(Extracto de las investigaciones llevadas a cabo por la policía a raíz de varios atentados y detenciones realizadas en Barcelona en el año 1949).

AVISO: Por consejo de la Justicia Castrense, estas diligencias se han llevado con todo secreto con el fin de no poner sobre aviso al principal buscado, FRANCISCO SABATÉ LLOPART.

DILIGENCIA: Extendida a diez de mayo de 1949 en la Brigada Político Social de la Jefatura Superior de Policía por el comisario B. Eduardo Quintela Bóveda, exponiendo: Que a fines de la última decena de enero del año en curso señalose en Barcelona el resurgir de una modalidad de terrorismo a la que parecía haber dado fin el Glorioso Movimiento Nacional: los atentados personales perpetrados por entidades anarquistas. Informadores confidenciales que la Policía tiene dentro de la cárcel participaron que […] el jefe de estos bandoleros es FRANCISCO SABATÉ LLOPART, sujeto de historial delictivo harto conocido de esta brigada […], cuya inspiradora [de Sabaté], alma y factótum es la FEDERICA MONTSENY[…], uno de los criminales más peligrosos por su audacia, sangre fría y habilidad de tirador de arma corta surgidos de la posguerra […]. El veintiocho de dicho mes, el antiguo anarquista ANTONIO SEVA AMORÓS, tachado de traidor a su causa por los rojos de la FAI, fue atacado a tiros desde un «taxis» apostado en la parada final del autobús en que se apeaba SEVA cada día al regresar, a la madrugada, del trabajo nocturno que presta en una fábrica textil. Por mala puntería de sus agresores sólo recibió una rozadura de bala […]. Ese mismo día fue asaltada la sucursal del Banco Hispano-Colonial de Hospitalet […], entre las personas que se encontraban en el lugar del atraco, una reconoció, y así lo manifestó a la policía confidencialmente, al que capitaneaba la banda por haber ido juntos a la escuela; se trataba de FRANCISCO SABATÉ LLOPART […]. El quince de febrero tuvo lugar otro atentado de esta índole […], los bandidos fueron a esperar a Bernabé Noguera Fernández a la puerta de su casa, en la calle Igualdad, a la hora en que salía para la faena diaria […]. A poco compareció en el portal acompañado de un hijo suyo de quince años siendo ambos encañonados por los ocupantes del coche que obligaron a meterse en él al padre, al que minutos después mataban a tiros cerca de la avenida Icaria; el muerto era pescadero mayorista, muy notado en el barrio por su anticomunismo y por las frecuentes discusiones que mantenía en defensa de nuestro Régimen. Además de matarle, le robaron la cartera […]. Las gestiones policíacas para dar con SABATÉ y con la banda [llevaron hasta] FRANCISCO BALLESTER OROVITCH, quien, sometido a severo interrogatorio, acabó por confesar, después de retorcerse mucho […] que tenía una cita con los SABATÉ en la calle Marqués del Duero o «Paralelo». Montose un servicio por agentes disfrazados que disimuladamente se apostaron en el lugar de la cita […], no se agruparon, para pasar desapercibidos. Pero ocurrió que JOSÉ SABATÉ LLOPART vio al agente antes de que el agente lo viera a él y con otros de la banda fueron todos sobre dicho agente que estaba solo y desapercibido, lo encañonaron e inmovilizaron matándole después de un tiro en la cabeza. Así perdió la vida D. Oswaldo Blanco Gregorio.

El día dos de marzo perpetra la banda del SABATÉ la más audaz de sus fechorías y también la de más trágicas consecuencias. Poco después de las doce, dos individuos, exhibiendo pistolas, penetran en el coche de D. Manuel Bosch Maur, que se hallaba al volante esperando que su señora saliera de la iglesia que hay en la calle Claris y le obligan a ir hasta el cruce de la carretera de Ribas-Marina, y allí le obligan a apearse y a meterse en una camioneta cerrada. Casi a la misma hora roban el coche del coronel de artillería D. Carlos de la Cuadra, estando dicho señor en él, parado a la puerta de la fábrica de automóviles Eucort donde el señor De la Cuadra desempeña un cargo. Ante la conminación de que ponga el automóvil en marcha, no obedece, sino que salta del baquet y penetra en la fábrica, desde una de cuyas ventanas aún puede ver cómo los gánsteres montan en el coche y huyen con él… En el cruce Marina-Ribas, aproximadamente a las catorce treinta, el señor Bosch oyó que uno de la camioneta gritaba ¡ya llega!, y seguidamente echaron abajo el testero trasero y desde dentro diéronse a lanzar ráfagas sobre un coche oficial que subía por la calle Marina, al que materialmente acribillaron a balazos, matando al que lo conducía, D. Antonio Morte Juárez, conductor del parque móvil de los Ministerios, y uno de los ocupantes, D. Juan Manuel Piñol Ballester, secretario del delegado provincial del Frente de Juventudes; el otro ocupante, José Tella Baroy, sufrió sólo heridas leves. Consumado el hecho, los tres que estaban dentro de la camioneta saltaron de la misma, hicieron parar un «taxis» e hicieron que el chófer los llevara a toda velocidad calle Sicilia abajo hasta pasar por la de Cortes, donde se apearon; llevaban los subfusiles que acababan de usar y los envolvieron en la bata del chófer y en el guardapolvo de uno de los asesinos. Considerando el lugar y hora en que este atentado tuvo lugar, sospechose inmediatamente que era preparado contra este comisario actuante, Eduardo Quintela, a quien la prensa anarquista editada en Francia no se cansa de atacar e injuriar y que pasa desde hace varios años por aquel sitio, en coche oficial, poco después de las catorce horas, cada día, para ir a comer.

