[1] En esta obra se entreveran en el relato análisis de los diplomáticos soviéticos en la Ciudad Condal, algo no frecuente en la literatura. Se indicarán con las siglas AO o S y un número según su fecha de redacción: I, «Sobre el putsch trotskista en Barcelona», 21 de mayo; II, «Información adicional sobre el putsch de Cataluña», 21 de mayo; III, 22 de mayo; IV, 31 de mayo; V, 23 de junio, y VI, «Nota adicional sobre los sucesos de mayo», 8 de julio. AO significa Antonov-Ovseenko. S, Alexei Ivanovich Strajov, primer secretario del consulado, quien llegó a ser un eminente latinoamericanista con particular énfasis en Argentina (agradezco esta información a Alexander Kazachkov). También era un agente de la NKVD que dejó muy mal recuerdo tras de sí (fuente personal). No está claro quién escribió los informes II y IV y en esta obra presumimos que fue AO. Toda esta documentación se encuentra en ARV FR: fondo 05, inventario 17, carpeta 131, expediente 50, pp., respectivamente, 43-51 A, 53-56, 66-68, 73 y 83-86. Hubo también numerosos telefonogramas dando cuenta con detalle de la evolución de los acontecimientos, pero no los he localizado. Por otra parte, los aspectos más importantes y elementos de reflexión significativos se plasmarían normalmente en los informes. De aquí que me haya contentado con ellos. La embajada envió también largos despachos sobre la prensa republicana de las más variadas tendencias relacionados con los «hechos de mayo». Figuran en AVP RF: fondo 097, inventario 14, carpeta 3, asunto 7. <<
[2] AO (I) afirmaría que en la dirección anarcosindicalista empezaba a prevalecer la tendencia a aceptar la noción de un gobierno democrático, como se demostraba en su participación en las disposiciones que iba publicando el Gobierno republicano. Tal tendencia encontraba un «feroz rechazo por parte de los elementos extremistas-mafiosos y de los demagogos». «Cid», informó que algunos de los dirigentes tenían incluso miedo a tales cuadros. <<
[3] En el mismo despacho AO indicó que las crecientes destrucciones económicas, las dificultades en materia de productos alimenticios, las actividades de bandidaje y una pasividad cada vez más delictiva en el frente empujaron a la dirección del PSUC a actuar con energía a fin de atacar problemas inaplazables. De aquí el interés por crear un Gobierno fuerte con un programa sólido en lo económico y militar. Lamentablemente, subrayó, la dirección del PSUC no fue capaz de llevar a cabo tal tarea en unión con la línea «moderada» de la CNT. La herencia puramente anarcosindicalista tenía gran peso, los extremistas causaban terror y no hubo sintonía de una y otra parte. Nótese la crítica implícita a los comunistas catalanes. <<
[4] Esta misma observación tuvo su traducción, en lenguaje un tanto apocalíptico, en el informe que el segundo jefe del GRU, Nikonov, escribió el 20 de febrero de 1937 y al que ya hemos aludido en el capítulo nueve. Entre los factores que obstaculizaban la victoria figuraba la política de la CNT/FAI, que no destacaba por su ardor guerrero en el frente, amparaba innecesarias brutalidades y prefería reservar sus armas para la retaguardia por si se presentaba la ocasión de dar un golpe en Cataluña. Nikonov no se olvidó de añadir al «pequeño grupo» de «trotskistas contrarrevolucionarios», una «basura» sin eliminar la cual no cabría ganar la guerra. En último lugar figuraban los nacionalismos locales, vasco y catalán (Radosh et al., doc. 33). <<
[5] Esto se desprende también del informe de «Cid» (Radosh et al., doc. 41) comentado, como es habitual en estos autores, sin conocimiento alguno de la realidad española. <<
[6] Despacho del 13 de abril de 1937, «Situation militaire en Catalogne», en SHD, legajo 7N 2755. <<
[7] Esto se infiere de un intercambio de cartas entre Prieto y Largo Caballero de finales de diciembre de 1936. AFIP: Correspondencia. Largo. Se trata de temas importantes porque su reflejo empaparía toda una línea de informes que los agentes soviéticos enviaron a Moscú. <<
[8] AO (I) también era crítico del PSUC: sectario y oportunista aunque, en general, dentro de una correcta línea bolchevique. <<
[9] Los informes cenetistas exhumados por Sánchez Cervelló hay que abordarlos con algún escepticismo. En uno de ellos, por ejemplo, se afirma que ERC entregaba al PSUC las armas que se procuraba. En otros casos las alegaciones resultan inverosímiles. <<
[10] Había estado en París en abril tratando de adquirir armas cortas para dar la batalla a la FAI. El agente de Negrín (carta del 15) le advirtió que la cosa parecía peligrosa. «Cualquier día Barcelona va a ser teatro de un espectáculo nada edificante, que será aprovechado por los facciosos con sobrado motivo». Si la FAI era un peligro, añadió, correspondía al Gobierno eliminarlo. Ya en febrero la CNT había denunciado que el comandante de la División Carlos Marx, afecta al PSUC, trató de hacerse con diez tanques, que hubo de devolver (Sánchez Cervelló, p. 121). Probablemente los utilizó la propia CNT. <<
