—¿Y cuál es el proceso? —siguió la mujer—. Para aquellos a los que les gustaría saberlo, funciona así.
Me incliné hacia delante. Lo que había dicho hasta entonces había sido muy interesante. Sin embargo, ahora iba decirnos… a decirme cómo me podía reunir con Ann una vez más.
Y eso es lo que te voy a contar ahora mismo, Robert.
Cuando un alma que busca reencarnarse elige los padres que va a tener, él (o ella) se registra en lo que podría llamarse un ordenador. Si hay varios candidatos, el ordenador será quien decida el alma más apropiada para la tarea, o mejor dicho, la que más lo necesita.
Lo llamo ordenador, aunque en el fondo es bastante más complicado que eso, ya que es capaz de analizar los patrones de pensamiento de todos los que han solicitado un tipo similar de herencia y ambiente. Cuando este conjunto de pensamientos se sincroniza en un patrón global, el alma más cualificada reconoce que él o ella es la seleccionada y el resto, sin discusión, sigue buscando.
La mujer nos advirtió de que es tentador, con la libertad que se disfruta en Summerland, planear la siguiente vida con demasiadas aspiraciones.
—Dejadme advertiros a todos los que pensáis renacer que seáis conscientes de las restricciones a las que os enfrentaréis en la vida física. Exigir menos para lograr más es el método más aconsejable.
Los detalles te fascinarían, Robert: en el lejano Oriente, las almas que desean reencarnarse permanecen en las residencias de los hombres y, cuando llega el momento propicio, se visualizan a sí mismas como células y entran en el vientre de las que van a ser sus madres. Simple y sencillo.
Pero también resulta peligroso. Si el niño nace muerto, el alma queda encerrada en un coma en el nivel etéreo. Deja de ser una entidad completa para convertirse en una que no puede liberar su consciencia. Esto se debe a que la mente del alma se halla en un profundo sueño cuando se produce la reencarnación. Ninguna acción mental es posible hasta que las facultades de un niño están listas para ser utilizadas.
Otro peligro de este método es que el alma puede, de forma inconsciente, seleccionar un vehículo que se encuentra malformado, tanto física como mentalmente. En este caso, el error ha de sobrellevarse durante toda la vida. Por supuesto que hay veces en que este camino se elige de forma voluntaria para «pagar» las deudas kármicas. Se puede entender el karma como la doctrina que versa sobre las consecuencias de nuestros actos. Un alma que entra en un cuerpo enfermo o dañado, que supera estas complicaciones, crece más rápido (a un nivel espiritual) que alguien que tiene todo lo que necesita (desde el punto de vista terrestre). Como en el caso de Ann.
Aunque en cualquier otra zona del mundo el alma tiene la opción de entrar en su nueva vida en cualquier fase, desde la concepción hasta después del nacimiento, el método occidental consiste en aguardar hasta que el niño nace. De esta forma, ningún alma puede quedar encerrada en el coma que te he descrito.
El proceso actual de reencarnación depende de la habilidad del alma en contraer sus cuerpos espirituales (astral y etéreo) hasta que puedan ser coordinados con el cuerpo del niño. Esta coordinación suele tener lugar justo después del nacimiento, y no es nada fácil lograrla. Por esta razón, el proceso suele requerir de la asistencia de un psíquico espiritual que pueda ver, en su ojo mental, la médula espinal del niño y del cuerpo espiritual, para poder fusionar ambos.
Como ya he dicho, otro método de reencarnación es el que sigue: el alma no entra en el cuerpo hasta que el niño tiene entre cinco y ocho semanas. De esta forma, la certeza de un recipiente físico adecuado es absoluta.
—Tras la encarnación —prosiguió la mujer—, todos los recuerdos de la vida anterior y el intervalo en el más allá se olvidan y comienza un nuevo proceso de impresión mental. De vez en cuando, si la reencarnación es precipitada, los recuerdos perduran… lo que explica la alta incidencia de tales casos en la India, por ejemplo.
»Durante varios meses, el alma duerme en el niño que se sirve de instintos animales para aprender cuáles son los procesos de su cuerpo: alimentación, sueño y funciones orgánicas. Solo cuando el alma comienza a despertar, el niño comienza a demostrar inteligencia activa.
»El alma no despierta de una sola vez, sino que lo hace de forma progresiva durante la niñez y juventud del individuo. De cuando en cuando, un alma despierta prematuramente y recuerda sus habilidades pasadas, aunque no su vida pasada. Esto también explica los niños superdotados.
»El alma se fusiona poco a poco con el cuerpo hasta la unión completa, que se produce a la edad de veintiuno, más o menos. A veces, un alma no se despierta hasta la mediana edad. En tal caso, la personalidad no muestra signos de actividad intelectual completa hasta entonces.
»Y tras su nueva vida, el alma inmortal, que ha experimentado vida tras vida en un intento por dominar su propia naturaleza, regresa, una vez más, al hogar, para descansar y retomar el estudio antes de volver a la Tierra en su búsqueda continua de la perfección… y la reunión con Dios.
* * *
No te contaré nada más acerca de la teoría. Mi historia no necesita más información acerca de la reencarnación. Hay libros que tratan sobre el tema, si estás interesado.
