Texto de la entrevista postoperatoria entre el doctor Raymond Sweeney, jefe del grupo de psicología y el doctor Philip Jameson. Día 2 de setiembre de 2051.
(Treinta segundos de cortesías introductorias).
JAMESON: ¿Estás grabando la conversación, Ray?
SWEENEY: ¿Qué te hace…?
J: No te hagas el tonto, Ray. No soy paranoide. Hemos trabajado juntos más de diez años y nunca te había visto ponerte una chaqueta. La necesitabas para traer el magnetófono…, porque en un bolsillo de la camisa guardas los cigarrillos, y en la otra…
S: De acuerdo, Sherlock, estoy grabándola. ¿Te molesta?
J: ¿Por qué? Es lo que le dije al enfermero… ¿Hablaste con el enfermero?
S: No entendió lo que le dijiste.
J: Quieres decir que le pareció un disparate.
S: Bueno…
J: A mí también me parece un disparate. Pero es cierto. No traté de suicidarme. Esa maldita criatura, el puente, me dominó, me obligó a cortarme la garganta.
S: Hizo un trabajo profesional.
J: (tocándose la cicatriz) Ya lo creo. Justo bajo la oreja y luego un corte profundo y recto a lo largo de la carótida. Tengo suerte de poder hablar.
S: El trabajo de un cirujano experto…
J: Cuernos, Sweeney. Obviamente tenía acceso a mi mente. (Pausa) Si quisiera suicidarme, podría hacerlo con más eficacia, de mil maneras diferentes. No abriéndome una arteria en un salón lleno de médicos, a un paso del hospital.
S: Phil, la mayoría de los suicidas no quiere morir. Quieren que les salven.
J: De acuerdo, ya lo sé. ¿Pero no te parece demasiada coincidencia? Me refiero a lo que le pasó al pobre Willard.
S: Pero Willard no intentó suicidarse; él…
J: Sufrió un ataque cardiaco, claro. El camino de la menor resistencia. (Pausa) La criatura también me atacó el corazón, Ray. Antes de perder el sentido noté como me asfixiaba, apretujándome el pecho. Pero tengo un corazón fuerte. A la criatura le resultó más fácil dominarme el brazo.
S: ¿Perder el sentido?
J: Exacto. Justo cuando iba a hacer la primera incisión. Sentí un mareo y… una especie de pesadez. Luego todo se puso en blanco y desperté cuando me preparaban para la intervención. (Pausa) ¿Le hicieron la autopsia a Willard?
S: Sí.
J: ¿Bien?
S: No se llegó a ninguna conclusión. Los especialistas…
J: En otras palabras, se le paró el corazón y nadie sabe por qué.
S: Tenemos que esperar…
J: ¡Insisto, caramba! Pregúntale a tus cardiólogos qué tipo de dolencia obligaría a un hombre robusto a sentarse y morir tranquilamente en segundos. Esa criatura le dominó. Encontró la parte más débil de su cuerpo y le exprimió hasta quitarle la vida.
S: Suena terriblemente dramático.
J: Lo que me ocurrió a mí fue dramático, maldita sea. Estuve allí, Sweeney; sentí cómo se adueñaba de mí. Conmigo no fue tan eficiente como con Bob, eso es todo. Y ese primer Domador, el chino… ¿Alguien habló con los dos Domadores que estaban en contacto cuando tratamos de hacer la disección?
S: Uno de ellos está cumpliendo una misión. El otro dijo que el puente funcionaba normalmente hasta que Willard o tú lo tocabais. Luego dejaba de funcionar. (Pausa) Pero eso era previsible. Nunca funcionó con tres personas.
J: Ya veo… Escucha, Sweeney. Haré un trato contigo. Puedes exprimirme la cabeza cuanto quieras; colaboraré en un cien por cien. Si concluyes que tengo tendencias suicidas, lo dejo todo para siempre.
S: No creo…
J: Pero… entretanto te enseñaré todo lo que sé sobre anatomía de los invertebrados. Y la próxima vez que traigan una de las criaturas…
S: Yo me encargo de la disección.
J: Exacto.
S: Está bien. A menos que logres convencerme. Yo tampoco creo tener tendencias suicidas.