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También sirven quienes velan y esperan

Arnold Bates se pasa la mitad de la vida durmiendo o tomando drogas. Casi todas las drogas son para ayudarle a dormir. Es varias veces millonario, pero gasta poco: alquiler, comida, drogas. No tiene ninguna afición especial.

Cuando está despierto está más despierto que la mayoría de la gente. No le queda más remedio, es jefe de control de la cámara TLM de Colorado Springs. El cristal de 120 centímetros es el mayor de la ADE, y el más utilizado.

Bates es un hombre menudo y enjuto de rasgos amerindios enmarcados por un mechón de pelo blanco. Para ser amerindio es bastante pálido. Parece cincuentón, pero tiene treinta y dos años. Hace diez que es jefe de control. Normalmente bastan cinco para consumir a cualquiera.

Por su sangre fría y dominio sería un Domador ideal, pero no cumple con los requisitos genéticos del oficio.

Tiene el estómago de plástico y un hígado que es una máquina. Tiene un C.I. de 189 y reflejos de tirador.

Su tarea principal es impedir otro desastre de Los Álamos. Dos cuerpos humanos que trataron de ocupar el mismo lugar al mismo tiempo transformaron una montaña en un valle profundo y arrojaron peñascos desde Albuquerque a Ciudad de México.

Está mirando la primera página del programa de hoy, 27 de noviembre de 2051:

Lanzamientos Regresos Intervalos Misión Comentarios
06:09:14 12:38 Tau Ceti Fecundación (3)
17:20
06:26:34 Cyg B 61 Muestras para Grp Agr
09:40
06:36:14 Procyon A Domadores (5)
06:31
06:42:45 Procyon A Flotador
22:14
07:04:59 Ophiuchi 70A Domadores (6)
07:34
07:12:33 Ophiuchi 70A Flotador
05:11
07:17:44 Tau Ceti Alimentos
(Trip. emergencia)
17:43
07:35:27 Groombridge 1618 Domadores (5)
07:51
07:43:18 Groombridge 1618 Flotador
04:18
07:47:37 Groombridge 1618 Equip. miscel.
05:19
07:52:56 Groombridge 1618 Muestras para
Grp. Biól.
Grp. Psic.
(ambos preparados)
11:05
08:04:01 E. Indi Domadores (5)
16:38 Entrenamiento

Hoy estará de turno de seis a diez y de catorce a dieciocho. El reloj de la sala de control indica las 05:58.

La puerta de la sala de control se abre y sale un hombre joven. Bates se ha estado cruzando con él casi un año, pero no conoce su nombre.

—Bates —dice con un cabeceo; Arnold le devuelve el saludo—. Ahora está despejado; el intervalo de diez minutos te mejoró las cosas —Arnold lo sabe, por supuesto: diez minutos y algo más de cuarenta segundos y pico. Cuando abre los ojos por la mañana sabe exactamente qué hora es.

El hombre joven está pálido, enjugándose la frente.

—¿Problemas?

—Sí, en la última hora algo serio. Un equipo de geoformación con tres heridos, un muerto. Murió al volver.

—Estos Domadores —dice Arnold—. Nunca aprenden a meter los brazos adentro.

—Sí —el hombre joven sale y Arnold entra en la sala de control. Su compañera es Mavis Eisenstein, que está de cuatro a ocho y comparte un par de horas con él. Hace cuatro años que la conoce.

—Buenos días, Mavis —ella cabecea y suspira, se levanta del primer asiento y se pasa al de atrás.

Arnold se sienta y abre un nuevo paquete de cigarrillos. Lo deposita en la mesa, se pone a fumar.

—Ojalá hubieras estado aquí a las cinco —dice Mavis—. En lugar de mí.

—Eso me comentaron. ¿Fue muy serio?

Ella cabecea una y otra vez.

—Uno de los que estaba abajo quedó cortado por la mitad. Incluso llenó el cristal de sangre. Todos los demás se cayeron. El coordinador y otros dos estaban inconscientes de todos modos. Aún no se sabe qué pasó.

—¿Un equipo de geoformación?

—Epsilon Eridani. 05:27:14. El maldito EM ingresó justo encima de ellos, con un intervalo de 03:29. Tuve que vaporizar y calentar.