El 16 de marzo fue detenido JOSÉ GONZÁLEZ PUIG, quien confirmó que los dos hermanos SABATÉ Y su banda habían estado varios días estudiando la ruta por donde Quintela marchaba cada día a la hora de comer; que él en calidad de conocedor de Quintela, por haber sido detenido por la Brigada Social en 1945, había sido invitado por FRANCISCO SABATÉ, que no conocía a Quintela, para que les asesorase. A las manifestaciones de GONZÁLEZ PUIG se debe el conocimiento de muchos de los detalles expuestos.

A raíz de este doble asesinato lanzose una ofensiva masiva de la policía para la que se movilizó a todo el personal disponible. El nueve de marzo, funcionarios de la plantilla de Hospitalet penetraron en el número cuarenta de la calle General Sanjurjo donde vivía el liberto en libertad vigilada ÁNGEL HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ. Franqueoles la entrada su mujer MANUELA VALERIO BARRIOS, a la que preguntaron si en el piso había algún realquilado, y mientras tenía lugar esta conversación abriose una puerta de una habitación que daba al pasillo en la que dormían dos realquilados y éstos abrieron fuego de pistola contra los agentes matando a uno, a D. Antonio Juárez Juárez, que recibió un balazo en la cabeza y murió instantáneamente. Los demás agentes dispararon hacia el lugar de donde la agresión partía y lograron herir a los dos hombres que, no obstante, lograron abrirse camino y huir escaleras abajo vistiendo tan sólo las prendas con las que ordinariamente dormían, es decir, calzoncillos y camiseta. El uno, seriamente lesionado, no pudo continuar la carrera y fue detenido. Un proyectil le había alcanzado el pulmón. Resultó ser JOSÉ LÓPEZ PENEDO, de treinta y cuatro años, casado, albañil, natural de Paredes, parroquia de Ciudad, ayuntamiento de Irijo (Orense), hijo de Manuel y Preciosa. Se le condujo al Hospital Militar del Generalísimo, donde continúa mejorando lentamente de su herida. El otro, aunque LÓPEZ no lo dijo, averiguose que era JOSÉ SABATÉ LLOPART, que, herido como iba, descalzo y casi desnudo, no abandonó la pistola y recogió también la de LÓPEZ PENEDO, quien interrogado (posteriormente) acerca de estos hechos en el Hospital Militar del Generalísimo explicó que (después de salir corriendo de la casa de General Sanjurjo) se sintió herido en el pecho y más tarde una bala le arrancó la pistola de la mano, y que, a pesar de todo, continuó corriendo desarmado hasta que cayó desvanecido, y al volver en sí vio a su lado a JOSÉ SABATÉ LLOPART, que saliera de su casa detrás de él y lo había seguido en aquella carrera; y al pedirle a JOSÉ SABATÉ LLOPART que le ayudara a salir de allí puesto que estaba malherido, contestó JOSÉ que también lo estaba él y siguió corriendo en tanto que el que habla, que había conseguido ponerse en pie, tuvo que apoyarse en una pared hasta que fue detenido.

[…] Y JOSÉ SABATÉ LLOPART llegó con las dos armas en las manos y sangrando abundantemente por una herida encima de la tetilla izquierda y se presentó en un tejar y a los dos vigilantes, JOSÉ MORA CANO y DIEGO MINARRO CABELLO, les comunicó que era un combatiente de la República y acababa de ser herido por la policía y les obligó a que lo curaran y le prestaran unas alpargatas y un pantalón viejo, los dos agentes de la autoridad son indignos de tal investidura y tal nombre y por ello han sido detenidos.

