—Bueno, la última vez estuvimos hablando del sobre de arcilla. Pero ¿qué hay de ese artilugio que parece un árbol? —dice Hiro, señalando con un gesto uno de los artefactos.
—Un tótem de la diosa Ashera —responde el Bibliotecario, conciso.
—Ahora empezamos a llegar a alguna parte —dice Hiro—. Lagos dijo que la Brandy del Sol Negro era una prostituta del culto de Ashera, pero ¿quién es Ashera?
—Era la consorte de El, también llamado Yahvé —contesta el Bibliotecario—. Se la conoce además por otros nombres: Elat es su nombre más común. Los griegos la llamaban Dione o Rea. Los cananeos la conocían como Tánit o Hawwa, que es lo mismo que Eva.
—¿Eva?
—Según la etimología de Cross, «Tánit» es el femenino de «tannin», que significa «la de la serpiente». Además, Ashera también se asociaba a otro apelativo durante la Edad del Bronce: «dat batni», que también significa «la de la serpiente». Para los sumerios era Nintu o Ninhursag. Su símbolo era una serpiente enrollada alrededor de un árbol o un báculo: el caduceo.
—¿Quién adoraba a Ashera? Supongo que mucha gente.
—Todos los que vivieron entre la India y la península ibérica desde el segundo milenio antes de Cristo hasta empezada la era cristiana. Con la excepción de los hebreos, quienes sólo la adoraron hasta las reformas religiosas de Ezequías y, más tarde, Josías.
—Creía que los hebreos eran monoteístas. ¿Cómo podían adorar a Ashera?
—Monólatras. No negaban la existencia de otros dioses, pero sólo podían adorar a Yahvé. Ashera era venerada como la consorte de Yahvé.
—No recuerdo que la Biblia diga nada sobre que Dios tenga esposa.
—La Biblia aún no existía. El judaísmo era sólo un compendio de cultos yahvíticos inarticulado, cada uno con sus lugares sagrados y sus ritos. Las historias del Éxodo aún no habían sido formalizadas en una escritura. Y las partes más recientes de la Biblia ni siquiera habían tenido lugar.
—¿Quién decidió expurgar a Ashera del judaísmo?
—La escuela deuteronomista, definida como los que escribieron el Deuteronomio, así como Josué, Jueces, Samuel y Reyes.
—¿Y qué tipo de gente era?
—Nacionalistas. Monárquicos. Centralistas. Los precursores de los fariseos. En esa época, el rey asirio Sargón II había conquistado recientemente Samana, el norte de Israel, forzando una migración de hebreos hacia el sur, hacia Jerusalén. La ciudad se expandió enormemente y los hebreos empezaron a conquistar territorio hacia el oeste, el este y el sur. Fue una época de intenso nacionalismo y fervor patriótico. La escuela deuteronomista personificó esas actitudes en las escrituras, reescribiéndolas y reorganizando las viejas historias.
—¿Reescribiéndolas cómo?
—Moisés y otros creían que el río Jordán era la frontera de Israel, pero los deuteronomistas pensaban que Israel incluía la Transjordania, lo cual justificaba la agresión hacia el este. Hay muchos otros ejemplos. La ley predeuteronómica no decía nada sobre monarquías. La Ley, tal como la fijó la escuela deuteronomista, reflejaba un sistema monárquico. La ley predeuteronómica atañía sobre todo a asuntos sagrados, mientras que la principal preocupación de la ley deuteronómica es la educación del rey y su pueblo; en otras palabras, asuntos seculares. Los deuteronomistas insistieron en centralizar la religión en el Templo de Jerusalén, destruyendo los centros de culto periféricos. Y hay otro aspecto que a Lagos le pareció significativo.
—¿Y de qué se trata?
—El Deuteronomio es el único libro del Pentateuco que hace referencia a una Torá escrita como manifestación de la voluntad divina:
«Cuando suba al trono deberá escribir en un rollo, para uso propio, una copia de esta ley, según el ejemplar que está en poder de los sacerdotes levitas. La tendrá consigo y la leerá todos los días de su vida, para que aprenda a respetar a su Dios, guardando todas sus palabras y poniendo en práctica todas sus prescripciones, para que no se crea superior a sus hermanos y no se desvíe de ella ni a derecha ni a izquierda, y de esa manera prolongue los días de su reinado, él y sus hijos, sobre el trono de Israel». Deuteronomio, 17, 18-20.
—Por tanto, los deuteronomistas codificaron la religión, convirtiéndola en una entidad organizada autopropagante —dice Hiro—. No quiero decir virus, pero según lo que me acabas de citar, la Tora es como un virus. Usa el cerebro humano como anfitrión. Éste, el humano, hace copias de ella. Y otros seres humanos vienen a la sinagoga y la leen.
—No puedo procesar una analogía. Pero lo que dice es correcto en el siguiente aspecto: después de que los deuteronomistas hubieron reformado el judaísmo, los judíos iban a la sinagoga a leer el Libro en vez de a hacer sacrificios. De no ser por los deuteronomistas, los monoteístas del mundo aún estarían sacrificando animales y propagando sus creencias mediante la tradición oral.
