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—Lagos fue quien comprendió todo esto. Al principio era un investigador de la Biblioteca del Congreso, y entró a formar parte de la CCI cuando éste absorbió la Biblioteca. Se ganaba la vida descubriendo cosas interesantes en la Biblioteca, hechos que nadie se había molestado en desenterrar. Organizaba esos hechos y los vendía. Cuando descubrió todo el asunto de Enki y Ashera, se lanzó a la búsqueda de alguien que pudiera pagar por ello, y se decidió por L. Bob Rife, Señor del Ancho de Banda, dueño del monopolio de fibra óptica, quien en esa época daba empleo a más programadores que nadie en el mundo.

»Lagos, como les suele ocurrir a quienes no se dedican a los negocios, cometió un error fatal: pensar a pequeña escala. Imaginó que con una pequeña inversión de capital de riesgo, se podría desarrollar el hackeo neurolingüístico como una nueva tecnología que permitiría a Rife conservar la propiedad de la información que pasaba por el cerebro de sus programadores. Lo cual, consideraciones morales aparte, no era mala idea en absoluto.

»A Rife le gusta pensar a lo grande. De inmediato comprendió que esa idea podría ser mucho más poderosa. Copió la idea y le dijo a Lagos que se largase con viento fresco. Luego empezó a invertir un montón de dinero en iglesias pentecostales. Tomó una pequeña iglesia de Bayview, en Texas, y la convirtió en universidad. Contrató a un predicador de poca monta, el Reverendo Wayne Bedford, y lo hizo más importante que el Papa. Construyó una cadena de franquicias religiosas autosuficientes por todo el mundo, y utilizó su universidad, y su campus en el Metaverso, para fabricar decenas de miles de misioneros, que se extendieron por el Tercer Mundo y comenzaron a convertir a la gente por centenares de miles, igual que san Luis Bertrand. El culto glosolálico de L. Bob Rife es la religión de más éxito desde la aparición del islam. Habla mucho de Jesús pero, como muchas otras Iglesias que se autodenominan cristianas, no tiene nada que ver con el cristianismo excepto en el uso de su nombre. Es una religión posracional.

»También quería diseminar el virus biológico, como promotor o impulsor del culto, pero no podía hacerlo mediante prostitución sagrada porque era flagrantemente anticristiano. Pero una de las funciones más relevantes de sus misioneros en el Tercer Mundo era llegar a zonas remotas y vacunar a la gente; y había algo más que vacuna en esas jeringuillas.

»Aquí, en el Primer Mundo, todos estamos ya vacunados, y no dejamos que se nos acerquen fanáticos religiosos y nos claven agujas. Pero sí consumimos un montón de drogas. Así que para nosotros inventó cómo extraer el virus del suero sanguíneo y distribuirlo como una droga llamada Snow Crash.

»Mientras, puso en marcha la Almadía como forma de transportar a centenares de miles de miembros de sus sectas desde las zonas más miserables de Asia a los Estados Unidos. La imagen de la Almadía que tienen los medios de comunicación es que es un lugar caótico, donde se hablan millares de lenguas distintas y no hay autoridad central. Pero no es así en absoluto. Está muy organizada y sujeta a un control estricto. Estas gentes hablan unos con otros en lenguas. L. Bob Rife ha perfeccionado la xenoglosia, convirtiéndola en una ciencia.

»Controla a la población injertándole receptores de radio en el cráneo y enviando instrucciones, me, directamente al tronco cerebral. Con que una persona de cada cien tenga un receptor, puede servir como en local y distribuir los me de L. Bob Rife a los demás. Actúan siguiendo las instrucciones de L. Bob Rife como si hubiesen sido programados. Y en estos momentos tiene un millón de esas personas junto a la costa de California.

»También tiene un metavirus digital, en código binario, que puede infectar los ordenadores, o a los hackers, a través del nervio óptico.

