[1] Si se trataba de un artículo escrito por la Pasionaria («Defensa de Madrid, defensa de España»), su lectura no permite confirmar tal impresión. En la prensa de la época se hacían continuas referencias a la necesidad de actuar con mano de hierro y de disciplinar severamente a quienes no quisieran participar en la resistencia. No en vano la suerte de la capital estaba en juego. La dirigente comunista apeló, ciertamente, a «aplastar» a la «quinta columna» y afirmó que la «ley de la guerra es dura, pero hay que aceptarla; sin sensiblerías, ni beligerancia ni debilidades. Nosotros no podemos llegar al sadismo a que han llegado los facciosos; nosotros no torturaremos jamás a los prisioneros, ni escarneceremos a las mujeres de los traidores; ni asesinaremos a sus hijos. Pero vamos a hacer justicia; y justicia rápida y ejemplar, para extirpar hasta la raíz la planta de la traición; no podemos tolerar más que ocurra lo que ocurrió ayer; que en un edificio oficial se reuniese a conspirar un grupo de fascistas con la complicidad manifiesta de los empleados de este edificio». Ogilvie-Forbes podría haber pensado en una gacetilla, al lado del título del diario: «El traidor Mola ha dicho que tiene en Madrid una “quinta columna”, que es la que iniciará la ofensiva contra Madrid». Se refería a los emboscados fascistas, a los espías, a los bulistas y provocadores que aún quedaban en la retaguardia. Esa «quinta columna» era la que había que aniquilar (agradezco a Paul Preston la consulta del ejemplar). <<
[2] No hacía mucho tiempo que al Banco de Inglaterra habían llegado informaciones, el 22 de septiembre, de que la situación en Valencia era dramática, con ejecuciones continuas que habían aumentado de 50 a 200 personas por noche y que afectaban a la Derecha Regional Valenciana. En los depósitos no había más sitio para los cadáveres que recogían los basureros todas las mañanas. Los estragos se concentraban en la clase media y casi todos los médicos habían sido asesinados. Quien podía se escapaba. La moral entre las milicias estaba por los suelos y los bombardeos de los pilotos alemanes e italianos hacían estragos. ABI: OV 61/2. <<
[3] Esta dinámica se evoca en uno de los más sobrecogedores relatos de Chaves Nogales (pp. 40s). <<
[4] La idea no era, pues, similar a la de los campos que ya esmaltaban el Tercer Reich y la propia Unión Soviética. Koltsov recoge en su diario (p. 168) que un par de días antes Largo Caballero había dado órdenes a Galarza de evacuar a los detenidos. El periodista arguyó como sigue: «En las cárceles de Madrid hay ocho mil fascistas (sic) encerrados, de ellos tres mil oficiales de carrera y de la reserva. Si en la ciudad penetra el enemigo o se produce un motín, el enemigo tendrá ya preparada una columna excelente de oficiales. Es necesario sacar de la ciudad a esos cuadros inmediatamente, aunque sea a pie, por etapas. Pero nadie se ocupa de ello». <<
[5] Ésta fue una información importante. Implicaba que el Gobierno no podía garantizar la seguridad de las cárceles y que tal vez pensaba que los presos aprovechasen la confusión para evadirse. Como el texto original puede prestarse a otras interpretaciones, es mejor reproducirlo: «Government are convinced that when rebels arrive within a certain distance of Madrid there will be an outbreak in the city». <<
[6] Despacho «Murders in Madrid», del 14 de octubre, y telegramas del 6 y 7 del mismo mes. TNA: FO 371/20544 y 20542 para estos últimos. Para las disposiciones, véase ABC del 7 y 10 de octubre. Las ejecuciones fuera de Madrid se multiplicaron cuando en la capital pudo montarse, por fin, un mayor control y no parecía tan fácil sembrar de cadáveres los turbios amaneceres. El día 13 el Foreign Office redactó un memorándum (DBFP, XVII, doc. 289) en el que se resumían los numerosos datos sobre ejecuciones que habían llegado a conocimiento de Londres. No mencionaba las autorías comunista o socialista (aunque tampoco las excluía) pero sí en varias ocasiones la faísta/cenetista. <<
[7] Telegrama de Rosenberg del 24 de octubre. RGASPI: fondo 558, inventario 11, asunto 214, páginas 42s. La razonable sugerencia de seleccionar presos tuvo posteriormente consecuencias dramáticas. <<
[8] Impresión que debían confirmar las noticias que llegaban a Londres. El 15 de noviembre, el Greyhound, de patrulla en aguas de Levante, comunicó que, en el caso de que cayera Madrid, la intención de los anarquistas era masacrar a los detenidos en Gandía antes de que les llegara a ellos su turno (TNA: FO 371/20545). <<
