Si yo fuera la madre de María, si yo fuera Candela Brines, esta escena no estaría tan llena de silencios. En lugar de eso, bullirían los pensamientos, los miedos, las dudas y, sobre todo, los recuerdos… Pero como no lo soy, y aún es pronto para que lo averigües tendrás que conformarte con verlo así:
Aquel domingo por la noche, a la hora de cenar María soltó la bomba en casa.
¿Sabéis quién ha venido a vivir en la urbanización?
Teo y Candela, los padres de María, negaron con la cabeza mientras que sus hermanos exclamaban:
¡¡Rebeca Lindon!!
Eso lo sabe todo el mundo apostillo Javier.
¿Rebeca Lindon? repitió incrédula Candela.
Todo el mundo… menos mamá dijo Nicolás.
María ya temía que la noticia le sentaría mal a su madre. Al fin y al cabo, Candela era diputada y durante la última campaña electoral, Rebeca Lindon había apoyado al partido de la oposición y había atacado duramente al jefe de Candela.
Pero María no esperaba que le sentara tan mal. Candela se puso blanca y empezó a repetir mirando a su marido:
Rebeca Lindon, Rebeca Lindon, Rebeca Lindon… Teo… Re-be-ca Lin-don.
El padre de María, Teo, cerró los ojos muy despacio, respiró fuerte, abrió los ojos, dejo el tenedor sobre el plato y pregunto, casi en un susurro:
¿Ha venido con sus dos hijos?
¿Dos hijos? preguntó Javier. Si solo tiene una niña ¿Cómo se llamaba?
Ingrid apuntó María. Es monísima ¿No os acordáis de las fotos esas de cuando fueron a Euro-Disney? Salieron en todas las revistas.
¿Lo ves papá? Pichi y Rebeca Lindon solo tienen una niña.
Si respondió. Pichi y Rebeca Lindon.
¿Entonces? insistió Javier. Tú has hablado de dos hijos.
Mmm, si contesto su padre sin ganas. Hay un chico de un matrimonio anterior.
María se quedó paralizada, con un trozo de pollo a la altura de la boca.
¿Un chico?
Teo asintió.
¿Qué edad tiene? preguntó María al instante.
Más o menos la tuya. Creo dijo Teo.
María se sonrojó.
¿Y quién es su padre?
Teo miró a Candela. Candela miró a Teo. Tras un silencio, Candela dijo:
Eeeh… Berto Zaera.
¿Berto Zaera? preguntó Nicolás. ¿Quién es ese?
Uno que escribe en la prensa murmuró Teo.
¿Del corazón? preguntó Javier.
Teo miró a Candela esperando que ella respondiera. Pero Candela estaba muda.
Económica dijo Teo.
Vaya rollo refunfuñó Javier. ¿Y qué hace el marido de Rebeca Lindon, el Pichi ese?
Candela no pudo más y gritó más de lo que sería de esperar:
¡¿Es que no va a haber otro tema de conversación a partir de ahora que Rebeca Lindon?!
Se hizo un incómodo silencio. El primero de muchos incómodos silencios.
Teo y Candela siguieron comiendo sin decir palabra. Y Javier, Nicolás y María siguieron hablando de Rebeca Lindon. Como el resto de habitantes de la urbanización aquella noche y todas las noches siguientes.