CAPÍTULO 37

Intercambio de embajadores

A los fines de establecer fuertes lazos y alianzas antitecnócratas, el Gobierno de Protelia envió a Soria un embajador plenipotenciario. Éste, descocado, con tal de ganarse la buena voluntad de los sorias, cantó con voz de carancho ante las cámaras sorias de televisión, el siguiente jingle político:

«La embajada del pueblo de Protelia,

me ha enviado para la distribución,

de toda la caca fina,

que está a “vuestra” disposicióooon».

Todo esto lo dijo el embajador, repito, no bien bajó del avión pisando suelo soria. Se había iniciado una nueva era en la diplomacia.

Fue absolutamente increíble. El Monitor, al enterarse, dijo tan sólo: «Cosas de sorias. —Y agregó—: Bien hacen estos hijos de puta en defender su pequeña cosita. Es coherente. Como también voy a ser coherente yo el día que los destruya».

Los megáfonos de Soria, instalados en las plazas, comenzaron a disparar sobre el viandante distraído el jingle ya mencionádo y otros que el Soriator se apresuró a ordenar que fabricasen como favorable respuesta:

«Tecnócratas y califales,

tinieblas producen.

Protelios y sorias,

la luz inducen».

A sorias y protelios les gustaban los cantitos, según se nota. Tenían este tipo de cosas en común, por lo que hacían muy bien en unirse.

En Soria tampoco habían dejado de lado el cine, como se verá en el próximo capítulo, Claro está que no iban a desaprovechar ese importante instrumental de maceración ideológica que, junto a la TV desacralizada, la prensa, los discursos del Soria Soriator, la ambigüedad de la gente y la supervivencia de los más incapaces, estaba formando el mundo del futuro.