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Autobiografía 2053

CC. 5397
Oswego, NY 1312659
3 de enero de 2053

Querida Carol:

Parece que pasaré aquí otra semana. Te aseguro que no me entusiasma demasiado.

Mi madrastra insistió en un ataúd abierto, a la vista. Una costumbre bárbara. Dijo que a papá le habría gustado así. Tal vez él cambió mucho en estos nueve años.

La razón por la que tengo que quedarme es que papá legó sus papeles a Cornell, y el departamento de historia de la ciencia está ansioso por tenerlos. Dejó todo un fajo sin ordenar; estoy archivándolos y catalogándolos con la ayuda de mi medio hermano Jerry.

Jerry está bien. En realidad nunca había hablado antes con él. Dentro de poco se licenciará en holoartes. A papá le decepcionó que no estudiara física. Sin embargo, se lo dejó todo. Es decir, todo el dinero. (La casa y demás fueron a Zara, mi madrastra). El testamento no nos mencionaba ni a mi madre ni a mí.

Llamé a mamá, pero no quiso venir al funeral. Una vez tuvo un encontronazo con Zara. Convino en que a papá no le habría gustado este circo mórbido. El testamento no decía nada al respecto.

Vi en el Times que piensan que las ondas gravitatorias de Achernar fueron provocadas por la desaceleración de naves interestelares. O sea que han estado en ese planeta ciento cuarenta años o más.

El artículo no lo decía, pero supongo que las ondas gravitatorias son generadas por la súbita pérdida de masa cuando las naves abandonan la velocidad relativista. Deben detenerse de golpe. ¿Alguien ha calculado la fuerza formidable que se utiliza? Amigos peligrosos.

Al menos todavía no tienen la TLM. Después de ver ese cubo (cien veces) me alegra muchísimo no tenerlos de visita.

Llamé a Noad (Planeamiento) y me prolongó el permiso. Aquí necesitan alguien entendido en ciencias para la clasificación. Jerry es astuto pero no distingue un quark de un cuasar.

Quizá vuelva a Colorado Springs vía Kuala Lumpur, y pase un día con mi madre. Ella se casó de nuevo hace tres o cuatro años, y no conozco al marido. Han sido años muy activos.

Quizá esta carta sea una sorpresa (espero que agradable), pues te he estado llamando todas las noches. Supongo que se me pegó la costumbre de escribir cuando estaba en Australia y tú estabas haciendo niños para mayor gloria de etcétera.

Te echo mucho de menos, en serio. Cuídate.

Abrazos,

Jacque