[11] AO (I) recogió que el PSUC consideraba que el POUM (sic) y los anarquistas preparaban un levantamiento basándose en las afirmaciones que hizo un cartógrafo militar pero desechó la tesis. Más bien pensó que Aiguadé, hombre poco fiable, trató de suavizar su responsabilidad en la arriesgada operación contra la Telefónica. En el mismo despacho afirmó que el intento de toma del edificio se había realizado bajo la dirección de alguien del PSUC (dato que era correcto) pero sin conocimiento del CC. <<
[12] Beevor (p. 390) se contradice en este punto importante. Presenta el intento como una operación del Gobierno de la Generalitat y al tiempo como acción de Aiguadé. El despacho de AO es un clavo en el ataúd de esta tesis que tanto defendió Bolloten y por la que se decanta Payne (p. 280). <<
[13] Cruells (p. 58) escribió que fue el 3 de mayo cuando Companys fue a ver a Largo Caballero. Está confirmado en AO (II). Ninguna de las dos versiones las cita Bolloten, quizá porque no encajan en su teoría de la conspiración. En V, AO transmitió la opinión de ciertos dirigentes de la FAI según los cuales Largo Caballero había actuado con gran doblez. Habría prometido a Companys enviar inmediatamente 1500 guardias de Asalto al tiempo que informaba al Comité Nacional de la CNT que era Companys quien los pedía pero que él, Largo Caballero, no podía hacerlo «porque ello significaría entregar fuerzas a alguien que tenía cierta relación con el conflicto». «Antes de atender a tal petición traspasaría al Gobierno central la responsabilidad por el orden público en Cataluña». <<
[14] Todo esto se le escapa a Bennassar (p. 182). Largo Caballero (2007, p. 4219) afirmó que el PSUC había provocado, «indudablemente», los sucesos de Barcelona, tesis que asumen acríticamente Vidal (2006, p. 290) y Payne (pp. 279s), en la línea de Bolloten. Largo Caballero no amplió su afirmación de que el PSUC había solicitado en algún momento dinero «para comprar armas a fin de luchar contra la CNT». Ello coincide con la petición hecha al PNV y a la que ya aludimos en el capítulo nueve. <<
[15] Nada hace pensar que Rodríguez Salas fuera trigo limpio. Pocos días antes dos de sus íntimos colaboradores, unos tales Mora y Nicolau, habían estado en París vendiendo joyas, supuestamente para adquirir armas, pero pasándolo en grande y nadando en dinero. Que lo hicieran sin su conocimiento era harto improbable, según contó a Negrín su agente en carta del 25 de abril. Las compras le parecían un pretexto y era verosímil que no actuaran por cuenta del PSUC. Se trataba, afirmó, de una inmoralidad del tipo que puede «crear un ambiente completamente desfavorable a nuestra lucha». AFPI: ACZ 184-30. En informes cenetistas se revelan historias similares. Las atracciones francesas eran auténticos imanes. <<
[16] Una fuente que no estoy autorizado a revelar señala que detrás de Rodríguez Salas podría haber habido un «empujoncito» de algún agente de la NKVD. Por desgracia, sin confirmación documental. <<
[17] AHPCE: Manuscritos, tesis y memorias, carpeta 24/1. El testimonio data del 15 de enero de 1964. <<
[18] AO (I) indicó que a las masas se les lanzó, con éxito, un llamamiento a que opusieran resistencia a la intervención contrarrevolucionaria de las fuerzas de orden público (no dejó de mencionar que tal provocación olía a Nin, «aprendiz de Trotski»). Los transportistas cesaron en su trabajo, los asustados comerciantes cerraron las tiendas y los mercados se vaciaron. Son aspectos que también afloran en los informes del GRU, como veremos posteriormente. <<
[19] Zugazagoitia (p. 285) achacó la responsabilidad a los anarquistas, opuestos a la política de Companys de recuperar los resortes del poder. <<
[20] La reconstrucción que ofrecemos se basa, mientras no se indique lo contrario, en las cintas de teletipo y telegramas conservados por Prieto. <<
[21] En realidad, y como afirma Ucelay (p. 282), todos los demás partidos «vieron el gravísimo resbalón de los grupos anarquistas más radicales para quitar de en medio el confusionismo izquierdista». <<
[22] No conozco dicho telegrama. Me guío por las referencias de Prieto. Es probable que se tratara de un primer contacto para sondear al Gobierno central. Este tema importante no lo aborda Bolloten. <<
[23] La comparación de los relatos de autores comunistas con los de ideología anarquista o poumista permite intuir cuán difícil es separar realidad y ficción en un acontecimiento tan sumamente ideologizado. De aquí mi preferencia por los documentos de Prieto, entreverados con los informes soviéticos. <<