[9] Vidal no dice nada sobre ello. Es un aspecto que, sin embargo, explica el tenor de la retórica republicana. La Voz, el 5 de noviembre, recordó que si no se luchaba Madrid sería «por muchos días un gigantesco paredón de ejecuciones. Cien mil de tus hijos morirán inmolados y los demás, salvo una pequeña minoría de cómplices de los verdugos… vivirán de tal modo que acabarán por desear la muerte». <<
[10] Véase el expediente «Murder of prisoners in Madrid», 27 de octubre (TNA: FO 371/20545). Sobre los indultados por Franco, si los hubo, no tengo información. <<
[11] Es un tema conocido sobre el cual ya llamó la atención Rubio (p. 58), quien añade que Rosenberg negó al cuerpo diplomático competencia para tratar el tema del asilo con el Gobierno. <<
[12] El entonces encargado de negocios de Noruega, Felix Schlayer (pp. 196s), describió la comparecencia de Rosenberg («parecido a una araña»). Hablaba mal francés —esto es dudoso y más dudoso aún que Schlayer pudiera emitir un juicio cualificado— y se opuso a las tendencias que predominaban en la reunión. Significativamente, no dijo nada del representante norteamericano, pero su fiabilidad no es elevada: seguidamente añadió que un colega centroamericano le contó que había visto el acuerdo que Largo Caballero había firmado, obligado, con la URSS para obtener su ayuda y en el que prácticamente renunciaba a la soberanía española. Esto podía caer bien en el Tercer Reich y a la propaganda del Dr. Goebbels. No respondía a los hechos. O Schlayer se lo inventó o su colega le endilgó un cuento chino. <<
[13] AVP RF: fondo 097, inventario 1, carpeta 102, asunto 14, página 228. <<
[14] Telegramas del 27 y 28 de octubre en TNA: FO 371/20545. Es difícil no encresparse ante esa muestra de cinismo. García Atadell había sido en los años veinte miembro de la Juventud Comunista de Vizcaya y alcanzó el puesto de secretario general de la Unión de Juventudes Comunistas de España. Se le expulsó en 1927 acusado de irregularidades no especificadas. Tipógrafo de profesión, ingresó más tarde en el PSOE. No sólo era un asesino sino también un caco que amasó una fortuna expoliando a sus víctimas. A los pocos días de esta conversación se pasó a Francia (Martínez Reverte, pp. 35 y 211), según dijo, por razones de «servicio». Intentó huir a América pero su barco hizo escala en Canarias. Un «soplo» republicano permitió detenerlo. Fue ajusticiado en Sevilla. <<
[15] Expediente «Murder of 1000 prisoners held by Spanish Government», 15 de noviembre. Ibid. <<
[16] Esta noticia pondría, de ser cierta, un acento algo diferente del que suele encontrarse en la literatura profranquista. <<
[17] Véase «Military situation in Spain», 14 de noviembre, ibid, 20548. <<
[18] La prensa de la época publicó fotos. Para Hidalgo de Cisneros (pp. 230s) se trataba del cadáver de un aviador soviético. Jesús Salas (pp. 202s) afirma que fueron dos los prisioneros, pero no dice nada acerca de su suerte. Poco antes el general Miaja había dado órdenes contundentes para que cualquier aviador que cayese en manos republicanas fuese respetado a toda costa. Quien no lo hiciera sería castigado inexorablemente (ABC, 15 de noviembre). <<
[19] El estatus diplomático de Schlayer era débil (Moral, p. 144). Se trataba de un ingeniero alemán de 65 años dedicado al comercio de máquinas agrícolas. Llevaba cuarenta años en España. Tenía una ocupación paralela, y cabe pensar no demasiado agobiante, como vicecónsul honorario de Noruega. Tras ausentarse el jefe de misión noruego asumió la encargaduría de negocios pero retrocedió a su cualidad inicial en diciembre (Rubio, pp. 49ss). Su punch diplomático no le situaba en el mismo plano profesional que muchos de sus colegas. Todo esto es obvio y sorprende que Vidal (2003, p. 143) le considere repetidamente como un diplomático normal y corriente. Dice mucho a favor de las autoridades republicanas que no cuestionaran duramente su idoneidad respecto del Gobierno noruego. <<
[20] Realizó una acción humanitaria colosal. Inteligente y excelente diplomático (Rubio, p. 55), no se indispuso con el Gobierno. En la literatura, ha tenido sin embargo mucha menos suerte que Schlayer, a quien siempre ha ensalzado la literatura profranquista. <<
[21] Este testimonio coetáneo con los hechos es importante, toda vez que no se ha encontrado la comunicación que Schlayer enviara a Oslo, si es que remitió alguna (Gibson, p. 131). Este autor (pp. 184s) menciona otra orden de Muñoz sobre el traslado de presos de la cárcel de Ventas que en su mayor parte fueron ejecutados. Databa del 31 de octubre. Schlayer (p. 109) cambia la fecha de salida del Gobierno al 7 de noviembre. Según Carrillo (1993, pp. 189s, y 2006, p. 196) en el Comité Central del PCE se decidió que los primeros contactos de cara a la formación de la JDM deberían hacerse el mismo día de la partida. <<