—Compartiendo agujas —dice Hiro—. Cuando estudiaste este material con Lagos, ¿dijo algo acerca de que la Biblia fuese un virus?
—Dijo que tenía ciertas cosas en común con un virus, pero que era diferente. La consideraba un virus benigno, como los que se usan en las vacunas. Consideraba que el virus Ashera era mucho más maligno, capaz de extenderse mediante el intercambio de fluidos corporales.
—Así que la estricta religión de los deuteronomistas, basada en un libro, vacunó a los hebreos contra el virus Ashera.
—En combinación con la monogamia estricta y otras prácticas kosher, sí —dice el Bibliotecario—. Las religiones precedentes, desde Sumer hasta el Deuteronomio, se denominan prerracionales. El judaísmo fue la primera de las religiones racionales. Y como tal, según el punto de vista de Lagos, era mucho menos susceptible a las infecciones virales porque se basaba en registros escritos, inmutables. Ésa era la razón de la veneración de la Tora y del meticuloso cuidado empleado al hacer nuevas copias de ella: higiene de la información.
—¿Y en qué vivimos hoy en día? ¿En la época posracional?
—Juanita comentó algo en ese sentido.
—Ya lo imagino. Empiezo a encontrar más sentido a lo que decía.
—Oh.
—Antes nunca logré encontrárselo.
—Comprendo.
—Creo que si paso contigo el tiempo suficiente para entender lo que hay en la mente de Juanita…, bueno, podrían pasar cosas maravillosas.
—Intentaré serle de ayuda.
—Volvamos a lo nuestro; no es momento para erecciones. Parece que Ashera era la portadora de una infección viral. Los deuteronomistas se dieron cuenta de algún modo y la exterminaron bloqueando todos los vectores por los cuales infectaba a nuevas víctimas.
—En referencia a las infecciones virales —ofrece el Bibliotecario—, y si me permite hacer una conexión espontánea y bastante brusca, algo que estoy codificado para hacer en los momentos oportunos, quizá quiera examinar el caso del herpes simplex, un virus que se aloja en el sistema nervioso y jamás lo abandona. Es capaz de llevar nuevos genes a las neuronas y manipularlas genéticamente. Los actuales ingenieros genéticos lo usan con ese propósito. Lagos pensó que el herpes simplex podía ser un benigno descendiente moderno de Ashera.
—No siempre benigno —contesta Hiro, recordando a un amigo suyo que murió de complicaciones relacionadas con el sida; en sus últimos días, las lesiones del herpes le llegaban desde los labios hasta la garganta—. Sólo lo es porque tenemos un sistema inmunitario.
—Sí, señor.
—Así pues, ¿Lagos creía que el virus Ashera alteraba realmente el ADN de las neuronas?
—Sí. Ésa era la espina dorsal de su hipótesis de que el virus era capaz de transformarse a sí mismo de una cadena de ADN transmitida biológicamente a un conjunto de comportamientos.
—¿Qué comportamientos? ¿Cómo era el culto de Ashera? ¿Hacían sacrificios?
—No, pero hay evidencia de prostitución sagrada, tanto masculina como femenina.
—¿Significa eso lo que pienso? ¿Religiosos que rondaban por el templo y jodían con la gente?
—Más o menos.
—Bingo. Estupenda forma de extender un virus. Ahora quiero volver a una bifurcación anterior de la conversación.
—Como desee. Puedo manejar bifurcaciones anidadas hasta una profundidad prácticamente infinita.
—Mencionaste una conexión entre Ashera y Eva.
—Eva, cuyo nombre bíblico es Hawwa, es claramente la interpretación hebrea de un mito más antiguo. Hawwa es una diosa madre ofídica.
—¿Ofídica?
—Asociada a las serpientes. Ashera también es una diosa madre ofídica.
—Por lo que recuerdo, se consideraba que Eva fue la responsable de que Adán comiese el fruto prohibido, del árbol del conocimiento del bien y del mal. Es decir, no se trata sólo de la fruta: es información.
—Si usted lo dice, señor.
—Me pregunto si los virus habrán estado siempre con nosotros. Se presupone de forma más o menos implícita que han estado aquí desde siempre, pero quizá no sea cierto. Quizá hubo un periodo de la historia en el cual no existían, o al menos eran infrecuentes. Y en cierto momento, cuando apareció el metavirus, el número de virus diferentes se disparó y la gente comenzó a ponerse enferma mucho más a menudo. Eso explicaría el hecho de que todas las culturas parecen tener un mito sobre el Paraíso, y la Pérdida del Paraíso.
—Quizá.
—Me dijiste que los esenios pensaban que las tenias eran demonios. Si hubiesen sabido lo que era un virus, probablemente habrían pensado lo mismo. Y Lagos me dijo la otra noche que, para los sumerios, no existían los conceptos de bien o mal como tales.