—¿Cómo lo tradujo a formato binario? —se extraña Ng.

—No creo que lo hiciera. Creo que lo encontró en el espacio. Rife es propietario de la mayor red de radiotelescopios del mundo. No llevan a cabo auténtica astronomía, sólo están a la escucha de señales de otros planetas. Era evidente que antes o después una de sus antenas captaría el metavirus.

—¿Por qué es evidente?

—El metavirus está en todas partes. Allá donde exista la vida, el metavirus está también, propagándose gracias a ella. En sus orígenes se extendía mediante los cometas. Probablemente así fue como llegó la vida a la Tierra, y también como debió de llegar el metavirus. Pero los cometas son lentos y las ondas de radio rápidas. En forma binaria, un virus puede rebotar de un sitio a otro del universo a la velocidad de la luz. Infecta un planeta civilizado, se introduce en sus ordenadores, se reproduce, e inevitablemente se emite por televisión, o por radio, o lo que sea. Y esas transmisiones no se detienen en el límite de la atmósfera, sino que viajan continuamente por el espacio. Y si llegan a otro planeta, con otra cultura civilizada, donde hay gente que escucha las estrellas como lo hacía Rife, el planeta queda también infectado. Creo que ése era el plan de Rife, y que funcionó; pero Rife es inteligente: lo capturó de forma controlada. Lo encerró en una botella. Un agente de guerra de información a su servicio que puede utilizar a discreción. Cuando se pone en un ordenador, lo cuelga porque hace que se infecte con nuevos virus. Pero resulta mucho más devastador aún si entra en la mente de un hacker, una persona que tiene grabada en la estructura profunda del cerebro la comprensión del código binario. El metavirus binario destruye la mente de los hackers.

—Por tanto. Rife puede controlar a dos tipos de personas —resume Ng—. A los pentecostales mediante me escritos en la lengua original. Y a los hackers de forma mucho más violenta, dañando su cerebro con virus binarios.

—Exactamente.

—¿Qué cree usted que pretende Rife? —pregunta Ng.

—Quiere ser Ozimandias, Rey de Reyes. Verán, es muy sencillo: cuando alguien se convierte a su religión, puede controlarlo por medio de me. Y puede convertir a millones de personas a su religión porque se extiende como un puto virus: la gente no es inmune ante él porque nadie está acostumbrado a pensar sobre la religión, las personas no son suficientemente racionales para argumentar sobre cosas así. En cierto modo, cualquiera que lea el National Enquirer o que siga los combates de lucha libre profesional en la tele es presa fácil. Y con el Snow Crash como promotor, es aún más sencillo conseguir conversos.

»La idea clave de Rife es que no hay diferencias entre la cultura moderna y la sumeria. Tenemos una inmensa masa laboral analfabeta o que simplemente no lee, y que depende de la tele, que es una especie de tradición oral. Y tenemos una pequeña élite que ocupa el poder, extremadamente culta, básicamente la gente que se conecta con el Metaverso, que comprende que la información es poder y que controla la sociedad porque tiene la habilidad cuasimística de hablar el lenguaje mágico de los ordenadores.

»Eso nos convierte en un gran obstáculo para los planes de Rife. La gente como él no puede hacer nada sin nosotros los hackers; y si pudiese convertimos, no podría usamos, porque lo que hacemos es de naturaleza creativa y la gente que ejecuta me no puede imitarlo. Pero puede amenazamos con el Snow Crash. Creo que eso fue lo que le sucedió a Da5id. Es posible que se tratase de un experimento, para ver qué efecto tenía el Snow Crash sobre un hacker, pero también puede que fuera un disparo de aviso, con el objetivo de mostrar el poder de Rife a la comunidad hacker. El mensaje es: si Ashera llega al sacerdocio tecnológico…

—Napalm sobre un prado silvestre.