[22] Es posible que se produjera una confusión con un policía comunista del mismo nombre, Agapito Sáinz, o que se tratara de rumores que conectaron la saca con los asesinos de la «brigada del amanecer». <<
[23] Como quiera que en aquella época los nazis estaban hiperdesatados contra el comunismo, y disfrazaban sus planes de agresión al socaire de una cruzada antibolchevique, no cabe excluir que la obra experimentara «retoques» para resaltar aún más la perversidad sin límites de la amenaza contra la «civilización occidental», de la cual Hitler y sus secuaces se autopresentaban como adalides. Ciertamente, algunas de sus expresiones fueron tomadas del peculiar léxico nazi que alumbró tantos repugnantes neologismos. El testimonio de Schlayer se ha publicado recientemente en una versión española de traducción horrenda y distorsionada, con eliminaciones, «adaptaciones» y añadidos «creativos» y manipuladores, un último éxito de la propaganda goebbelsiana. <<
[24] El informe de Pérez Quesada se encuentra como anexo al despacho «Execution of about 1300 prisoners when transferred from Madrid», del 23 de noviembre (TNA: FO 371/20551). En su libro, Schlayer (p. 115) hizo desaparecer a García Atadell y señaló que la «evacuación» de los presos a Valencia se confió a un comunista llamado Ángel Rivera. <<
[25] Se utiliza este nombre de forma genérica. Las ejecuciones no sólo tuvieron lugar en Paracuellos. <<
[26] Por ejemplo, Rojo (p. 44) señala que en la tarde en la que el Gobierno abandonó Madrid se produjeron «las primeras manifestaciones de los elementos hostiles…, los cuales iniciaron tiroteos en diversos lugares de la población». Galíndez (p. 72) alude a «pacos» que disparaban desde tejados y azoteas. <<
[27] Dado que ésta se encontraba bajo las órdenes de Carrillo y éste había anunciado la víspera su paso al PCE desde las JSU (también lo hicieron otros dirigentes tales como Ignacio Gallego, José Cazorla, Federico Melchor y centenares de cuadros), la referencia a los «socialistas» no es de extrañar. El borrador no indica cuándo se tomaron los acuerdos pero, dado que las consejerías de la Junta de Defensa se establecieron el 7, hay que pensar que debió de ser como muy tarde ese día. Schlayer (pp. 113s) había ido a ver al general Miaja para plantear sus preocupaciones en relación con el abogado de la legación noruega, el padre del profesor Ricardo de la Cierva, y se quedó a la espera de la constitución de la JDM, que se produjo hacia las 6, invitado por el ayudante del general. Un ejemplar del acta, firmada por todos sus miembros, se encuentra en AVP RF: fondo 097, inventario 1, carpeta 102, asunto 14, página 159. <<
[28] El lector buscará vanamente referencia a estos hechos en la historia canónica de la guerra civil debida al PCE. Tampoco encontrará una interpretación correcta en Payne (2006, p. 136) para quien fue la JDM la que ordenó las masacres. <<
[29] El día 9 se repartió un manifiesto de la comandancia del Quinto Regimiento en el que, tras dar instrucciones sobre el empleo de botellas inflamables con gasolina, se afirmaba: «La quinta columna, de la cual quedan restos en Madrid, debe ser exterminada en un plazo de horas. Para ello, los vecinos de cada casa deben constituir sus comités donde no los haya, y reforzarlos donde ya existan, designando a un responsable de investigación, haciendo nuevos registros para buscar armas y montando una vigilancia permanente en azoteas, tejados y portales» (ABC, 10 de noviembre). Las cursivas son mías. <<
[30] Schlayer subrayó que era judía, lo cual encajaba con la atmósfera que prevalecía en el Tercer Reich en 1938. También remachó que la diputada se había negado siempre a conversar con él en alemán tras aducir que había olvidado el idioma. El comerciante apostilló que «sus padres lo hablaban en casa». <<
[31] La misma impresión respecto a la autoría anarquista de la mayor parte de los asesinatos en la zona republicana la tuvo uno de los diplomáticos británicos que sirvieron en España, George Thompson (p. 116). Agradezco a Paul Preston que atrajera mi atención sobre esta obra. <<
[32] Según Cervera (p. 105) se trataba en realidad de Juan Antonio Carnicero Giménez, que huyó a Valencia, en donde siguió ostentando el cargo. <<
[33] Vidal (2003, p. 164) no entra en tales sutilezas y afirma que la identidad de filiación política con el nuevo ministro de Justicia determinó el nombramiento de Rodríguez. A Azaña (1990, p. 135) la presencia de García Oliver en el Gobierno le ponía enfermo. <<