—Es sólo un ciclo de veintidós.

—¿Crees que no lo sé? —tiene la voz quebrada y exhausta—. Los de autopsia me hicieron esperar. Querían el cadáver. Casi no lo logro. Vaporicé a uno de cargamento, creo que está grave. Cerré el ciclo con nueve segundos de intervalo.

—Demasiado justo. Mejor pasa un informe.

—Claro que pasaré un informe. Las seis —dice mecánicamente, cuando una doble campanilla anuncia la hora—. Los de autopsia actúan como si mandaran ellos, maldita sea.

—¿Quieres una píldora?

—Tomé una hace seis minutos. Ya me repondré.

Arnold echa una ojeada a las once misiones que harán juntos.

—¿Habrá alguien esperando las muestras del grupo de agrobiología?

—No. Llamaron anoche, tenemos que almacenarlas. Enviarán a alguien a buscarlas a las nueve.

—¿Hablaste con cargamento sobre la urgencia de esta nave de provisiones?

—Sí. Pero mejor llama de nuevo. Los preparé a las cuatro pero quizá han puesto gente nueva después de lo que pasó a las cinco y veintisiete. A uno lo reemplazaron, seguro.

Arnold llama.

—Toda la dotación es nueva, en realidad.

—¿Y el que vaporicé?

—Vive —Arnold miente instantáneamente. Es mejor que ella se entere más tarde—. Se repondrá.

—Odié hacerlo.

—Para eso les pagan —señala la ventana—. Ahí está la misión de fecundación.

—Con treinta segundos de adelanto.

—Veinticinco —corrige él.

Los de cargamento ya han sacado el flotador, que ahora está erguido en el medio del cristal TLM. Los tres Domadores se le acercan.

Arnold conecta el micrófono para que le oigan dentro de la cámara.

—Eh, muchachos —ellos le saludan—. No subáis todavía. Sólo tenéis que esperar siete minutos. Bajaré el cilindro a las cinco. Eso os dará un intervalo de dos minutos catorce segundos. Bastante ejercicio.

—En estos casos tendrían que hacer un lanzamiento doble —dice Mavis—. La tolerancia de volumen es escasa.

—Para Tau Ceti no se puede —dice Arnold.

—Es cierto, lo olvidé. Demasiada agua, peces grandes.

Esperan unos minutos en silencio. Luego Arnold dice a los fecundadores que aborden el flotador y él se pone el tablero de control sobre las rodillas. Apoya ligeramente los dedos en las ocho teclas de emergencia: DESAGOTAR, LLENAR, DESAGOTAR A MEDIAS, LLENAR A MEDIAS, CALENTAR, VAPORIZAR, MÉDICOS, INTERRUMPIR MISIÓN.

En las tres hileras de abajo hay veinticuatro botones secundarios. El índice derecho de Arnold toca mecánicamente el que antes decía BAJAR CIL. Las letras se han gastado. El único otro botón secundario cuyas letras se han gastado es el de AUTOPSIA.

—¿Por qué nos pusieron a los dos? —pregunta Arnold. La combinación habitual es un encargado de control con experiencia en el asiento delantero, con uno nuevo en el de atrás.

—Ese bicho de Groombridge.

—Ah —los fecundadores se ubican, Arnold baja el cilindro. Roza con el dedo el botón de INTERRUMPIR MISIÓN—. Él no lanza la TLM, desde luego, eso requiere una sincronización de un cienmilésimo de segundo pero puede anular el salto si percibe algo anormal dentro del cilindro.

El cilindro se levanta automáticamente.

—Se fueron —aparta el tablero y se vuelve a Mavis.

—¿Qué bicho de Groombridge?

—¿Nunca lees los periódicos?

—No.

—Encontraron unas criaturas que permiten leer las mentes. Son algo escurridizas…

—Ah, sí. Lo vi en el holocubo. Ese doctor que declaró que una le obligó a cortarse la garganta.

—Exacto. Y mató a otro médico. No entienden qué pasó.

Arnold sacude la cabeza.

—Como si el mundo ya no fuera bastante peligroso. Si quieren jugar con esos bichos, tendrían que ir a Groombridge.

—Sí —dice Mavis—. Estos científicos.