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Mientras encendía el ordenador y entraba en Facebook, María se quitó la cazadora.

Era su día de suerte. Jorge estaba allí.

María le envió un mensaje:

«Te he visto».

«¿Dónde?», respondió él.

«En el reportaje».

«¿¿Dónde??».

«Dentro de la chimenea».

«Me confunde con Papá Noel, señorita», escribió Jorge.

«Pero caliente, caliente», siguió Jorge.

María, dentro de su cuarto, sonrió.

«¡Dentro del armario!», propuso intencionadamente.

«¿Por quién me tomas?».

María lamentó que Clara no le hubiera dejado la revista e intentó hacer
memoria.

«Al otro lado del espejo», escribió.

«Me confunde con Alicia», contestó Jorge.

María volvió a sonreír. Tras pensar unos segundos propuso:

«Detrás del sofá».

Jorge decidió rendirse.

«Chica lista».

Durante unos segundos, ninguno de los dos escribió. Era el tiempo de que se posaran las sonrisas.

«Baja al banco y te doy otra primicia», puso entonces Jorge.

«Personal», añadió inmediatamente.

A María le dio un vuelco el corazón. ¿Qué tendría que anunciarle Jorge?
Intentaba calmarse pensando en un tonto titular, una posible primicia: «Jorge Zaera recibe el año nuevo practicando snow», «Jorge Zaera recibe el año nuevo practicando snow», «Jorge Zaera…».

«Voy», escribió.

Cuando saltó a la carrera por encima de las cajas de adornos y su padre le preguntó a dónde iba otra vez, a punto estuvo de responder: «Jorge Zaera recibe el año nuevo practicando snow». Pero finalmente volvió a murmurar:

Ahora vengo.