[34] Esta última afirmación es incongruente con el deseo y la praxis de purificar a sangre y fuego una sociedad que la CNT/FAI consideraban corrupta. <<
[35] Azaña (1990, p. 155) recoge que Irujo le había dicho que García Oliver quería hacer cruel la guerra. Había mandado fusilar a 80 oficiales, después de haberles invitado a que sirvieran a la República, y no se arrepentía lo más mínimo. <<
[36] Un reciente apunte biográfico de Nelken se debe a Preston (2001), en el que no se aborda este aspecto. Su vida de mujer libre se vio acompañada, en la época, de comentarios más o menos salaces. <<
[37] Rodríguez aprovecharía esta ocasión para darle a conocer sus problemas. Cervera afirma (p. 105) que García Oliver le pidió que no obstaculizara las sacas. <<
[38] Es posible que se confundiera con la reunión de la JDM. Álvarez del Vayo regresó a la capital en su calidad de comisario general de guerra y se entrevistó con Ogilvie-Forbes. Éste y el embajador soviético fueron, al parecer, los únicos a quienes había informado previamente de la salida del Gobierno con destino a Valencia (TNA: FO 371/20547, telegrama del 12 de noviembre). <<
[39] Esta imagen coincide con las informaciones del encargado de negocios británico. El 25 Morel precisó: «Los bombardeos de la ciudad sin necesidad militar, el empleo de balas dumdum… la masacre de los presos… dan testimonio de una ferocidad que indudablemente tiene más que ver con la raza que con el carácter y las opiniones». Operaba, desde luego, un mecanismo de acción-reacción. <<
[40] Carrillo (1993, p. 211, y 2006, p. 220) afirma que había depositado su confianza en Serrano Poncela, que él no participó en las reuniones del consejo y que ni siquiera conocía personalmente a la mayor parte de sus componentes, «designados por sus organizaciones». <<
[41] Cervera (p. 104) constata que la JDM estaba de acuerdo en que continuase la evacuación, que ésta era responsabilidad de la Consejería de Orden Público y que algo había pasado, en vista de la referencia al tema de la seguridad. Payne, desbordado ideológicamente, afirma (2006, p. 137) que las ejecuciones se hicieron «bajo la dirección de Santiago Carrillo». <<
[42] Otra explicación de Carrillo choca con las fuentes de la época que ya hemos citado: «Tuve las primeras noticias del suceso por el embajador de Finlandia (sic), que vino a mi consejería a protestar. Era un nazi y unos años después publicó un libro en Berlín, donde reconoce que cuando me visitó yo no sabía nada del asunto… Después de esa visita lo que hicimos fue suspender la evacuación de un grupo que aún quedaba». Nadie ha aducido pruebas que demuestren que Schlayer, hombre muy conservador, fuese nazi. Tampoco se suspendieron las «evacuaciones». En la segunda versión de sus memorias no se ha molestado en eliminar los errores fácticos de la primera, a pesar de la publicación del libro de Schlayer. En el capítulo madrileño los recuerdos de Carrillo son más interesantes por lo que transmiten de atmosférico que por su precisión. <<
[43] En diciembre de 2006 Carrillo mantuvo que «hay una responsabilidad mucho mayor que la mía, que es la del Gobierno que sacó (sic: probablemente falta un “no”) de Madrid a esa gente, que no la llevó a la retaguardia…Y es que el Gobierno se marchó dejándonos esa bomba en las manos y yo, francamente, era impotente para hacer frente a la situación». <<
[44] La tesis de que Orlov se hubiera marchado a Valencia (como escribe Martínez de Pisón, p. 107) no es correcta. <<
[45] Ni se trataba del «delegado soviético en España», como afirma De la Cierva (2003, p. 551), ni de un «enviado personal de Stalin» (Martínez Reverte, 2006). Ya Haslam (p. 262) puso en duda que fuese algún tipo de agente del dictador, lo que nunca se ha demostrado. Su hermano también lo negó. <<
[46] En su apunte correspondiente al 4 de noviembre Koltsov (p. 176) señaló exageradamente: «los ocho mil fascistas siguen permaneciendo en las cárceles de Madrid, como antes. Hablan abiertamente de su pronta liberación. El personal de prisiones comienza a hacerles zalamerías. Sin dificultad podrían ya ahora salir de las cárceles, pero lo consideran desventajoso —las calles, para ellos, son peligrosas—». <<
[47] Todo esto se encuentra en Koltsov, pp. 178, 185 y 192. <<
[48] Ya Castells (p. 600) indicó que dicho seudónimo ocultó a menudo a Koltsov, quizá una forma de insinuar que no fue siempre. <<
[49] Ésta es la tesis de Ahnlund, que ni documenta ni argumenta adecuadamente. Ahnlund es un autor sueco que se sirve del caso de Paracuellos para poner en solfa a Carrillo, mostrar la brutalidad de la izquierda española en general e ilustrar a sus compatriotas de izquierda hasta qué punto se equivocan al continuar prestando apoyo ideológico a la causa de la República, cuando en realidad estaba acogotada por el puño de hierro de Stalin. Destacar sus errores fácticos, a veces elementales, no cabe en esta obra (agradezco a Volodarsky que me diese a conocer tal artículo). <<
