LUNES

Ayer en misa hablaron de lo de la serpiente que tienta a Eva para que coma el fruto prohibido. Apuesto a que tú te creías que era una manzana. Mucha gente lo cree. Pues no, en ningún sitio pone que fuera una manzana: era el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. El árbol de la ciencia, que dicen algunos.

Yo, que todo lo interpreto en clave «Jorge y María», ¡hasta lo que dicen en misa!, me he quedado pensando en las cosas que ahora sé, en lo que se ha dicho sobre nosotros, y me he dado cuenta de que hay cosas que es mejor ignorar. Ahora que sé más de lo que quisiera, ahora que he leído y oído más de lo que puedo soportar, me gustaría volver atrás. Pero es imposible. Nos han sacado del paraíso para siempre, y si quisiéramos volver nos encontraríamos una espada de fuego. Una vez que sabes, no puedes dejar de saber. A menos que te des un golpe en la cabeza, pero no tengo ninguna intención de probarlo.

Aun así, hoy estoy más optimista. ¿Me lo parece a mí o hay menos reporteros ahora? Estos días pasados, cuando salía, me encontraba una nube entera. Hoy solo he visto tres. ¿Será que por fin el mundo se olvida de nosotros? ¿Será verdad lo que te dijo tu padre, que esto era como una borrasca, que había que aguantar el chaparrón pero que luego pasaría? ¡Pero si hoy hasta hace sol! ¡Por fin un día sin niebla! Tengo una teoría sobre el tiempo:

Es más fácil que pasen cosas buenas con sol y cosas malas con lluvia. No es por arte de magia. Es porque a la gente le afecta, y si todo el mundo está de buen humor, lo normal es que pasen cosas buenas.

¡Ay, Jorge! Empiezo a ver el final. ¡Y es un final feliz!

PD: Con el calor que hace hoy, y sigo con tu bufanda roja enroscada al cuello. ¡Aún huele a ti!