Este libro está dedicado al doctor Maurice Heiner, un excelente especialista en afecciones torácicas que consiguió lo que parecía imposible: convencer al terco de mi marido, Michael Hume, de que si no dejaba de fumar su esperanza de vida podría calcularse en meses.
El hecho de que lo lograra indica el talento profesional de Maurice y las cualidades personales que Michael admira en sus amigos.
Michael no solo ha sobrevivido, sino que han pasado veintitrés años desde aquella visita a Maurice; veintitrés años llenos de aventuras y de (pequeños) saltos al vacío de los que ha salido prácticamente ileso. No ha vuelto a coger un cigarrillo, y no por temor a la Parca, sino por un único motivo: no quería traicionar la confianza que Maurice había depositado en él.
En muchos aspectos, es probable que Maurice sea el responsable de que haya escrito todos mis libros, puesto que nadie me ha presionado tanto como Michael, casi acosándome, para que me convirtiera en novelista. Sin su actitud «avasalladora» y su inigualable talento como editor, mi carrera como escritora no habría sido posible.
MARILYN HUME