[1] Las memorias de Azaña son más que sobradamente conocidas. Radosh y su equipo no tienen excusa posible al ignorarlas olímpicamente. <<
[2] Si este plan fue de origen socialista, ello arrojaría dudas sobre las no menos dudosas declaraciones de que Hernández (p. 126) dijo a Negrín, dos días antes de la crisis, que el PCE aspiraba a que ocupase la presidencia. ¡Era un sector del propio PSOE quien lo promovía!<<
[3] Es curioso que en las memorias de Vidarte no figure nada de esto. <<
[4] Elorza/Bizcarrondo (pp. 370s) analizan otros aspectos de este informe, menos interesantes para nuestros propósitos. <<
[5] Payne (p. 282) parece no dudar de ella. <<
[6] Radosh y colaboradores ni siquiera reparan en esta evidencia, que ellos mismos han proporcionado. <<
[7] Ésta explicó a Largo Caballero que le apoyaría si seguía contando con la confianza de Azaña. Lamoneda criticó duramente a Galarza, entregado a la FAI (Vidarte, pp. 661-663). <<
[8] El proyecto no sólo chocaba con la Ejecutiva socialista. José Díaz (p. 377) lo había rechazado en el famoso pleno del CC del PCE del mes de marzo. <<
[9] En sus recuerdos, Largo Caballero (2007, p. 4220) es muy parco a este respecto, pero lo más verosímil es que se tratase de la grotesca sugerencia de «comprar» a Hitler y a Mussolini. <<
[10] Hay una pequeña contradicción entre los recuerdos de Azaña y los de Largo Caballero. Según aquél el tema de Marruecos lo suscitó el segundo en un despacho celebrado antes de la reunión del Consejo. A tenor de Largo Caballero, lo hizo después. Es de destacar que Azaña consideró el asunto marroquí con total escepticismo. El papel del presunto levantamiento en Marruecos lo ha clarificado Luna Alonso: una quimera. <<
[11] Mi argumentación coincide con la de GRE, III, p. 80, aunque está basada en fuentes distintas. AFIP: Correspondencia. Largo. Esta carta permite intuir que, en contra de las afirmaciones de Beevor (p. 408), que sigue una leyenda consolidada en la historiografía, la oposición al plan Extremadura no provino sólo de los asesores soviéticos o mandos comunistas. Más tarde, Azaña (1978, p. 97) se haría eco de que cuando se confrontaron dos planes, uno patrocinado por los rusos y el otro por el EM, para operar en torno a Madrid, la elección se decantó por el segundo. <<
[12] Ello no obstante, Orlov (p. 305) da una versión de la crisis totalmente distinta. Señala que con los ministros comunistas también se marchó la mayoría, incluso Prieto, que ya sabía que tenía en sus manos la cartera de Defensa. <<
[13] Nada había cambiado desde septiembre de 1936 a favor de Araquistáin. Si en aquel momento hubiese sido un desastre, en 1937 no habría tenido paliativos. Negrín disponía de informes sobre su actuación en la embajada de París, en donde al parecer pasaba días incapacitado para cualquier acción. El 21 de marzo su agente confidencial había hecho un análisis devastador de la conducta del embajador, que coincidía con lo que llegaba a Valencia por otros conductos. AFPI: ACZ 184-30. <<
[14] Esta relación figura adjunta a la carta de Llopis a Araquistáin del 4 de marzo pero estaba ya superada en mayo. AHN: Fondo Araquistáin, legajo 33/Ll 6A. Obsérvese la salida de Negrín. Miralles (2003, p. 116) resalta, con razón, que el proyecto hubiera dado todo el poder efectivo a Largo Caballero. <<
[15] Este «detalle», que a mayor abundamiento se publicó en El Socialista el 18 de mayo (GRE, III, p. 81), echa por tierra la teleológica construcción de Bolloten (pp. 709ss). Bennassar (p. 183) afirma que Largo Caballero hubiese querido formar Gobierno sin los comunistas y que éstos le plantearon condiciones inaceptables para participar. Se equivoca. Se negaron rotundamente. Lo importante en términos históricos y políticos es que en fecha tan avanzada Largo Caballero consideró que todavía podría seguir contando con quienes ya habían planteado la necesidad de proceder contra el POUM. <<
[16] La composición sugerida por Largo Caballero discrepa de la mencionada por Fuentes (pp. 318s), siguiendo las memorias de Azaña, y retoca la indicada por Graham (2005, p. 128). Mi argumentación, en consecuencia, toma un derrotero diferente para explicar el cambio ministerial de mayo de 1937. <<
[17] AFPI: AH 7732. Nada de lo que antecede lo ha oteado Beevor (pp. 400s) a pesar de que ya Azaña (1978, p. 53) dejó impresiones memorables. «Habiéndose producido la crisis porque no le querían en Guerra, ofrecía, para transigir y recomponer el Gobierno, quedarse con los demás ministerios militares». <<
[18] Esto ya lo detectó Morón (pp. 80s), quien también hizo hincapié en el recrudecimiento de las viejas rivalidades entre Largo Caballero y Prieto y en los celos crecientes del primero, cuya gestión, afirmó, podía considerarse un auténtico fracaso. <<
[19] Graham (2006, pp. 328ss) ha establecido hipótesis relacionadas con su experiencia sindical, la pugna por el control de la UGT y su renuencia a aceptar las exigencias que implicaba el esfuerzo de guerra. <<
[20] A diferencia de los tratamientos de otros autores, mi reconstrucción hace hincapié en la política militar, auténtico campo de batalla, como ya reconoció Azaña. La variable sindical tuvo, probablemente, menor importancia. <<
[21] La reacción de la CNT se encuentra en AFPI: AFLC 19343. <<
