tierra con la ayuda de De Gaula, produciendo un terremoto grado 4 o 5 en la escala Richter, con epicentro en Monitoria, causando una catástrofe. Pero De Gaula a veces tenía esas cosas.