Si Gilda Lopes Encarnação no hubiera sido lectora de portugués en la Universidad de Salzburgo, si yo no hubiera sido invitado para hablarles a los alumnos, si Gilda no hubiera organizado una cena en el restaurante El Elefante, este libro no existiría. Fue necesario que los ignotos hados se dieran cita en la ciudad de Mozart para que este escritor pudiera preguntar: «¿Qué figuras son ésas?». Las figuras eran unas pequeñas esculturas de madera puestas en fila, la primera de ellas, de derecha a izquierda, era la Torre de Belén de Lisboa. Venían a continuación representaciones de varios edificios y monumentos europeos que manifiestamente anunciaban un itinerario. Me dijeron que se trataba del viaje de un elefante que, en el siglo XVI, exactamente en 1551, siendo rey Juan III, fue conducido desde Lisboa hasta Viena. Presentí que ahí podía haber una historia y se lo hice saber a Gilda Lopes Encarnação. Ella consideró que sí, o que tal vez, y mostró su disposición para ayudarme a obtener la indispensable información histórica. El libro que resultó está aquí y debe mucho, muchísimo, a mi providencial compañera de mesa, a quien le manifiesto públicamente mi profundo agradecimiento y también la expresión de mi estima y de mi mayor respeto.
JOSÉ SARAMAGO