[24] Mostraron, afirmó, un gran temple y una gran organización. Con unas dos mil personas armadas (un millar de fusiles, unos 50 fusiles ametralladores y 20 ametralladoras pesadas) hicieron inexpugnable su sector, aguantaron el asedio en los cuarteles Carlos Marx y Vorochilov y proporcionaron una gran ayuda a la policía. Sus pérdidas no fueron elevadas (unos 18 muertos y unos 80 heridos). Indujeron la ocupación de los locales del periódico poumista y argumentaron ante la dirección cenetista la necesidad de separarse del POUM, «inspirador del putsch». <<
[25] Un trotskista de pro, G. Munis (p. 316), caracterizó la actitud del POUM como «reflejo dócil de la CNT». <<
[26] El mismo autor (p. 317) añadiría su microscópica «sección bolcheviqueleninista de España». <<
[27] AO (II) informó que Companys había dicho que esperaba que Valencia enviara fuerzas a su disposición pero que si el Gobierno creía necesario actuar de otra forma se resignaría. <<
[28] Las cintas permiten contrastar la veracidad de los recuerdos de Azaña y proporcionan abundante información complementaria. Se encuentran en AFPI, AH 55-31, crisis de mayo. Esta colección es más completa que la utilizada, sesgadamente, por Bolloten (p. 1094) y para la cual no ofrece fuente salvo la muy general del Archivo Histórico Militar. Sí lo hace Casanova (pp. 221s). La he consultado en IHCM, legajo 461, carpeta 1, doc. 1, fotogramas 1-89. <<
[29] Este tipo de noticias sugiere que se le suministraban a Azaña con regularidad, aunque nada de ello aparece en sus memorias. <<
[30] Azaña declinó. No le correspondía dar instrucciones y los barcos debían estar siempre a las órdenes del ministro y del Gobierno. Prieto respondió que cabía delegar su autoridad, en un caso de urgencia, en cualquiera de los marinos que formaban parte de la casa militar del presidente. <<
[31] Zugazagoitia (p. 282) señala que uno de ellos se jactó de que aquello no era más que el comienzo. «El ataque va a ser a fondo y definitivo». Otro ministro informó de lo que antecede al presidente del Gobierno. <<
[32] Hay un debate en la historiagrafia sobre si ya pidió refuerzos en forma de 1500 guardias de asalto el mismo día 3 o si lo hizo por vez primera el 4. <<
[33] Si esta información es correcta, la fecha de la conversación por teletipo entre Comorera y Negrín que señala Benavides (p. 370) es errónea. No pudo ser el 2 de mayo sino que tuvo que ser antes, caso de haberse producido. Comorera anunció la movilización de las patrullas de control y de la FAI, lo que podría producir choques sangrientos, y le pidió que lo transmitiese a Largo Caballero. Negrín preguntó si había que tomar precauciones especiales para ir a la frontera, pasando por Barcelona. No había paso, subrayó Comorera. <<
[34] Los rusos se enteraron de ello. AO (II) afirmó que Companys acordó con Prieto el uso de la aviación contra los sublevados. Comorera transmitió, en la noche del 4 al 5 de mayo, su deseo de que bombardease el edificio del comité regional de la CNT/FAI pero Companys se opuso. <<
[35] AO (I) indicó que Galarza mostraba cierta complacencia hacia los anarquistas porque éstos disponían de papeles comprometedores contra él. Podría tratarse de documentos que mostraban que estaba implicado en la malversación de fondos públicos (Graham, 2006, p. 320). <<
[36] Según AO (II) la propuesta no provino de Comorera sino de los representantes de las organizaciones sindicales. <<
[37] Benavides arguyó (p. 386) que no era un pretexto decente y achacó a Largo Caballero el deseo de no querer vencer «al POUM y a la FAI sino a la Generalitat y a sus más firmes sostenes: el PSUC y la UGT», una lectura demasiado sesgada en la que también abunda GRE (III, p. 78). <<
[38] Azaña estaba irritado y señaló a Prieto, «para que Vd. saque de ello el juicio pertinente», que el texto se había comunicado a su secretaría particular. «Presté mi aprobación, que equivale a la firma, celebrando mucho que el Gobierno entrase por ese camino, que es el bueno», pero tardó en tener la certidumbre de que el Consejo de Ministros los había aprobado. El 5 de mayo, a las 13.15, Llopis llamó a Barcelona y lo comunicó. <<
[39] No he podido localizar tal número pero no cabe duda de que los decretos entraron en vigor. Al primero, por ejemplo, hizo referencia el de 13 de noviembre de 1937 (Gaceta del 14), que lo derogó. A partir de aquella fecha el ministro de la Gobernación asumió las funciones de la Delegación General de Orden Público en Cataluña. <<