[50] Así, en la entrada del 4 de septiembre Koltsov cita una intervención de «Martínez» para cortar una desbandada de soldados republicanos atemorizados por un bombardeo, aduciendo que también él había estado «bajo un dirigible, en la guerra alemana,» cuando era adolescente (p. 68). Curiosa experiencia para un «mexicano». Todo esto son menudencias demasiado sutiles para Vidal (2006, p. 239), quien elimina de un plumazo a «Miguel Martínez», sin advertir de ello al lector, y lo sustituye por Koltsov, a quien caracteriza como «agente de la Komintern». Payne (2006, pp. 136s) ni lo menciona. <<
[51] Volodarsky dará en una obra próxima multitud de detalles, hasta ahora desconocidos en Occidente, sobre este personaje. <<
[52] Es curioso que Costello/Tsarev no le mencionaran en su propia biografía de Orlov, un tanto «orientada». <<
[53] Ross, en un libro plagado de inmensos errores en relación con España, precisa (al igual que los otros dos) que procedía de Moscú tras pasar por Amberes, París y Toulouse. Agradezco a Volodarsky la referencia a tal obra y a la de Nikandrov. <<
[54] Hacemos uso del trabajo de Paporov con toda reserva y sólo donde sus afirmaciones no chocan con versiones establecidas. En relación con la participación soviética en la guerra civil contiene numerosos errores y no cabe descartar que, como el libro de Costello/Tsarev, sea un ejercicio de maquillaje. Más útil me parece la obra de Nikandrov, prologada por un exteniente general de la KGB. <<
[55] Para Ross (p. 21) fue Codovilla quien estableció el contacto con Orlov. <<
[56] Nikandrov afirma que Orlov se lo recomendó al director general de Seguridad (Antonio Ortega) y que «Ocampo» entró a formar parte de una brigada especial a las órdenes de Carrillo. Ortega no ocupó tal puesto hasta mayo de 1937. Tampoco ayuda demasiado a Nikandrov su versión de que el visado en Buenos Aires se lo proporcionó el embajador Ossorio y Gallardo (quien no llegó hasta 1938). Dicho esto, hubo una Brigada Especial que, como veremos ulteriormente, seguía instrucciones de Carrillo y en la que se ubicó «Grig». No cabe excluir que en la biografía de un master spy se introduzcan, como se dice en el argot de los servicios, «leyendas» numerosas. <<
[57] El embajador afirmó que no se decidía a ofrecer una caracterización más precisa de los cuadros del PCE, porque era la única organización con la que tenía un contacto insuficiente. Esto es significativo. <<
[58] Ross (p. 30) afirma, exageradamente, que «algunos sostienen la hipótesis fundada» de que el «Miguel» de Koltsov estuvo moldeado sobre «Grig». <<
[59] RGVA: fondo 35082, inventario 1, asunto 33, pp. 14-17. <<
[60] Gorev afirmó literalmente: «Considero un deber destacar toda la ayuda que me proporcionó en lo que se refiere al trabajo relacionado con la defensa de Madrid el camarada Gaikis, quien gozaba de una autoridad extraordinaria en la capital y desde su llegada me liberó de todo el trabajo en materia civil y de combinaciones políticas. Su opinión y consejos siempre los consideré especialmente valiosos y dignos de tenerlos en consideración». <<
[61] No cabe olvidar que Gorev creía que la guerra no se perdería aun contando con la caída de Madrid. En manos del Gobierno, afirmó, quedarían las partes oriental, del sureste y catalana desde las cuales cabría organizar la resistencia y lograr la victoria. Ello aparece en el extracto de una carta dirigida a Moscú que figura en AVP RF: fondo 097, inventario 11, carpeta 102, asunto 14, página 127. <<
[62] Como quien esto escribe no se adorna con plumas que no le corresponden, desea subrayar que a este informe de Gorev hizo ya referencia Schauff (p. 237) aunque no profundizó en sus implicaciones. <<
[63] Acrónimo de Polnomotchnyi Ispolnitel Razvedovatelnogo Upravleniya, algo así como agente plenipotenciario del GRU. <<
[64] Gorev subrayó, finalmente, que Madrid aguantó no a causa del trabajo de un pequeño grupo de consejeros, pilotos y tanquistas sino gracias al esfuerzo de las masas, los restos de los ejércitos que se retiraban hacia la ciudad y los oficiales y comandantes que les encabezaban y encuadraban. Lo que había que hacer era ayudarles a organizarse, adquirir cierta seguridad y aconsejarles la solución correcta. Subrayó el papel estelar del PCE en lo que fue, sin ninguna duda, la batalla comunista por excelencia. <<
