… yo soy el primero y el último, el viviente, que fui muerto y ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del Infierno. Escribe, pues, lo que vieres, tanto lo presente como lo que ha de ser después de esto.
Apocalipsis, I,18
(traducción de Nácar-Colunga[1]).