[22] Que todos los problemas esenciales se discutieran en Consejo de Ministros, que el CSG funcionara normalmente, reorganización del EM y nombramiento de un jefe con plena autoridad, que el presidente del Gobierno se ocupase de la presidencia dejando que la cartera de guerra la asumiera un ministro, eliminación de Galarza, etc. AFPI: AFLC 19518. <<
[23] Ésta es la expresión que destaca Gibaja, p. 150, sin entrar en más detalles. <<
[24] AFIP: Correspondencia. Carpeta Largo Caballero. <<
[25] Beevor (p. 402) ni siquiera cuestiona la interpretación tradicional de que Largo Caballero se autoconsideraba como el último valladar ante las pretensiones comunistas. Payne (p. 283) dedica al líder ugetista una larga sarta de duros epítetos, sarcasmos e insultos. <<
[26] Ésta es la versión que ha hecho fortuna. Con todo, años más tarde, y en el exilio amargo, Morón escribió un tremendo alegato antiprietista (y anticaballerista) en el que acusó al que había sido ministro de Marina y Aire de cobardía pura y simple y de temor a asumir altas responsabilidades. Dilucidar las razones que impulsaran a Prieto no es una tarea que pueda abordarse en esta obra. Su último biógrafo, Octavio Cabezas, tiene en preparación una monografía sobre Prieto en la guerra civil. Huero es señalar que las memorias prietistas fueron escritas después de que resultara evidente la extremada animosidad que terminó creándose entre los altos dirigentes socialistas. <<
[27] GRE, III, p. 82, menciona que en El Socialista (18 de mayo) la Ejecutiva del PSOE publicó una nota en la que afirmaba que no se debía gobernar sin el PCE ni contra el PCE. Las aspiraciones socialistas eran que hubiese un ministro de Gobernación dispuesto a ejercer la autoridad que pedía el pueblo, que el ministro de Defensa Nacional fuese Prieto y que Negrín continuase en Hacienda. <<
[28] Azaña consignó en sus memorias que no se fiaba de sus «altibajos de humor» y de sus «repentes». Prieto (p. 94) dejó su propia versión. Según dijo, Azaña le explicó a través de Giral «que no me había nombrado jefe del Gobierno por ser yo demasiado adversario de los comunistas para presidir una coalición donde éstos figurasen. Agradecí mucho la explicación y agradecí mucho más que se hubiera prescindido de mí para lo que yo no servía ni quería servir». Las dos no se contradicen. Azaña pudo muy bien haber encontrado en ello un pretexto para no nombrarle. <<
[29] Es costumbre presentar a Prieto como el gran muñidor, tras las bambalinas, del cambio de Gobierno. Aunque, evidentemente, desempeñó un papel significativo, no fue en mi opinión el factor más relevante. <<
[30] Las afirmaciones de Hernández de que poco antes había propuesto a Negrín la presidencia del Gobierno son, naturalmente, grotescas, a pesar de que Bennassar (p. 183) las haya avalado. No menos sorprendente es la tesis de este autor (p. 184) de que Negrín sería «pilotado» (sic) por un comunista, Benigno Rodríguez. <<
[31] Vidal (2006, p. 291) prefiere centrarse en el papel de Negrín en el envío del oro y en que estaba casado con una rusa. No precisamente una proeza analítica. <<
[32] Los autores que todavía defienden esta tesis (en el momento de escribir estas líneas los últimos son Beevor, Bennassar y Kowalsky) harían bien en leer a Zugazagoitia (pp. 302s), quien ya negó la especie coetánea de «una imposición de los comunistas». Es incomprensible, por lo demás, que no tengan en cuenta a Graham ni a Miralles. <<
[33] Miralles (2003, pp. 132s) recoge otras «flores» dedicadas por Pascual Tomás o el inefable Araquistáin. <<
[34] Es un tema que merece ser investigado. En AJNP se conserva una carta a Negrín de sir Walter Citrine, secretario general de la organización de sindicatos (Trades Union Congress) del 2 de diciembre de 1941 en la que se le informa que se habían hecho las oportunas gestiones pero que no parecía que Vichy fuese a proceder a la extradición. <<
[35] Está abierto a la especulación si hubo contactos entre «Stepanov» y Krivoshein. Si los hubo, no cabe duda de que el primero debió de sentirse reconfortado. <<
[36] Nada de esto es óbice para que, como afirma Svetlana Pojarskaia (p. 139), los representantes de la IC a veces mostraran una intolerancia y crítica excesivas con respecto a los republicanos. <<
[37] La razón puede deberse a que la complejidad de la situación hacía tiempo que le superaba. Como afirma Hernández Sánchez, Codovilla estaba desgastado. Quizá fuese, en la consideración de la IC, un buen cacique local para un grupúsculo de escasa influencia, un suboficial, por así decir, al mando de un pelotón en el «ejército mundial de la revolución». Pero no era un estratega fino para un partido crecido, con ínfulas hegemónicas, en el epicentro de un conflicto que interactuaba con las bases del modelo de seguridad exterior más conveniente para la URSS. <<
[38] Según cabe desprender de la interpretación de Spriano (1980, p. 112). Agradezco esta referencia a Hernández Sánchez. <<
[39] En ello seguía la línea de la IC y del propio Stalin. <<
[40] Citado por Pojarskaia (p. 142). <<
[41] Véase al respecto el trabajo, ya en el dominio público, de Hernández Sánchez (2003). <<
[42] Una de sus manifestaciones se encuentra en la valoración que hizo del libro de Jesús Hernández en sus recuerdos (pp. 89-94). <<