[40] AO (I) se hizo eco de tal peligro, que poco después se materializó, aunque fue contenido por unidades leales del Ejército Popular. El cónsul alabó a algunos de los dirigentes anarquistas, en particular a García Oliver, que se expresaba a favor de un fuerte poder gubernamental y de un ejército centralizado. También señaló que los miembros del comité nacional de la CNT estaban dispuestos a ir más lejos en la separación con respecto al POUM que los del comité catalán. <<
[41] A decir verdad, la retirada del frente empezó a producirse. Anarquistas y poumistas abandonaron sus posiciones en el frente de Huesca y pretendieron dirigirse a Barcelona. Fueron detenidos cerca de Lérida. De regreso a sus posiciones el 7 de mayo pasaron por Barbastro, asaltaron un almacén de armas y asesinaron a varios presos. En otros lugares se produjeron más incidentes (Romero García, p. 122). <<
[42] Las impresiones que Arrando despertó en Azaña fueron pésimas también y se las transmitió a Prieto. <<
[43] Según el testimonio de un tal Del Caso, los confederales estuvieron apoyados por algún tanque, por ejemplo en el paseo de Pi Margall, que fue destruido a bombazo limpio. AHPCE: manuscritos, tesis y memorias. Carpeta 24/1. <<
[44] Ansó (p. 184) señalaría que García Oliver se daba cuenta de que la prolongación de la insurrección suponía un suicidio colectivo y un desprestigio total del Gobierno del que formaba parte. Munis (pp. 312s), desde posiciones trotskistas, pone a la dirección anarquista a caldo. <<
[45] AO (V) informó abreviadamente de los debates en el comité regional de la CNT. Algunos insistían en la necesidad de proclamar la movilización general, lo que no se había hecho hasta el momento. Los representantes del comité nacional habían objetado preguntando qué harían con la victoria, caso de producirse. La lucha antifascista sufriría un colapso total, los frentes se romperían, se perdería la guerra, se iría al garete la revolución. «Y, para la vergüenza del anarquismo español, a los ojos del mundo seríamos responsables de semejante desastre». Tales dirigentes anarquistas tenían razón pero mucho de ello se velaría después. <<
[46] AO (II) recogió la impresión de Vidiella: «Es el fin, no puede haber paz entre nosotros». Los anarquistas afirmaron: «es la ruina». <<
[47] AO (II) indicó que el 5 de mayo la policía empezó a flojear. Sólo la Guardia de Asalto y 500 marineros eran de confianza (en total 2000 efectivos). Las municiones se agotaban. Vidiella reclamó fuerzas de inmediato. Es obvio que de haber preparado el PSUC una confrontación con los anarquistas, como afirmaban reiteradamente los informes cenetistas previos, hubiera contado con más medios. El cónsul aludió también a tal carencia de armamento. <<
[48] El comportamiento de Arrando impidió su confirmación. Como sucesor de Escobar se nombraron a José Echevarría Noboa delegado de Orden Público en representación del Gobierno en Cataluña, al teniente coronel Emilio Torres Iglesias jefe superior de policía de Barcelona y a José María Díaz de Ceballos Jaime comisario general de Seguridad en la Ciudad Condal (Gaceta del 11 de mayo). Ninguno duró más de unas cuantas semanas. <<
[49] Tomás mostró muchísimo interés por la suerte de unos amigos a los que no identificó pero que su interlocutor conocía. Se había hecho cargo de ellos, les había dado salvoconductos y estaban absolutamente seguros. Tomás le pidió que los llamara y les dijera que no se movieran sin órdenes suyas y que estuvieran en Barcelona todo el tiempo que hiciera falta. Podría tratarse de amigos personales pero tengo la sospecha de que fueran amistades políticas, quizá extranjeros. <<
[50] Según el testimonio de Emilio García, los Guardias de Asalto, encuadrados por oficiales comunistas, se batieron bien. En la ronda de San Pablo tomaron un convento ocupado por anarquistas que se habían provisto de víveres para resistir un largo asedio. Los atacantes hicieron un disparo de artillería y «ante la sorpresa de todos los aguerridos putschistas se entregaron». <<
[51] Los acontecimientos de Tarragona se exponen en una instancia a Companys del 17 de mayo que se encuentra en AFPI: AH, legajo 71-6. <<
[52] Esta atinada observación de Lorenzo (p. 267) se olvida con frecuencia. <<
[53] ERC también criticó al PSUC, presentó los sucesos como un enfrentamiento entre la UGT y la CNT, fulminó el proselitismo comunista y después del pleno hizo un acercamiento hacia la CNT con la explicación de que no apuntaba contra ella sino contra el PSUC que competía la Esquerra en los medios de la pequeña burguesía. Ello no obstante, a tenor del proyecto de resolución del PSUC, ERC sufrió una mengua de prestigio importante. <<
