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Los sábados, María y sus amigas se encontraban a Jorge en el Maracaná. Siempre estaba rodeado. Casi siempre estaba con Raquel.

María y Jorge comenzaron a practicar la modalidad otoñal de aquel cruzarse en la piscina. Solo que ahora llevaban más ropa y el escenario ya no era la piscina, sino la pista del Maracaná. A menudo coincidían y, en esas ocasiones, María bailaba con Clara y poco a poco iba acercándose, casi siempre de espaldas, adonde estaba Jorge. Alguna vez chocaron, cualquiera diría que por azar. Pero la casualidad no existía en el Maracaná.

Una noche, Jorge bailaba con Raquel y María chocó contra él. Jorge siguió bailando, y María también. Jorge tenía justo enfrente a Raquel, pero miraba a María. Fue la primera vez que bailaron, a su manera, juntos. Sonaba Meet me halfway[9]. Era allí donde siempre se encontraban: a mitad de camino. Del portal, de la piscina, del pasillo de clase, de la pista… Solo que luego cada uno seguía su camino.