[1] Lo cual probablemente signifique que hay algunos que son virulentos y letales, y otros que simplemente te hacen caminar raro y evitar la fruta. <<
[2] A veces, por supuesto, para decir: «Por favor, deje ya de hacerlo». <<
[3] Había quien se extrañaba de que, aunque la gente de Lancre se negaba en redondo a tener ningún trato con la democracia, basándose en la idea de que gobernar era lo que tenía que hacer el rey y ya se lo dirían ellos si hacía algo mal, no se les diera muy bien hacer de sirvientes. Sí, sabían cocinar y cavar y lavar y hacer de lacayos y de mayordomos, y lo hacían muy bien, pero nunca acababan de cogerle el tranquillo a la mentalidad servil. El rey Verence era muy comprensivo con esto, y soportaba que Shawn hiciera entrar a los invitados al salón comedor al grito de: «¡Papeo del bueno, píllenlo antes de que se enfríe!». <<
[4] Aparte de las que contenían pequeños giros postales adjuntos a cartas que, por lo general, venían a decir todas lo mismo: «Queridos papá y mamá, las cosas me van bastante bien en Ankh-Morpork y esta semana he ganado nada menos que siete dólares…». <<
[5] Cuando no tenía gran cosa más en que ocupar el tiempo, Yaya Ceravieja mandaba su mente en Préstamo, dejando que fuera a caballito dentro de las cabezas de otras criaturas. Era generalmente considerada la exponente más hábil de aquel arte que las Montañas del Carnero habían visto durante siglos, y en la práctica era capaz de meterse en las mentes de cosas que ni siquiera tenían mente. Aquella práctica implicaba, entre otras cosas, que los habitantes de Lancre tuvieran menos inclinación a esa crueldad despreocupada con los animales que es un rasgo común de la idílica vida en el campo, basándose en el hecho de que esa rata a la que hoy tiras un ladrillo puede resultar ser la bruja que necesitas que te dé una medicina para el dolor de muelas mañana.
También implicaba que la gente que le hacía una visita inesperada la pudiera encontrar estirada, aparentemente fría y sin vida, con el corazón y el pulso apenas latiendo. El letrero había evitado muchas situaciones embarazosas. <<
[6] Al rey Verence le resultaba obvio que si armara a todos los adultos, el reino de Lancre seguiría teniendo un ejército pequeño e insignificante, y por tanto buscaba otras formas de estar presente en el mapa militar. A Shawn se le había ocurrido la idea de la Navaja del Ejército Lancrastiano, con varias herramientas y utensilios esenciales para el soldado que estaba de campaña, y el trabajo de investigación y desarrollo de la misma ya llevaba varios meses en marcha. Una razón de que se avanzara tan despacio era que el rey en persona se estaba tomando un interés activo en el único proyecto de la defensa del país, y Shawn iba recibiendo notitas a razón de hasta tres el mismo día con propuestas para su mejora. Por lo general decían cosas como: «Instrumento, a ser posible muy pequeño, para encontrar cosas perdidas», o «Cosita curiosa con forma de gancho que tenga muchos usos». Shawn añadía algunas de aquellas cosas para ser diplomático, pero perdía tantas notas como se atrevía a perder, a fin de no acabar diseñando la única navaja de bolsillo sobre ruedas. <<
[7] El leitmotiv del Gremio de Cirujanos-Barberos. <<
[8] En los pocos mapas que existían de las Montañas del Carnero, se escribía Überwald. Pero la gente de Lancre nunca le había cogido el truco a los acentos y ciertamente no les parecía bien intentar equilibrar dos puntos encima de otra letra, donde lo único que iban a hacer era caerse y causar puntuaciones innecesarias. <<
[9] La gente de Lancre consideraba que cualquier cosa religiosa que no se dijera en alguna lengua arcana e incomprensible probablemente no fuera auténtica. <<
[10] Esto se debía a que la gente de Lancre tenía una visión original aunque rebuscada de los nombres, y por lo general se limitaban a elegir un sonido que les gustara. A veces seguían cierta lógica, pero solamente por accidente. Hoy mismo habría una Clamidia Tejedor gateando por ahí si su madre no hubiera decidido de repente que Sally era más fácil de escribir. <<
[11] El rey Verence tenía muchas ganas de que alguien compusiera un himno nacional de Lancre, que tal vez hablara de sus muy bonitos árboles, y había ofrecido una pequeña recompensa. Tata Ogg pensó que sería dinero fácil porque los himnos nacionales solamente tienen una estrofa o, mejor dicho, todos tienen la misma segunda estrofa, que dice: «Na… naa… na… nana, naa… na… na naa…», y así durante un buen rato, hasta que alguien se acuerda del último verso de la primera estrofa y la canta tan fuerte como puede. <<
[12] En una sociedad que hubiera progresado más allá de la lana basta y los telares, Tata habría dicho «tirando de la levita». <<
[13] A menudo los historiadores pasan por alto el papel que tiene el intestino grueso en los esfuerzos para construir un país mejor. <<
[14] Igor tenía dos pulgares en la mano derecha. Si una cosa era útil, decía siempre, por qué no añadir otra igual. <<