[54] AO (I) concluyó que el anarcosindicalismo había sufrido una derrota y el «trotskismo» un serio fracaso. El frente sindical, en el que habían abundado los extremistas, se había cuarteado. Pero la victoria del Gobierno no era total. Los anarquistas no salían tan malparados y los elementos moderados trataban de conservar su influencia. Existían posibilidades de que el extremismo se regenerase. Por el contrario, el rescate del orden público reforzaría la sensación de estabilidad y contribuiría a vencer el estado de ánimo de la pequeña burguesía, alejándola de las tentaciones profascistas y separatistas, y permitiría concentrarse en los asuntos militares. Se necesitaba gran tacto por parte del Gobierno central. <<
[55] A pesar de la admiración que le profeso no puedo estar de acuerdo con Conquest (p. 410), quien asume acríticamente la leyenda puesta en circulación por Krivitsky y Hernández: provocar una rebelión para que los comunistas se hicieran con el poder en Cataluña «y darles un pretexto para desembarazarse de Largo Caballero si intentaba deshacer el fait accompli». Es una argumentación absurda. <<
[56] En el documento reproducido en el apéndice el PSUC expuso cinco razones: la acción puramente defensiva de los insurrectos, el no respaldo de las masas, la falta de unidad de criterio entre los anarcosindicalistas, el carácter escasamente nacional del putsch y la actuación del Gobierno central. <<
[57] Strajov (III) recogió en este informe lo que probablemente habría dicho Companys a los rusos: el comportamiento de Largo Caballero había sido penoso. El envío de las fuerzas policiales que prometió se demoró tres días y cuando se planteó una situación crítica los efectivos no se asignaron a la Generalitat sino que se subordinaron al Gobierno. Era olvidar su propio comportamiento sinusoide con Valencia. <<
[58] Ésta es también la tesis de Graham (2006, pp. 302s). <<
[59] AO (II) confirma que Comorera, en tono brusco, había afirmado que «los asuntos de Cataluña los arregla la propia Cataluña». Es algo de lo que también se hizo eco Benavides. <<
[60] Se encuentra en un texto mecanografiado de casi 70 páginas, pero sin acabar, sobre el caso Nin y al cual aludiremos de nuevo en el último capítulo. <<
[61] La idea de este autor del final de la unidad republicana es una exageración, que corrige (p. 298) poco más tarde. La unidad se reforzó después, aunque poco a poco fue erosionándose bajo el peso de las sucesivas derrotas. <<
[62] Dicha tesis es, por supuesto, anatema para quienes subrayan las manipulaciones soviéticas. Opuso, en su tiempo, a Southworth y a Bolloten. Zugazagoitia (p. 286), ulterior ministro de la Gobernación, caracterizó los sucesos como «un estallido de cólera, estimulado, quizá, por agentes del enemigo». Payne lo reconoce (p. 278) pero se basa en escasas fuentes y, al final, se alinea con Krivitsky. <<
[63] En Costello/Tsarev (p. 281) se afirma, a mayor abundamiento, que según documentos del archivo de la KGB, el espionaje nazi se había infiltrado en los círculos «trotskistas» barceloneses con la intención de estimular el putsch. El no acudir a fuentes o a estudios que chocan con explicaciones apriorísticas puede haber llevado a Beevor (pp. 399s) a negar cualquier inmixión fascista o profranquista («la interpretación conspiratorial que daban a los hechos los comunistas era completamente fantasiosa») o el achacar al jefe del «Nuevo Estado» la utilización de un «recurso ventajista» para impresionar a sus aliados alemanes. <<
[64] Munis (p. 319) afirmó que los cenetistas no tardaron en propalar la idea de que los «hechos de mayo» respondían a un plan bien meditado del estalinismo (para aniquilar al movimiento anarquista). Rogovin (pp. 356 y 361) se apunta a ello aunque transmuta la tesis en que el plan estaba destinado a liquidar a los poumistas. Tampoco aporta la menor prueba. Ucelay (p. 282) constata sobriamente que en modo alguno son suficientes las versiones que enfatizan la «garra de Stalin, ansiosa de liquidar peligrosos rivales izquierdistas». <<
[65] Mi ejemplar del libro de Krivitsky perteneció al embajador Pascua y me lo regaló su heredero, Don José Guillén. Contiene numerosas exclamaciones a lápiz, que denotan el asombro que su lectura debió producirle. <<
[66] No sabemos cómo se leían e interpretaban en el NKID los informes del cónsul general. A finales de marzo, el embajador Gaikis se había obligado a subrayar que, a pesar de sus instrucciones explícitas trasladando las de los responsables soviéticos, Antonov-Ovseenko iba a su aire. Después de la reconvención del Politburó, este comportamiento del cónsul era un tanto irresponsable. Por si las moscas, Gaikis se curó en salud y sugirió que Moscú le enviara instrucciones precisas. Antonov-Ovseenko se había enzarzado en polémicas con los anarquistas barceloneses. Léanse en Radosh et al., doc. 38, comentarios totalmente absurdos: el cónsul esperaba ganar con ello el favor de Moscú y lograr que se olvidara su pasado trotskista. Para Rogovin (p. 359) el cónsul era ¡Rosenberg! <<