[65] Nada de ello significa per se que Koltsov no cumpliera misiones que le encargase Stalin. Pero la única de que he encontrado rastro documental es muy posterior (finales de 1937). La petición que entonces hizo por escrito de una entrevista para informarle de sus resultados no permite apreciar ninguna cercanía con el dictador soviético. <<
[66] Rumores en este sentido llegaron también a conocimiento del Deuxième Bureau. <<
[67] Éste es el factor directo con relevancia para las matanzas de Paracuellos, no el que los acuerdos CNT/PCE establecieran una distinción entre las distintas categorías de presos. <<
[68] Un testimonio coetáneo de los componentes de la JDM se debe a Ogilvie-Forbes (telegrama del 1 de diciembre): «Todos los consejeros son jóvenes idealistas y entusiastas que representan a los variados partidos de la extrema izquierda que potencialmente controlan Madrid. Algunos son demasiado jóvenes y se envanecen de ello. El secretario del consejo (sic) de defensa, por ejemplo, de quien cabe afirmar que controla el destino de la población civil de la capital, es un chaval de 21 años, empleado de una compañía de seguros. Quien está a cargo temporalmente de los servicios de policía y prisiones, un albañil, tiene la misma edad». TNA: FO 371/20551. Schlayer (pp. 114s), por el contrario, pintó una imagen muy negativa de los componentes anarquistas de la JDM, que se contoneaban achulados, cargados de armas y haciéndose los importantes. Innecesario es decir que el encargado de negocios británico no operaba bajo los constreñimientos de la propaganda de Josef Goebbels. <<
[69] Utilizo los términos de «calumnia» y «calumniar» en función de las definiciones del DRAE: «acusación falsa, hecha maliciosamente para causar daño» y «atribuir falsa y maliciosamente a alguno palabras, actos o intenciones deshonrosas». <<
[70] El profesor de la Cierva cita (1994, p. 171) las afirmaciones de un antiguo comunista, Carlos Semprún Maura, quien colgó a Carrillo la orden de la matanza. No entro para nada en su caso. Su padre fue una de las víctimas. <<
[71] He consultado los números de La Voz correspondientes a los días 3 a 10 de noviembre. Es suficiente. Vidal no dice la verdad, y para esta acción en castellano corriente suele utilizarse un verbo más crudo. La cifra de cien mil fascistas a los que, según él, habría que asesinar se refiere a los republicanos que se temía caerían víctimas de los sublevados. No es un procedimiento aceptable. <<
[72] Vidal parece ser un prodigio de la naturaleza. Con menos de 50 años de edad ha publicado más de un centenar de libros. Si suponemos que terminó sus cuatro carreras incluido un doctorado (en Historia Antigua en la UNED) a los 25, ello da un promedio de más de cuatro obras por año, de todo tipo y variedad temática. De 1998 a 2006 publicó no menos de cuarenta, lo que indica que tal promedio ha pasado a cinco, una cada dos meses y medio. Algo que le sitúa muy cerca de los más prolíficos historiadores de todos los tiempos si es que salen de su propio ordenador y no de los de una legión de negros. Llama la atención que Vidal no mencione las instituciones en donde afirma haber obtenido sus diversos títulos académicos. Quizá se explique porque una de sus glorias parece haber sido su trabajo en Estados Unidos como titular de una cátedra de historia en la Logos University. Ahora bien, dicha universidad no es tal. La no utilización en su portal de Internet del sufijo edu la delata. Con toda confianza cabe afirmar que no se trata de una institución de enseñanza postsecundaria reconocida, certificada o acreditada. Quienes se interesen por este tema pueden acudir a dos portales: www.ed. gov/admin/finaid/accreditation y www.educause.edu/edudomain/eligibility. En ellos obtendrán más información sobre el sistema que se sigue en Estados Unidos para reconocer a una universidad como tal. La consulta del portal de la institución donde Vidal afirma haber sido catedrático (www.logosuniversity.com) es, por lo demás, sumamente instructiva. En el mejor de los casos se trata de una «fábrica de diplomas» (lo que en la jerga norteamericana se conoce como «diploma mill»). En el peor, de una excrecencia fantasmagórica. En ambos, un mero «camelo», componente de una no menos fantástica asociación de más de doscientas instituciones (una «Unión mundial de las universidades de excelencia académica») en la que predominan pintorescos establecimientos tales como una «U. de investigación en mitología», una «U. de la fantasía», una «U. de cuentos de hadas» o «del dragón» (Mythology Research U., Phantasy U., Fairytale U., Dragon U.). El lector curioso puede comprobar que no exagero. Dejo de lado, en efecto, tan imponentes