JUEVES

Querido Jorge:

Este verte sin verte me está matando. Estabas tan guapo esta mañana con ese jersey gris… ¿No sales de clase con dolor de espalda? Yo sí, de tanto inclinarme hacia un lado para esquivar la mole de Unai y verte mejor. Pero sería normal que a ti también te doliera. No sabes cómo te clavo los ojos. No miro otra cosa que no sea tu espalda, tu cuello, tu pelo.

Los demás, la Perales, el Contreras, esa imbécil de Natalia… se creerán que nos vigilan. Estarán contentos de vernos tan lejos a la hora del recreo. ¡Ah! Pero ellos no pueden impedir que nos miremos cada vez que nos cruzamos. ¡Y me dices tantas cosas con los ojos! Y eso es solo nuestro, solo nuestro.

Hoy me ha parecido que estabas triste. Muy triste y muy cansado. Supongo que las cosas no deben de ser fáciles para ti. Yo me quejo de no tener internet ni móvil, pero tú que si tienes… No quiero ni imaginar lo que tendrás que leer y oír de ti, y de mí, de tu madre, de la mía… No quiero imaginarlo, pero a veces no lo puedo evitar. Y no sé que es peor. Tengo mucha imaginación.

Por eso no sé si quiero o no quiero que me cuentes, tú que serías el único que podría hacerlo. Los demás… La gente cuchichea a mi paso. Pero cuando me acerco se callan. ¿Cómo pueden pensar que no me doy cuenta? Y Clara no me dice nada. Me pasa tus mensajes, le pasó yo los míos para ti y ya está. No hablamos de esto. No sé por qué, nosotras que hemos hablado siempre tanto de todo. Pero a mí no me sale. A ella tampoco. Por un lado, no querría hablar de otra cosa en todo el día. Por otro, no sabría como hacerlo sin echarme a llorar.

Solo puedo hablar contigo, aquí, y lloro mientras te escribo. Si esto fuera una carta, aquí tendrías varios manchurrones de tinta. Pero aquí solo ha caído una lágrima sobre la tecla de la J. Precisamente. Y no ha habido ningún cortocircuito. Este ordenador es impasible.

¿Y tú? ¿Quieres hablar de esto? Sé que no te gusta hablar, ¿o es que no sabes cómo hacerlo? Podrías intentarlo. Igual te ayuda. Yo te escucharía. Soy toda oídos. ¡Ay! ¡Qué tonto me suena este ofrecimiento! ¡Si yo lo que quiero es abrazarte y que estemos juntos y…! Y todo lo demás.

También nos decimos cosas así, ¿verdad? Con abrazos… y todo lo demás.

Te quiero mucho.

Escucho tus dibujos.

María.

PD1: Hoy he sonreído cada vez que te he visto. No creas por eso que no estoy triste. Creo que no se puede estar más triste que yo. Lo que sucede es que me pongo tan contenta al verte… Es solo eso.