[67] Hay que eliminar, desde luego, a Koltsov, quien no se encontraba en España. El 15 de abril de 1937 visitó a Stalin entre las 19 y las 20.45 y volvió a verle el 14 de mayo, durante poco más de tres cuartos de hora (de 14.55 a 15.45). Debieron de ser las primeras veces que lo hizo desde su llegada a España en agosto de 1936. Agradezco la referencia, publicada en una revista rusa —Archivo Histórico— en 1995, a Igor Mendigor y al profesor Preston, quien me puso sobre su pista. <<
[68] Aunque los despachos diplomáticos subrayan la responsabilidad «trotskista» en los «hechos de mayo», su análisis es mucho más rico en detalles cuando abordan la autoría de la CNT/FAI. ¿Una hoja de parra ideológica? <<
[69] Se encuentran, en ruso, en AHPCE: Manuscritos, tesis y memorias/carpeta 24/1. Ambos proceden del archivo central estatal del Ejército soviético, fondo 899c [tachado] /35082, inventario 1, asunto 339 (en el caso del primero). <<
[70] Tales autores afirman (p. 177) que su redactor era un agente de la Comintern. No es cierto. Demuestran, además, no haberlo leído bien pues en él «Goratsi» se refiere a un contacto significativo con un representante de la IC. También indican que el informe se envió a Vorochilov (el «director»). Esto tampoco es cierto. El término «director» era la designación oficial con que los agentes del GRU escribían a su jefe. El no distinguir entre la IC y el GRU es grave. Estamos en presencia del mismo tipo de error que ya les había llevado a confundir a «Stepanov» con Dimitrov, tal y como indicamos en el capítulo dos. Schauff (p. 271), mucho mejor historiador, ha identificado correctamente la categoría profesional del agente. <<
[71] Sobre las curiosas designaciones de cargos españoles que utilizó «Goratsi» véase el documento reproducido en el apéndice. Sobre la sustancia Vidarte (p. 658) menciona que el diario cenetista madrileño Frente Libertario declaró: «Los que se rebelan contra el gobierno elegido por el pueblo son cómplices de Hitler, de Mussolini y de Franco, a los que hay que tratar inexorablemente». Compárese esto con lo que afirmó Nin (pp. 272s) en una conferencia en Barcelona el 25 de abril: «El enemigo, tanto en Rusia como en España, es el reformismo… Nunca se llegó a una defensa tan desvergonzada de los intereses de la burguesía como la que realizan el PSUC y el PCE», cuyos programas «traducen los intereses de las clases explotadoras en la situación presente». <<
[72] Mi agradecimiento más profundo a Fernando Hernández Sánchez, por habérmelas proporcionado. <<
[73] Es más, en el texto, el mismo «Stepanov» hizo referencia a que la había enviado el 7 de mayo. <<
[74] Naturalmente esto no excluye que Codovilla o Gerö (agente en Cataluña) hubiesen enviado alguno. Si lo hicieron, no parece que hayan salido a la luz, salvo de forma limitada y procedente del segundo. <<
[75] La última parte del informe se dedicó a la situación en el norte. No era buena. La desorganización era tremenda y los vascos no colaboraban en una resistencia eficaz. <<
[76] Este tipo de consideraciones no penetra mucho en la literatura anti-comunista y antirrepublicana. Sin embargo, respondía a hechos reales. Seidman (p. 135), por ejemplo, ha exhumado documentos del EP en los que se demuestra que el grado de fiabilidad de la oficialidad no era elevado. <<
[77] Como señala Vidarte (pp. 649 y 656) se había encariñado con la cartera de Guerra, aunque los planes militares siempre los elaboraban sus asesores. <<
[78] No ha concluido la controversia sobre si la cancelación de la operación de Extremadura constituyó un error estratégico o no. Ramón Salas (pp. 1082s) se inclinó por la primera interpretación. Incidentalmente, conviene señalar que su peso en la sustitución de Largo Caballero se ha exagerado. <<
[79] Vidarte (p. 622) recoge que Bugeda había afirmado en Madrid que «todo aquél que no aceptase la unificación de los partidos socialista y comunista era un traidor». <<
[80] Quizá tenga interés recordar que, muchos años más tarde, también Vidarte (p. 658) era de esta misma opinión. <<
[81] «Stepanov» podría tener en cuenta las afirmaciones de Nin de que «el único recurso para los trabajadores consistía en la lucha armada por el socialismo, con la victoria de la revolución proletaria y la consiguiente toma del poder por la clase obrera» (Elorza/Bizcarrondo, p. 360). <<
[82] Como han señalado estos mismos autores (p. 360), «el frente norte se desplomaba, pero para el POUM de Nin lo único que contaba era lograr la destrucción del Frente Popular». <<