instituciones como la «U. of Life Harmony», «Cosmic U.», «Cure of Souls Research U.», «World Creativity Research U.», «U. of Harmony», «Epic U.», «Life Energy Research U.», «U. of Consciousness», etc. Por supuesto no hay la menor referencia a ubicaciones geográficas, al profesorado o a las enseñanzas aunque en un Instituto de Humanidades éstas se estructuran en temas tan excitantes como «desarrollo cósmico» o «integración universal». En el año 2006, y en el último libro sobre la guerra civil del que tengo noticia, ya no se menciona «su» cátedra de historia. Su experiencia docente queda relegada a la banal referencia de haber «ejercido la enseñanza en diversas universidades de Europa y América», sin indicación de lugar o institución. [Estos datos se obtienen de la mera comparación de su currículo tal y como aparece en las solapas de sus libros (Vidal, 1998, 2006 a y b)]. No se afirma en ellos que su experiencia docente documentable es bastante modesta: tutor del centro asociado de la UNED en Calatayud desde el curso 19901991 al 1998-1999 (información de la UNED). El profesor Payne, que tanto encomia a Vidal, ni siquiera intuye lo que se oculta tras las alegaciones de su elogiado sobre tales méritos «académicos». <<
[73] Cervera (p. 99) hace una crítica certera a Vidal basada en otros argumentos pero, lamentablemente, continúa imputando a Dimitrov la autoría del informe. <<
[74] La traducción de Radosh et al. del original ruso es la siguiente: «Hernandez run up to me and declared: “Write Comrade Dimitrov, write Comrade Manuilsky, let them both come here and just look at the beauty of the Popular Front…”». <<
[75] Incidentalmente, Vidal también indica que el informe de «Dimitrov» versa sobre «la manera en que prosigue el proyecto de conquista del poder por el PCE en el seno del gobierno del Frente Popular». No. Es un relato, bien nutrido de la jerga y de los epítetos comunistas de la época, sobre las divergencias existentes en la coalición gubernamental y la situación relativa de los distintos partidos políticos. Vidal ignora el punto esencial: «we must content ourselves with subordinating everything to the central task: winning the war», es decir, «debemos contentarnos o satisfacernos con que todo se subordine a la tarea esencial de ganar la guerra». Ejemplos de otros informes en la misma vena se mencionarán más adelante porque proceden del mismo autor. <<
[76] Y que mantiene hasta el momento en que se escriben estas líneas (Vidal, 2006, p. 490, en una breve reseña biográfica de Carrillo). <<
[77] Lo he comprobado específicamente en abril de 2006. Cuando en un legajo hay un documento clasificado, todo el legajo queda clasificado de forma automática. Hay que decir que muchos legajos están cosidos cuidadosamente por lo que la desclasificación por expedientes implica descoserlos. <<
[78] Payne (2006, p. 137) afirma que el mejor relato sobre Paracuellos es el de Vidal. <<
[79] Son, además, poco inteligentes. El libro de Schlayer se encuentra en numerosas bibliotecas y en un país de casi 45 millones de habitantes como España no es difícil imaginar que siempre habrá algún historiador que hable o lea alemán. Las memorias de Schlayer aparecerán en una versión respetuosa del original introducidas y comentadas por el profesor Julio Arostegui. <<
[80] En su entrevista de diciembre de 2006 Carrillo afirmó que «la imparcialidad resulta imposible». Sí, cuando se escribe desde posiciones políticas o ideológicas, pero el historiador auténtico tiene la obligación de ser objetivo. No he dado un paso que no esté documentado o que no se infiera irremediablemente de la base documental. <<
[81] Entre los técnicos extranjeros amigos figuró «Grig», que siguió en la Brigada. Volveremos a encontrarle con ocasión de los «hechos de mayo» y del asesinato de Andreu Nin. <<
[82] «Informe sobre la actuación de la policía en el servicio que permitió el descubrimiento en los meses de abril, mayo y junio de la organización de espionaje de cuyas derivaciones surgieron las detenciones y diligencias instruidas contra miembros destacados del POUM». AFPI: AH, legajo 71-6. Las cursivas son mias. <<
[83] Según Eduardo de Guzmán, pereció tras la guerra civil en la DGS. <<
[84] Hay que recordar que Costello/Tsarev (pp. 268s) afirman haber consultado la correspondencia de la Rezidentura de la NKVD en España, aunque no aluden para nada al caso de Paracuellos. Señalan, eso sí (p. 256), que la tarea de Orlov consistía en preparar él solito la defensa de la embajada soviética (sic). Tambien señalan, sin embargo, que disponía de un gran margen de discrecionalidad operativo. <<