—Correcto. Según Kramer y Maier, hay demonios buenos y demonios malos. «Los buenos brindan salud física y emocional. Los malos traen desorientación y diversas dolencias físicas y emocionales… Pero esos demonios apenas pueden distinguirse de las enfermedades que personifican… y muchas de esas enfermedades suenan, a oídos modernos, como probablemente psicosomáticas».
—Eso es lo que dijeron los médicos sobre Da5id, que su enfermedad debía de ser psicosomática.
—No sé nada sobre Da5id, excepto unas cuantas estadísticas banales.
—Parece que el escritor de la leyenda de Adán y Eva se inventó el «mal» y el «bien» para explicar por qué enferma la gente, por qué sufre el ataque de virus físicos y mentales. Así que cuando Eva, o Ashera, hizo que Adán comiese del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, lo que hizo es introducir los conceptos de bien y mal en el mundo; introducir el metavirus que crea los virus.
—Podría ser.
—Por tanto, mi siguiente pregunta es: ¿quién escribió el mito de Adán y Eva?
—Eso es origen de polémica entre eruditos.
—¿Qué opinaba Lagos? O mejor, ¿qué opina Juanita?
—La interpretación radical de la historia de Adán y Eva llevada a cabo por Nicolás Wyatt supone que, de hecho, fue escrita por los deuteronomistas como alegoría política.
—Creía que habían escrito los libros posteriores, no el Génesis.
—Cierto. Pero también estuvieron involucrados en la compilación y reelaboración de los libros anteriores. Durante muchos años se dio por supuesto que el Génesis fue escrito en algún momento alrededor del 900 antes de Cristo o incluso antes, mucho antes de la llegada de los deuteronomistas. Pero recientes análisis de vocabulario y contenido sugieren que se llevó a cabo una gran cantidad de correcciones, y quizá incluso adiciones, en la época del Exilio, cuando los deuteronomistas ejercían su predominio.
—O sea que es muy posible que reescribieran un mito anterior de Adán y Eva.
—Tuvieron la oportunidad. Según la interpretación de Hvidberg y, más adelante, Wyatt, Adán en el paraíso es una parábola del rey en su refugio, específicamente del rey Oseas, que gobernó el Reino del Norte hasta que fue conquistado por Sargón II en el 722 antes de Cristo.
—Esa es la conquista que mencionaste antes, la que empujó a los deuteronomistas hacia el sur, a Jerusalén.
—Exactamente. Ahora bien, «edén», que puede entenderse como la palabra hebrea que significa «deleite», representa el estado feliz en que vivía el rey antes de la conquista. La expulsión desde el Edén a las tierras baldías del este es una parábola de las deportaciones masivas de israelitas a Asiría tras la victoria de Sargón II. Según esta interpretación, el rey fue seducido y apartado del camino recto por el culto de El, y por tanto, el culto asociado de Ashera… comúnmente relacionada con serpientes y cuyo símbolo es un árbol.
—Y su asociación con Ashera hizo que fuese conquistado, así que cuando los deuteronomistas llegaron a Jerusalén, refundieron la historia de Adán y Eva como advertencia para los caudillos del Reino del Sur.
—Sí.
—Y quizá, como nadie les hacía caso, en el proceso inventaron los conceptos de bien y mal como gancho.
—¿Gancho?
—Un término de la Industria. ¿Y qué sucedió después? ¿Intentó Sargón II conquistar también el Reino del Sur?
—Lo hizo su sucesor, Senaquerib. El rey Ezequías, que gobernaba el Reino del Sur, se preparó afanosamente para el ataque, realizando grandes reformas en las fortificaciones de Jerusalén y mejorando el suministro de agua potable. También fue responsable de una serie de reformas religiosas de amplio alcance, que emprendió bajo la dirección de los deuteronomistas.
—¿Y qué ocurrió?
—Las tropas de Senaquerib rodearon Jerusalén. «Y aquella misma noche salió el ángel del Señor e hirió en el campamento de Asiría a ciento ochenta y cinco mil; y, al levantarse por la mañana, vieron que todos ellos eran cadáveres. Entonces Senaquerib, rey de Asirla, se retiró, y regresó a Nínive». Reyes 2, 19, 35-36.
—No me extraña. A ver si lo entiendo: los deuteronomistas, a través de Ezequías, imponen una política de higiene de la información en Jerusalén y hacen trabajos de ingeniería civil… ¿Has dicho que mejoraron el suministro de agua?
—«Se reunió una gran muchedumbre y cegaron todas las fuentes, así como el canal subterráneo, para que cuando llegaran los asirlos no encontraran agua en abundancia». Crónicas 2, 32, 4. Luego los hebreos excavaron un túnel de más de quinientos metros a través de roca sólida para llevar el agua hasta el interior de los muros de la ciudad.
—Y en cuanto los soldados de Senaquerib entraron en escena, cayeron muertos a causa de lo que sólo puede entenderse como una enfermedad extraordinariamente virulenta, a la cual la gente de Jerusalén parecía ser inmune. Umm, interesante… ¿Qué habría en ese agua?