[83] Se trataba de una repetición de medidas dictadas desde fecha tan lejana como octubre de 1936. El deseo de la policía catalana de desarmar a las patrullas de control había sido uno de los factores que condujeron a la explosión. ¡Qué podrían hacer los libertarios en la retaguardia si se les quitaban las armas!<<
[84] Despacho del 17 de mayo de 1937, «Désarmement à l’arrière», en SDH, legajo 7N 2755. No extrañará que los soviéticos se negaran a que sus armas fuesen a parar a los anarquistas, una actitud que han criticado con dureza numerosos historiadores conservadores, entre los cuales destacan últimamente Beevor y Radosh. <<
[85] Este tipo de interpretaciones es muy frecuente en los informes de «Stepanov». <<
[86] El informe del 4-7 de mayo está reproducido en Komintern, doc. 47, pp. 253-276. <<
[87] La respuesta es que en ninguna parte, por lo menos hasta ahora, y ciertamente no en los documentos exhumados por Radosh y/o en sus grotescas interpretaciones. Esto no ha impedido a algún autor como Falcoff, que sabe de historia de España, poner el grito en el cielo afirmando lo contrario y que los «hechos de mayo» fueron promovidos desde Moscú. (Dejamos de lado que los documentos mencionados por Falcoff, 49 a 52, no se refieren a ello y sí sólo a las BI). <<
[88] Hay autores rusos como Paporov (p. 32) que han escrito que la insurrección en Barcelona fue provocada por Orlov «y el propio Stalin». Desgraciadamente, no ofrece la menor indicación de fuentes. <<
[89] Costello/Tsarev (pp. 281 y 468), en un ejercicio de altísima imaginación, ligan la revuelta nada menos que a anticipaciones hechas al respecto por Orlov el 29 de diciembre de 1936 (¡).<<
[90] Se refería al choque entre carabineros y anarquistas. También «Stepanov» y «Goratsi» mencionaron el incidente. ¿Hubo elementos profranquistas detrás, como deseaba Nicolás Franco?<<
[91] Algunos informes de Orlov sobre el POUM se encuentran en las pp. 468s. Los efectivos del partido los estimaba en torno a los 13 000, cifra muy lejana a los 30 000 que cita Bennassar (p. 179). Dada la obsesión de la NKVD por los «trotskistas» supongo que la primera no pecaría por defecto. Orlov indica (p. 314) que también el POUM estaba infiltrado. <<
[92] Orlov contaba ya con la ayuda de Stanislav Alekseyevich Vaupshasov quien había hecho construir un crematorio en el que desaparecían las víctimas de la NKVD. A cargo del mismo se encontraba un comunista español, José Castelo Pacheco, a cuya viuda la KGB le dio en 1983 un pago único de casi 7000 dólares (Andrew y Mitrokhin, p. 74). Vidarte (p. 751) aludió también al crematorio, instalado en una de las checas que mantenía la NKVD. El caso de Vaupshasov sirve para mostrar cómo cabe deformar sutilmente la información. Maestro en ello vuelve a ser Vidal (2005, p. 198) quien ofrece pelos y señales sobre tal episodio como si hubiera sido uno de los privilegiados en haber podido consultar los archivos de la KGB. Es lo que se infiere de sus referencias, muy precisas, a la ubicación en ellos de los documentos que menciona. Ahora bien, ni que decir tiene que Vidal no ha puesto jamás pie en los mismos. Las referencias las toma, simplemente, del libro de los anteriores autores y, en un alarde, cuando se decide a mencionarlo, en passant, se equivoca no sólo de página sino también de título. Se trata de una plasmación inequívoca de su método habitual que ha descrito González Calleja como sigue: «una porción de páginas de relleno que envuelve la inanidad total a la hora de tratar el tema que es presunto objeto de análisis…; un aparato “crítico” repleto de notas improcedentes o de relleno…, con una bibliografía contextual que se exhibe pero que no se emplea, trufada de títulos deliberadamente poco accesibles al lector español, que se citan de forma incompleta o que no aparecen en la relación final». <<
[93] Recientemente, Martínez de Pisón ha retomado el caso de José Robles, amigo de John Dos Passos. Ahora bien, como argumenta Preston (2007) con nuevo acopio documental, en él se dieron cita dimensiones que permiten pensar en si no se trataría de un supuesto de espionaje o, incluso, de traición, como se dijo en la época. Las afirmaciones de Payne (p. 294) están en la tradición que inauguró Krivitsky. <<
[94] Las informaciones recogidas por la policía francesa sobre el caso Rein se encuentran en CHAN, F714738. Entre los nombres de comunistas extranjeros (y naturalmente agentes de la NKVD) que se mencionaron figuran los de Orlov (alias Nikolski, «jefe supremo del GPU, representante de Moscú»), Alfred Hertz, SzajaBer Kindermann (alias «Jorge» o «Georges Bouc», «verdugo» en Valencia). Es verosímil que el segundo fuera también un seudónimo. Entre los españoles figuraban Juan Olaso («jefe de la policía privada del PSUC, autor de numerosos asesinatos en el chalet de la calle Muntaner»), Juan Nicolau, Mariano Gómez Emperador (antecesor de Victorio Sala, a quien aludiremos seguidamente) y Jaime Carbonell. No tiene sentido dar muchos otros. Cabe señalar, sin embargo, que Rodríguez Salas aparece en tales deposiciones nada menos que como «autor de los hechos de mayo». <<
