Los resortes sociales
La mano militari de los tecnócratas contra los sindicalistas tenía como origen el hecho de que éstos, por la posición tan particular que ocupan, son quienes están más inmediatamente cerca del poder del Estado y controlan los resortes de la infraestructura social.
Entendían que los gremialistas, en general, son una cofradía análoga a las antiguas asociaciones místicas, tal como en su momento lo fueron los templarios. Dijo Tolstoi que entre los sectarios no es raro que su secta llegue a importarles más que la misma religión que dicen confesar. De la misma manera —según los tecnócratas—, los sindicalistas están más interesados en el Sindicato, en que éste crezca, sea próspero y estable, que en los afiliados mismos. La lucha que llevan a cabo por los asalariados, es, en realidad, la excusa que les permite mandar.
Decían los tecnócratas: «Si los Sindicatos hubiesen permanecido en la Tecnocracia, aunque sea dependientemente, se la habrían tragado, como hicieron con la Revolución rusa. La fuerza de los sindicalistas no está tanto en el Sindicato, como en su fe en él y en ellos como casta. Tales personas son inasimilables a una idea política cualquiera, aunque digan compartirla y hasta aunque lo crean».