[1] Si hubo mainmise sobre el futuro de España fue más bien fascista, que estuvo a punto de llevarla a la beligerancia al lado del Eje durante la segunda guerra mundial. Por lo demás, incluso Vidarte (pp. 623-626), que debía saber mejor, sucumbió a la interpretación a que alude el texto. <<

[2] Éste podría ser el origen de la sorprendente afirmación de Beevor (p. 402) de que a finales de 1936 los comunistas «se habían aproximado a Negrín… y conocían su disposición a aceptar el cargo de jefe del Gobierno». <<

[3] Era la época en la que se publicaron las sedicentes memorias de El Campesino (transcritas o escritas por Gorkin). Southworth (1996) polemizó con Bolloten por haber utilizado un tanto sesgadamente tal tipo de testimonios. Se equivocó, no obstante, al atribuir a Gorkin la génesis del libro de Hernández. <<

[4] Agradezco profundamente su autorización para poder utilizar sus trabajos, todavía no publicados, y que me haya permitido utilizar algunos de sus razonamientos, de gran calidad y percepción historiográficas. <<

[5] En los documentos del archivo de Negrín en París se conservan referencias a diversos puntos de las mismas. <<

[6] Si es cierto que la reunión se produjo y que Marty estuvo presente en ella, debió de tener lugar antes del 27 de febrero, porque fue en esta fecha cuando regresó a Moscú. Un viaje entonces duraría fácilmente dos o tres días en las mejores circunstancias. <<

[7] A quien Rogovin (p. 345) hace nada menos que jefe del GRU. <<

[8] Bennassar ha retomado la especie (p. 182). Prudentemente, deja de lado a Togliatti pero mantiene a los demás. Ni se le pasa por la mente que pudiera tratarse de un cuento. Miralles (2003, p. 123) ya había puesto en duda la reunión de marras. <<

[9] Esta historia la recogen también Costello/Tsarev, p. 280. Omiten a Togliatti pero señalan que Negrín ya «había pedido que se purgase a los alborotadores y a los marxistas revolucionarios». <<

[10] Si este viaje hubiese tenido lugar demostraría, a mi entender, que Stalin habría considerado extremadamente importante recibir impresiones de primera mano sobre la situación reinante, quizá porque los informes de Codovilla no eran satisfactorios. Ello estaría en línea con la aceleración del proceso de decisión una vez establecida la embajada soviética en Madrid. Pero nada de esto prueba la participación de Togliatti en la reunión descrita por Hernández. <<

[11] Este autor también ha incluido la afirmación del íntimo colaborador de Hernández, Eusebio Cimorra, quien señaló la presencia de Togliatti en Valencia en torno a los días en cuestión. No aportó evidencia alguna. <<

[12] En la reproducción del informe, Komintern, doc. 48, se indica simplemente «para el camarada Dimitrov» y «por favor, devuélvase al secretariado, camarada Manuilsky». Procede del RGASPI, pero de dónde sale la referencia de Radosh se me escapa. <<

[13] Hernández Sánchez me ha comunicado con gran amabilidad que en el diario El Sol Gaikis apareció en portada el 21 con un recordatorio del nombramiento. Una cuestión por aclarar es por qué se ascendió a Gaikis en pleno delirio antitrotskista teniendo en cuenta sus antecedentes remotos. Tal vez la explicación es que, como número dos de la embajada, estaba a mano y aseguraba un relevo sin solución de continuidad. El hacha le cayó poco después. <<

[14] AMAEC: legajo P 364, E Rosenberg y E Gaikis. <<

[15] Por lo demás, tampoco podía ignorarla Prieto, que no dijo nada al comentar los «recuerdos» de Hernández. <<

[16] Nada de ello se refleja en los recuerdos de Largo Caballero. Bolloten (p. 544) hiperinfla el incidente en un capítulo que titula, nada menos, que «Largo Caballero rompe con Moscú». Cabe tener prejuicios pero no dejar que la pasión tiña el análisis ni la selección de fuentes. <<

[17] Payne (p. 271) ignora la evidencia de Azaña pero especula, probablemente con razón, que fue después de la caída de Málaga cuando se produjo el choque entre Largo Caballero y Rosenberg. <<

[18] AHN: Fondo Araquistáin, legajo 33/LL 8 a. La sugerencia de Negrín no tiene por qué leerse con torcidas intenciones. Él había tratado mucho a Rosenberg. <<

[19] Radosh (p. 262) achaca al GRU la sustitución de Asensio, como si el PCE no hubiese estado tirando contra él con bala roja durante meses. <<

[20] Su disgusto con los militares duró tiempo ya que continuó quejándose de su «egoísmo, intrigas y codicias». «Todo lo que me piden y proponen es cuestión económica», afirmó (Azaña, 1990, p. 183). <<

[21] Sin embargo, en otro apunte, Azaña (p. 213) señaló que Largo Caballero encontró buena la idea. <<

[22] En el verano de 1937 Mundo Obrero volvió a la carga. El 2 de septiembre Asensio escribió una carta amarga a José Díaz defendiendo su conducta y su postura antifascista. Reclamaba una rectificación y que se le tratara con dignidad. AFIP: Correspondencia. Carpeta PCE. <<

[23] Pasó por el puesto sin pena ni gloria salvo por lo que se refiere al intento, caro al presidente del Gobierno, de generar una insurrección indígena en el Protectorado (De Madariaga, pp. 425-432). Tras la guerra civil se exilió a Chile, donde murió. Allí se ofreció al embajador español para espiar entre la colonia. (Rompo mi costumbre de no entrar en detalles sórdidos de carácter personal, porque éste me parece relevante. Deben contarse con los dedos de una mano los ex altos cargos republicanos que quisieron traicionar a sus compañeros de infortunio. Mi afirmación se basa en un despacho del embajador en Santiago al MAE que, lamentablemente, no conservo entre mis papeles pero que debe estar en los archivos, salvo si alguien lo ha eliminado). <<