[95] AO (I) informó que en esa fecha, «nuestros camaradas, viajando… hacia Barcelona, vieron en los puestos de la FAI a algunos trabajadores de avanzada edad con escopetas de caza —“se ha sublevado la Guardia Nacional”— aclararon». <<
[96] Nikandrov no da bien el nombre, lo cual por otro lado no es de extrañar. Se trataba de un tal Victorio Sala a quien el confidente de Negrín caracterizó como «hombre de inteligencia mediana», que «no da un paso sin dar cuenta de él al partido» y a quien no creía capaz «de hacer jamás un servicio extraordinario para la causa en que estamos empeñados, cuando menos por iniciativa propia. Es, en fin, un perfecto burócrata. Pero está entregado en cuerpo y alma al partido al que pertenece. Y este partido no tiene escrúpulos (lo sé por experiencia) en disponer de cuanto haya a su alcance para extender su propaganda». Carta del 21 de junio de 1937. AFIP: ACZ 184-30. <<
[97] El telegrama (ref. S/NBF/T375) (cf 18/9/1953) lleva por título «Proposed Use of “Khota”» (1944). Va dirigido a «Victor» y los servicios norteamericanos suministraron las claves esenciales. A los «trotskistas» se les denominaba «polecat», pero no supieron quiénes eran «Swede» (Orlov) y «Tom». Agradezco a la inmensa amabilidad de Fernando Hernández Sánchez el haber podido disponer de él. Haynes indica que «Jota» o «Khota» trabajó después de la guerra civil como agente de la NKVD en México. A Victorio Sala también lo ligó Abramovich con la desaparición de su hijo. <<
[98] Según Pike (p. 54), Sala cayó en desgracia porque se le consideró responsable de que los archivos del PCE evacuados hacia Francia en el momento de la derrota cayeran en poder de la policía francesa. En México parece ser que fue expulsado del partido, aunque el telegrama de la KGB sirve para matizarlo. Pike afirma, con razón, que Sala sabía mucho de las actividades secretas de la NKVD en Barcelona. No ofrece pruebas, sin embargo, de que sus instrucciones se las diera Gerö. Un rumor que no puedo comprobar afirma que ulteriormente Sala se trasladó a Moscú. <<
[99] Éste es el momento de indicar que entre los casos más notorios figuran dos anarquistas italianos, Camilo Berneri y Francesco Barbieri, asesinados. Aunque Bolloten (pp. 694s) parece inclinarse en favor de una autoría fascista o inspirada por los italianos, el más reciente estudioso de la POLPOL, Canali (pp. 169 y 223), que ha consultado el dossier Berneri, acusa inequívocamente a los comunistas. También desapareció Alfredo Martínez, miembro del comité regional de las Juventudes Libertarias, entre muchos más (Peirats, p. 255). En la mêlée Costello/Tsarev (pp. 286s) incluyen al escritor austríaco y excomunista Kurt Landau, simpatizante del POUM, aunque su asesinato se produjo meses después. Los servicios de Mussolini no se quedaban atrás y el SIM, si bien más pequeño que la OVRA, no iba demasiado a la zaga. Tenía una sección de «servicios especiales», es decir dedicados al sabotaje y al asesinato (Holt, p. 121), que liquidaron a numerosos oponentes del régimen fascista, tanto en España como fuera de ella. <<
[100] Sin la ventaja de conocer la documentación soviética, Ansó (p. 184) ya señaló que tal vez los comunistas deseasen ardientemente ajustar cuentas con el POUM (lo cual era cierto) pero que evidentemente no desaprovecharon la ocasión que éste les ofreció. Ello, añade, no significa que lo que ocurrió en Cataluña fuese obra del Kremlin. <<
[101] Todo esto desaparece de sus memorias (pp. 304s) en las que se limita a afirmar que «los comunistas decidieron utilizar la ocasión para romper la espina dorsal del POUM». <<
[102] Sobre el POUM hay que referirse también a dos informes publicados. El primero es el de Marchenko, ya mencionado, del 22 de febrero. En él subrayó su importancia más bien cualitativa que cuantitativa, aunque ésta en Barcelona no fuese despreciable. Agitaba contra el Frente Popular, atacaba al PSUC y a la URSS y se guarecía, e infiltraba, en la CNT y en particular en sus organizaciones juveniles. Es de destacar que Marchenko daba prioridad a la derrota política del POUM ya que las medidas represivas policiales eran insuficientes. El segundo figuró en la exposición oral de Marty ante la secretaría de la IC el 7 de marzo e hizo referencia a su insignificancia cuantitativa. <<