A John Thomas Riley normalmente le gustaba su trabajo: director de personal y jefe de operaciones de ADE, Colorado Springs. A veces no le resultaba tan agradable.
Entró en la sala de informes y la charla se interrumpió abruptamente. Se sentó en un extremo de la mesa y empezó sin preámbulos.
—Sé que hubo comentarios —los diez Domadores le miraron. Riley lamentó no haber traído algunos papeles para mantener las manos ocupadas—. La gente ha dicho que ésta es una misión suicida Pero no lo es. De ninguna manera —tres de ellos asintieron, bien—. Se ha determinado que el puente de Groombridge mató a dos personas, y casi a una tercera, controlándoles el cuerpo telepáticamente. Y les pedimos a ustedes que vayan a recoger tantas de esas criaturas como les sea posible.
»Pero este puente fue manipulado por un total de 38 personas, y 35 de ellas no sufrieron daño alguno. Sabemos que en dos de los tres casos la criatura mató en defensa propia. O intentó matar. Y no estamos pidiendo que ustedes les hagan daño. ¿Lefavre?
Jacque bajó la mano.
—Eso es lo que más nos alarma. Ch’ing no habría dañado al puente. Al menos, no intencionalmente.
—Tal vez fue un accidente —dijo Carol—. Quizá Ch’ing lo apretó demasiado o algo por el estilo.
—Nunca lo sabremos, desde luego —dijo Riley—. Pero tenemos que dar por sentado que de algún modo perciben cuándo algún organismo les amenaza, y actúan en consecuencia.
—Cómo lo hacen es un misterio. Fisiológicamente no parecen mucho más sofisticados que una esponja. Pero hay otras evidencias casi irrefutables de que pueden hacerlo, además de la violencia ejercida sobre los hombres que intentaron la disección. Jeeves, usted está preparando un informe…
—Así es —dijo Tania—. Hablé con mi equipo al respecto, pero no con el de Manuel.
—Una clave es el análisis geofísico. Recogimos varios fósiles que parecen restos de enormes carnívoros acuáticos. Los puentes serían obvias fuentes de comida para estas criaturas.
—Pero el único lugar donde hallamos otra forma de vida animal fue en el Mar del Cráter. Completamente aislado del resto del sistema ecológico —tal vez los puentes aparecieron mucho después que un desastre natural aniquiló la vida animal del planeta. Pero quizá los mismos puentes fueron el desastre natural: una vez que desarrollaron su capacidad telepática, procedieron a exterminar a los rivales. No necesitaban matar a cada individuo; les bastaba con reducir la densidad de población al límite en que los apareamientos no fueran suficientes para preservar la especie. Esto ocurrió con algunos tipos de ballenas de la Tierra, el siglo pasado… Desde luego, después de este viaje tendremos un cuadro más completo.
—De todos modos no explica lo de Ch’ing —dijo Jacque—. Tal vez la criatura comete errores, mata cuando realmente no está amenazada. Tal vez mata al azar, para no perder la práctica.
Carol asintió.
—Podemos elaborar un sinfín de teorías, pero en realidad no sabemos nada al respecto.
—Hacemos inferencias a partir de datos inciertos —dijo Jacque—. Totalmente acientífico.
Riley se encogió exageradamente de hombros.
—¿Alguno de ustedes dos preferiría ser excluido de la misión? —lo que significaba una junta examinadora y tal vez el cese, más una vida de deudas reembolsando a la ADE el precio de un entrenamiento costoso. Ambos menearon la cabeza—. ¿Algún otro? Es sólo cuestión de llenar un par de formularios —ninguna respuesta—. Bien. De cualquier modo, es improbable que establezcan contacto telepático con cualquiera de las criaturas que encuentren. El principal objetivo de esta misión es traer a la Tierra puentes intactos, para que puedan ser estudiados bajo condiciones controladas.
—Jameson sugiere que investiguemos la población del mundo en busca de gentes con un potencial Rhine extraordinariamente elevado; que ellos establezcan el contacto inicial con los puentes. Parece una buena idea.
—Así que no queremos que ustedes los toquen, no si pueden evitarlo… Ustedes saben que hay ciertos dieléctricos que bloquean el efecto Groombridge, metales cuasicerámicos, por ejemplo. Hemos añadido a los trajes de ustedes extensiones aislantes, fabricadas con ese tipo de cerámica. Idealmente, eso es lo que emplearán para recoger los puentes.
—Nadie nos dio esa información —dijo Jeeves.
—No estábamos seguros de que estarían listos a tiempo. Krupp ha trabajado día y noche. Pero ahora los tenemos; por eso les llamé a esta reunión. Usted y su equipo harán un entrenamiento hoy.
—Equipo B, Ubico, pueden irse a menos que tengan alguna pregunta —ninguna—. Equipo A. ¿alguna pregunta? —ninguna. Riley se incorporó—. Bien, entonces bajen a la sala de preparación y pónganse los trajes. En el muelle C hay un flotador que les llevará a un lugar en el río Colorado; tiene las extensiones y las redes que usarán en Groombridge. Háganlo bien y tendrán permiso hasta el día once.