[85] Un testigo ocular como Chaves Nogales (p. 24) subrayó que muchos de los asesinos, en general, procedían de las filas de quienes no arrostraban el peligro de la guerra en primera línea y preferían imponer «al Gobierno, a los partidos políticos y a las centrales sindicales un régimen de terror», refugiados «en los servicios de control revolucionario de los partidos y los sindicatos». <<
[86] Esta referencia, desprovista de las partes en castellano señaladas en cursiva, aparece en Buchanan (2003, p. 300). La omisión es reveladora ya que este autor trata de presentar el lado positivo de la diplomacia británica (ayuda humanitaria) hacia la República. El lector interesado en refrescar la memoria sobre lo que pasó en Huelva puede acudir al excelente análisis de Espinosa (2006, pp. 105-131) y trabar conocimiento con los killers de los sublevados. Entre ellos una perla: el comandante de la Guardia Civil Gregorio Haro Lumbreras. No he visto en la literatura profranquista ninguna condena al respecto. En un plano más general, es imprescindible la consulta de la obra de Cobo Romero y Ortega López sobre el terror despertado por las ejecuciones masivas en la retaguardia franquista a fin de erradicar la influencia de la izquierda sobre los sectores populares y los trabajadores agrícolas andaluces. <<
[87] Sin entrar en el tema, el primero de los comentarios puso en duda la fiabilidad de los datos proporcionados por Schlayer. <<
[88] Esto permite apuntar hacia una futura línea de investigación. ¿Hasta qué punto muchas de las opiniones y noticias de la prensa británica resultaban de los «soplos» del Foreign Office? Si la correlación fuera alta, la política del Gobierno de S. M. aparecería en colores más negros y su hostilidad hacia la República quedaría mejor perfilada. <<
[89] Dada la filia probritánica de un amplio sector de la aristocracia y de la alta burguesía españolas de la época, muchos de sus componentes quizá se habrían sentido sorprendidos ante el juicio que su comportamiento despertaba entre los funcionarios británicos. Otra cosa, claro, eran las necesidades de acomodo con dicho sector que detectaba el Gobierno conservador en lo que pasaba por Realpolitik. <<
[90] El expediente «Character of Spanish People», fechado el 22 de octubre de 1936, se encuentra en TNA: FO 371/20545. El anexo no lo comentamos. Schlayer, por su parte, escribiendo para un público nazificado, no se quedó atrás: los españoles eran primitivos; no era la razón lo que les movía sino el instinto; no actuaban por principios sino por la inspiración del momento. Al igual que los niños pequeños podían ser crueles o compasivos (pp. 21s). En una palabra, la xenofobia y el orgullo eran elementos fundamentales del alma española. <<
[91] No es fácil identificar de manera tan transparente en la documentación diplomática prejuicios y estereotipos. Sin embargo, como cualquier profesional sabe sobradamente, todos ellos constituyen uno de los mecanismos que contribuyen a dotar de fundamentos aparentemente sólidos la percepción «del otro». Lubrifican el proceso decisorio y permiten justificar las más abyectas determinaciones. La deshumanización y cosificación de los encarcelados en las prisiones controladas por las fuerzas norteamericanas en Irak son una reciente muestra al respecto. <<
[92] «Confiscation of Property and Business in Madrid by Workers and Trade Unions during the Revolutionary Period, July to September 1936». Llegado el 18 de noviembre. TNA: FO 371/20570. <<
[93] Véase, por ejemplo, la primera página de Mundo Obrero (del 5 de octubre), a seis columnas: «Hoy es el glorioso aniversario de la magnífica gesta de Octubre», los saludos de José Díaz al pueblo soviético el 7 de noviembre o el mitin monstruo en el cine Monumental. <<
[94] Como lo cortés no quita lo valiente, el encargado de negocios informó al Foreign Office, para su transmisión al duque de Alba, posterior representante de Franco en Londres, que los daños ocasionados por los bombardeos a su residencia del Palacio de Liria no eran demasiado extensos. Telegrama del 20 de noviembre. TNA: FO 371/20548. <<
[95] Una de las historiadoras más perceptivas sobre la izquierda española, Helen Graham (2002, p. 192), ha llamado la atención en torno a esta contradicción afirmando que las condiciones extremas que reinaban en Madrid podrían explicarla. <<
[96] Expediente «Anglo-Spanish Payments Agreement», 20 de noviembre de 1936. TNA: FO 371/20519. <<
[97] La argumentación y citas en el texto están basadas en una importantísima carta que Litvinov dirigió a Rosenberg el 4 de noviembre de 1936 y que se encuentra en AVP RF: fondo 010, inventario 11, carpeta 53, asunto 71, páginas 141s. <<