[…] Sigue declarando JOSÉ LÓPEZ PENEDO en el Hospital Militar del Generalísimo al ser preguntado que cómo fue enrolarse en el grupo de SABATÉ y pasar con él a España manifiesta que hace dos años, viviendo en Perpiñán, su mujer enfermó de gravedad y para tratarla tuvo necesidad de adquirir penicilina, cuando carecía de numerario para tal gasto. Entonces solicitó y obtuvo de la Organización Confederal de Perpiñán (intransigente) CNT treinta y seis mil francos en calidad de préstamo, que había que devolver a medida que pudiese, pero, pasado año y medio, se los reclamó dicha organización haciéndole saber que quien había facilitado dicho dinero había sido SABATÉ que pedía ahora la devolución (no pudiendo devolverlo LÓPEZ) pensó que podía desplazarse a España con SABATÉ, y que tal vez de este modo el asunto se solventase […]. Dice que únicamente participó en el «golpe económico» al Banco Hispano-Colonial de Hospitalet al que fue conminado por FRANCISCO SABATÉ LLOPART, dándolo como cosa a efectuar sin réplica, casi en tono de mando pues se trata de un hombre violento que no suele admitir contradicciones; alguna discusión presenció entre los dos hermanos […] [en una ocasión] JOSÉ discutió con FRANCISCO y le dijo que de seguir actuando así, con ese individualismo intransigente, acabarían por irse cada uno por su lado […]; siempre tuvo que ceder JOSÉ ante la obcecación del otro que, cuando carecía de argumentos, acababa por decir que haría lo que le diera la gana.

Después de este grave delito (el atraco al Banco Hispano-Colonial), JOSÉ LÓPEZ PENEDO dice no haber participado en ningún otro hasta el día que ocurrió el registro en la casa donde vivía en la calle General Sanjurjo.

DILIGENCIA DETERMINACIÓN Y REMISIÓN: En este estado de los presentes se remiten al Sr. Comandante de Artillería D. Manuel Risco Bernal, titular de juzgado militar eventual número 4, encargado por Capitanía General para entender este sumario. A su disposición son ingresados en la prisión celular y en la cárcel de mujeres todos los antedichos declarantes, excepto el principal encartado, JOSÉ LÓPEZ PENEDO, que hállase herido en el Hospital Militar del Generalísimo, a disposición del Excmo. Sr. Capitán General de la Región.

Remítese a la misma autoridad judicial mil ochocientas noventa y cuatro pesetas que tienen el siguiente origen: en la habitación que ocupaban JOSÉ SABATÉ o LÓPEZ PENEDO, que ello no está muy claro, fueron halladas en registros practicados a fondo mil novecientas setenta y cinco pesetas, de las cuales se distrajeron ciento setenta y cinco para pagar al notario ante el cual hizo testamento LÓPEZ PENEDO, de manera que quedaron mil ochocientas, pero (en una mochila abandonada por SABATÉ) se encontraron noventa y cuatro pesetas, siendo la suma de estas dos la que se entrega.

En cuanto a los cincos subfusiles, las tres pistolas y los artificios explosivos [las armas incautadas], el Comisario que actúa ruega a la autoridad competente sean dejadas en esta brigada para el servicio de los funcionarios, que por su peculiar servicio son llamados a enfrentarse con armas de tal eficiencia, contra las que las simples pistolas son notoriamente inferiores. En cuanto a los artificios «lapiceros explosivos» son también muy necesarios para entrenarse en su manejo hasta saber cómo inutilizar una bomba de plástico […], cosas estas de las que sólo hay en la policía barcelonesa un conocimiento teórico.

Fechada en la presente, en Barcelona, a trece de mayo de 1949.

Addendum. JOSÉ LÓPEZ PENEDO compareció ante un consejo de guerra el 16 de noviembre de 1949, acusado del asesinato del guardia ANTONIO JUÁREZ. Fue condenado a la pena capital y fusilado en Barcelona en la madrugada del 4 de febrero de 1950. Dos horas antes de la ejecución, en la soledad de su celda en la cárcel Modelo, LÓPEZ escribió esta carta a ERMELINDA SAHAGÚN DÍEZ, SU mujer:

«Amada esposa: Las últimas horas que me quedan de vida las dedico a pensar en ti y en nuestras venerables hijitas. El presentimiento que en todas mis epístolas tenía, hoy tendrá cumplimiento. Me da pena que tengas que deshacer las ilusiones que últimamente te habías forjado, de volver a ser feliz en compañía mía y de las nenas. Expresos abrazos para tu hermano y familia, igualmente a los sobrinos y a su madre. A mi madre la abrazas fuertemente en mi nombre, y tú y nuestras entrañables hijitas recibid el último abrazo que de todo corazón os envío. Besos, besos, besos y mi último adiós. Fdo.: PEPE».