El artefacto funcionaba. Las dos redes eran semirrígidas, articuladas de tal forma que se adecuaban con precisión al lecho del río. Se necesitaban dos personas para manejar cada red, una de cada orilla. Las redes bloquearían un tramo de río de varios kilómetros de largo, y luego irían acercándolas. Atraparían cualquier objeto de más de un centímetro de ancho que flotara o nadara.
En el Colorado atraparon una multitud de miles de peces confundidos. Probaron los brazos retráctiles recogiendo algunas de las mejores truchas. Les llevó media hora atrapar tres peces, pero las truchas son más ágiles y escurridizas que el puente de Groombridge. Luego recogieron las redes e hicieron un picnic.
MISIÓN GROOMBRIDGE 1618,
11 DE OCTUBRE DE 2051
UN EQUIPO
PERSONAL:
1. DOMADORA 5 TANIA JEEVES. EDAD 31. 9.ª MISIÓN. SUPERVISORA.
2. DOMADOR 3 GUSTAV HASENFELD. EDAD 26. 6.ª MISIÓN.
3. DOMADOR 2 (PROB) JACQUE LEFAVRE. EDAD 26. 3.ª MISIÓN.
4. DOMADOR 1 VIVIAN HERRICK. EDAD 24. 2.ª MISIÓN.
5. DOMADORA 1 CAROL WACHAL. EDAD 24. 2.ª MISIÓN.
MATERIAL:
5 MÓDULOS MEM MOD GROOMBRIDGE 1618
1 CENTRALIZADOR DE DATOS
1 FLOTADOR MOD GROOMBRIDGE 1618 (SEGUNDO LANZAMIENTO)
2 SERVORREDES (TERCER LANZAMIENTO)
1 ESPECTRÓGRAFO DE MASA WESTINGHOUSE. MOD 17 (CUARTO LANZAMIENTO)
1 TANQUE DE PRESERVACIÓN (CUARTO LANZAMIENTO)
REQUISITOS ENERGÉTICOS:
3 LANZAMIENTOS 17.89688370924 SU, SINCRONIZACIÓN M HORA LOCAL
10:24:38.37677BDK399057
10:32:29.66498BDK399059
10:36:46.00983BDK399060
1 LANZAMIENTO 17,89688370930 SU, SINCRONIZACIÓN M HORA LOCAL
10:42:05.83997BDK399062
PRIORIDAD 1.
FONDOS
*073092 PSIC. 40%
*483776 EXOB. 20%
*000101 REL. PUB. 20 %
*000100 GENET. 20%
La TLM los dejó cerca del polo sur de Groombridge. El flotador que les siguió ocho minutos más tarde había sido modificado para aproximarse y luego revolotear en las cercanías esperando las órdenes de Tania (para evitar el tipo de accidente que en la primera misión les había dejado sin transporte).
Abordaron el flotador y buscaron las dos redes. Eso, y llevar las redes al río donde habían encontrado el primer puente, sumó tres horas de vuelo. Descargaron y Tania pidió un voluntario.
—El tanque de preservación y el EM están a unos doscientos kilómetros. ¿Quién se ofrece? —silencio—. Es un trabajo de menos de dos horas.
—Debimos ponernos de acuerdo para que el Equipo B fuera a recogerlos —dijo Gus—. En realidad el trabajo les corresponde.
—Demasiado tarde para cambiar las cosas —dijo Jacque—. Echemos suertes.
Tania les hizo elegir un número entre el uno y cien. Perdió Carol.
Los otros cuatro echaron las redes de inmediato, aislando un tramo de río de un kilómetro de largo. Se proponían sorprender a varias criaturas sin darles tiempo a que pusieran sobre aviso a las demás.
Por supuesto, siempre quedaba la posibilidad de que sólo hubiera habido un puente en el planeta, y les hubiera desorientado. En ese caso, pasarían cuarenta y siete días chapoteando en vano.
Jacque pensaba que probablemente capturarían docenas, cientos, en cada redada. Que pasarían las siete semanas jugando con el espectrómetro de masa.
Los resultados no fueron tan alentadores. Cuando Carol volvió con el flotador, acababan de terminar la primera redada. Fue un gran contraste con el ejercicio de entrenamiento: ninguna actividad, apenas un mechón prensado de algas flotantes. Las redes se unieron en el fondo y las recogieron.
Tras una hora de hurgar en esta maraña, encontraron un puente.
Fueron cincuenta kilómetros río abajo y repitieron la operación. Nada. Otra vez: otra vez nada.
En el cuarto intento encontraron otro puente.
Apareció el Equipo B, se acercó al espectrómetro de masa y empezó a palear barro.
El primer día fue el único en que Tania pescó dos puentes. Al cabo de siete semanas tenían un total de ocho. El Equipo B fue más afortunado. Habían construido una pequeña ciudad de cabañas triangulares, herméticas, interconectadas: tiendas rígidas y plateadas de aleación de aluminio y siliconas. Estaban de muy buen ánimo.
El equipo de Tania estaba aburrido y frustrado. Jacque había estallado varias veces e incluso le había gritado a Carol. Cuando se apiñaron para la traslación de regreso, sentían un desesperado alivio.