Mi siguiente paso fue reabrir el libro cerrado de mis recuerdos y examinarlos otra vez.
Al utilizar mi longitud de onda individual, observé mis vidas pasadas.
Fue un espectáculo asombroso, Robert. Un espectáculo en el que nada se omitió. Apenas tuve tiempo para reaccionar mientras los detalles me inundaban: un estallido de vívidos eventos donde cada momento se reproducía con total detalle.
He pasado por muchas vidas, pero solo te mencionaré las dos en las que Ann y yo estuvimos juntos.
Trabé contacto con ella en 1300, cuando nuestras almas se expresaron en lo que se puede denominar como la «estructura feminista». Fuimos hermanas, con una diferencia de once años (yo era la mayor), pero aun así teníamos una relación tan estrecha que amigos y familia se quedaban sorprendidos. Nuestras vidas fueron inseparables, desde un punto de vista psicológico.
Nos reunimos de nuevo en 1700, en Rusia, yo con valencia masculina y ella femenina. Crecimos juntos, nos conocimos, perdimos contacto durante una temporada y luego nos reunimos en nuestra juventud, nos enamoramos y nos casamos. Fui escritor en esa vida, de novelas e historias cortas. Ann (su nombre era diferente por aquel entonces) creía en mí, aunque mi éxito fuera nimio.
Fue el final de esa vida lo que presencié en mi segunda muerte.
Ahora la vi en toda su extensión, desde una perspectiva que me permitió observar el fin y propósito de todas esas vidas.
No entraré en detalles; es irrelevante para lo que te voy a contar. Basta mencionar que concluí que un factor en concreto que necesitaba mejorar para enriquecer mi alma era el de ayudar a los demás. Eso se complementaba a la perfección con mi deseo de estar con Ann de nuevo. Albert me había dicho que llegaría el momento en que necesitaría de tratamiento médico.
Sería doctor.
Al principio me planteé la posibilidad de nacer en India. Nacer allí y acabar siendo doctor es tan complicado que tuve que cambiar de idea. De todas formas, nacer en La India no es el objetivo. Lo es ayudar a Ann.
Por eso elegí como padres al doctor Arthur Braningwell y señora, de Filadelfia. Son jóvenes y buenas personas, y seré su único hijo. Tendré una vida cómoda, iré a la facultad de Medicina y creo que seguiré los pasos de mi padre.
A la edad de treinta, eso cambiará por completo por razones que no entraré a relatar, y saldré de esta comodidad para practicar la medicina en el tercer mundo.
Al final llegaré a La India y cuidaré de una joven de la que luego me enamoraré y con la que me acabaré casando. El alma de esa joven será la de Ann. Si llegamos a sentir o saber lo que ha ocurrido, no es importante. Volveremos a estar juntos. Nada más importa.
* * *
El cuerpo elegido por mí es un niño de cuatro semanas y media. No será lo suficientemente fuerte para resistir la entrada de mi cuerpo astral y etéreo hasta que tenga siete semanas.
He estado observando el cuerpo, y he experimentado el proceso de reducirme hasta el tamaño de un niño. Cuando esté listo para la transición, un doctor experimentado en el proceso dispondrá un flujo radiactivo que permitirá conectar los cuerpos a través de una glándula situada en la base del cerebro del niño.
Entonces entraré.
En los momentos anteriores a la encarnación, trataré de visualizar una imagen clara del tipo de cuerpo que necesito. De esta forma, puedo ayudar a desarrollar la fuerza y la salud necesarias para llevar la vida que tenía pensada. Si no lo consigo, el niño podría no nacer o incluso, al igual que Ann, sufrir de alguna debilidad o enfermedad.
Robert, te confieso que la reencarnación me produce rechazo. Le he estado dando vueltas y vueltas a la idea de regresar a la carne, y no me atrae lo más mínimo. Por el momento, solo el saber que Ann ha vuelto es lo que me hace desear volver. Porque, en el fondo, no ha de tenerse coraje para morir. El auténtico coraje reside en nacer de manera voluntaria, en abandonar las bellezas incontables de Summerland para hundirse en las profundidades de la materia oscura y asfixiante. El trauma no lo provoca la muerte, sino la vida. Uno puede morir sin saberlo.
El nacimiento implica el trauma de la comprensión.
Pensar en mi sueño me dará fuerzas.
El sueño de que, algún día, nos reuniremos aquí en Summerland. De que compartiremos nuestro amor y unidad en este lugar exquisito, y nos reconfortaremos el uno al otro.
Tal vez, como Albert me sugirió, nos volvamos a casar en una de las grandes catedrales del cielo, y será un maestro de un nivel más elevado el que celebre la ceremonia, y un coro nos cantará un himno que ensalce nuestro amor.
Le entregaré regalos hechos por mí: flores, ropa, joyas, abalorios y adornos para la casa. Una casa que colmará todos nuestros deseos y gustos, y que se situará en un lugar encantador en medio de la naturaleza, y en el que disfrutaremos para siempre.
Rezo para que estemos allí, donde podremos aprender y crecer hasta que llegue el momento en que nos elevemos a los niveles superiores, donde cambiaremos de apariencia, pero sin perder la lealtad que nos profesamos el uno al otro y donde compartiremos la gloriosa trascendencia de nuestro amor por toda la eternidad.