—Por lo que sé, no hay forma de detener el virus binario. Pero hay un antídoto contra la falsa religión de Rife. El nam-shub de Enki aún existe. Él le dio una copia a su hijo Marduk, quien se la pasó a Hammurabi. Marduk puede haber existido o no, pero el hecho es que Enki se preocupó de dar la impresión de que había transmitido su nam-shub de algún modo. En otras palabras, estaba enviando un mensaje codificado para las generaciones venideras de hackers, por si Ashera volvía a alzarse alguna vez.

»Estoy casi seguro de que la información que necesitamos está contenida en un sobre de arcilla desenterrado hace diez años en la antigua ciudad sumeria de Eridu, en el sur de Irak. Eridu era la sede de Enki; en otras palabras, Enki era el en de Eridu, y el templo de Eridu contenía sus we, entre ellos el nam-shub que vamos buscando.

—¿Quién desenterró ese sobre de arcilla?

—La excavación de Eridu fue financiada por completo por una universidad religiosa de Bayview, Texas.

—¿La de L. Bob Rife?

—Correcto. Creó un departamento de arqueología cuya única función era excavar en Eridu, localizar el templo donde Enki guardaba sus me y llevárselos a casa. Rife quería obtener el código fuente de las habilidades de Enki; analizando los me de Enki quería disponer de sus propios hackers neurolingüísticos, que podrían escribir nuevos me que se convertirían en las reglas básicas, el programa, de la nueva sociedad que pretende crear.

—Pero entre esos me hay una copia del nam-shub de Enki —dice Ng—, que es peligrosa para los planes de Rife.

—Así es. También quería esa tablilla, pero no para analizarla sino para asegurarse de que nadie pudiera usarla contra él.

—Si puede usted conseguir una copia de ese nam-shub —pregunta Ng—, ¿qué efectos tendría?

—Si pudiésemos transmitir el nam-shub de Enki a los en de la Almadía, ellos lo retransmitirían a toda la gente de la Almadía. Atascaría sus neuronas de procesamiento de la lengua materna e impediría que Rife los programase con nuevos me —dice Hiro—. Pero tenemos que hacerlo antes de que la Almadía se desintegre y los Refus lleguen a la costa. Rife habla con sus en a través de un transmisor que está en el Enterprise, y supongo que será un dispositivo de corto alcance que necesita tener a sus objetivos a poca distancia del foco transmisor. Pronto usará ese sistema para distribuir un gran me que hará que los Refus se lancen a la costa como un ejército coordinado con órdenes de batalla. En otras palabras, la Almadía se disgregará y ya no será posible alcanzar a todas esas personas con una sola transmisión. Tenemos que actuar cuanto antes.

—Al señor Rife no le hará mucha gracia —predice Ng—. Intentará desquitarse desatando el Snow Crash contra el sacerdocio tecnológico.

—Lo sé —dice Hiro—, pero sólo puedo preocuparme de las cosas de una en una. Me vendría bien un poco de ayuda.

—No resulta demasiado fácil —dice Ng—. Para llegar hasta el Núcleo hay que volar sobre la Almadía o cruzarla con un barco pequeño. Rife tiene un millón de personas armadas con rifles y lanzamisiles. Ni siquiera los sistemas de armamento más avanzados pueden enfrentarse al fuego de armas pequeñas en una escala tan grande.

—Entonces acerquen unos cuantos helicópteros —dice Hiro—. Algo. Lo que sea. Si logro echarle el guante al nam-shub de Enki e infectar a la gente de la Almadía, podrán aproximarse sin temor.

—Veremos qué se puede hacer —ofrece Tío Enzo.

—De acuerdo —acepta Hiro—. ¿Y qué hay de Razones? Ng murmura algo y en su mano aparece una tarjeta.

—Tenga una nueva versión del software —dice—. En teoría tiene bastantes menos errores.

—¿Bastantes menos?

—Ningún programa está jamás libre de errores —dice Ng.

—Supongo que todos tenemos algo de Ashera —dice Tío Enzo.