[24] Referencia a este episodio, olvidado oportunamente por Prieto, se encuentra también en Álvarez del Vayo (1950, p. 288). <<

[25] La idea de que Largo Caballero sugirió a Azaña que deseaba sustituirlo por Araquistáin no se sustenta en los apuntes del presidente de la República. Azaña lanzó el nombre de Giral, que pareció bien al primero (p. 199). Sin embargo Largo Caballero terminó prefiriendo a Araquistáin cuyo nombre figura en una lista que manejó Llopis. <<

[26] Habría que comprobar esta afirmación detenidamente. Radosh et al. (p. 519), dando muestra de su profundo desconocimiento de los temas españoles, hacen a Álvarez del Vayo nada menos que ministro de la Guerra. <<

[27] En el doc. 54 de Radosh se hace una somera adscripción ideológica de los jefes del Ejército Popular. Álvarez del Vayo aparece con su cargo y caracterizado como «activista socialista del Frente Popular». No es demasiado. <<

[28] Juliá (1997, pp. 256s) subraya las dos concepciones en liza, entre la predominancia deseable de partidos y sindicatos. Entre los primeros el PSOE, el PCE y los republicanos hicieron piña. Al otro extremo se situaron la UGT y la CNT. <<

[29] La reconstrucción del despacho del 19 de febrero está tomada de Azaña (1990, pp. 187-191). <<

[30] Radosh (doc. 53) considera extraordinaria (en el sentido de ominosa) una petición de información del jefe del GRU, general Uritsky, el 3 de marzo. En realidad, demuestra lo muy poco que se entendían en Moscú las complejidades de dicha política de guerra. <<

[31] Elorza/Bizcarrondo (p. 106) han dejado de él un retrato poco atractivo: esquemático, abstruso, sectario, alejado de la realidad, etc. Según el diario de Dimitrov (Dimitrov-Pons, p. 62) la fecha de su nombramiento como «instructor de los asuntos de España» fue el 8 de enero de 1937. La de su llegada está sin determinar. <<

[32] Incidentalmente, Hernández (p. 99) señala que el motivo de la trifulca entre Rosenberg y Largo Caballero había sido la petición del primero de que se suspendiera La Batalla, órgano del POUM. Esto es más verosímil que muchos de los argumentos que suelen aducirse para explicarla. <<

[33] Radosh (docs. 34s). Hemos elegido estos dos documentos porque horquillan el período de antes y después de la reunión inventada por Hernández. Bennassar (p. 181) «olvida» la buena caracterización de Largo Caballero hecha por Marty y resalta la referencia a las críticas contra el PCE. <<

[34] No es cierto, como afirma la historia canónica de la guerra civil debida al PCE (GRE, III, p. 58), que los comunistas no fuesen enemigos de Largo Caballero. No lo fueron al principio pero se enfrentaron con él más tarde. No fueron los únicos en hacerlo y la salida del Gobierno no hubiera sido posible sólo por su mero acoso. <<

[35] Documento 42 en Komintern, p. 210. <<

[36] Quizá sea éste el momento de indicar que, en paralelo con la intensificación de las purgas en la Unión Soviética, Orlov y sus colaboradores intensificaron también la caza de enemigos en la retaguardia republicana y en las BI. <<

[37] Probablemente se trata de un eco distorsionado del intento de viraje republicano hacia las potencias democráticas al que hemos aludido en el capítulo seis. <<

[38] En repetidas ocasiones hemos llamado la atención sobre la escasa credibilidad de Radosh, que sin embargo ensalza Bennassar (p. 500). En relación con este documento (el número 39 de su colección) afirma que muy probablemente fue escrito por Marty, olvidando que poco antes había reproducido su exposición oral del 7 de marzo que contenía un elogio a Largo Caballero. En esta ocasión comete otro error fáctico. El autor fue «Stepanov» y el documento está reproducido con el número 43 en Komintern. Leyendo la carta de acompañamiento de Dimitrov a Vorochilov, es inevitable pensar que el autor no podía ser Marty. Dimitrov lo remitió, en efecto, como un escrito de «nuestro informador político en España». Es algo en lo que tampoco repara Bennassar (pp. 181s). <<

[39] Tal afirmación induce a Bennassar (p. 182) a mostrar su discrepancia con la tesis de Azaña en cuanto a que los sucesos de Barcelona, a los que haremos referencia en el próximo capítulo, tuvieron causas endógenas y no foráneas. <<

[40] Recuérdese que éste era también el tema central de la información política suministrada por Berzin, ya examinada. <<

[41] Es notable la incapacidad que tienen estos autores de analizar la importancia de un informe. No es lo mismo que lo escribiera Marty, un general por así decir, que un capitán cualquiera. <<

[42] No me parece correcta la afirmación de Beevor (p. 378) de que fuese la Comintern la que convenciera a Stalin. Más bien debió tratarse de una orden de Stalin a la IC. <<

[43] Banac (pp. 60ss). <<

[44] Naturalmente podría argüirse que en ello se hacía propagandista de las tesis soviéticas, pero también puede ser que le impactara este tipo de información que, en nuestra opinión, condicionó la actitud de Stalin hacia la República. <<

[45] Ni siquiera esta información, conocida desde hace tiempo, ha consignado los cuentos de Hernández al terreno de la fantasía, como lo demuestra la obra de Bennassar. <<

[46] Banac (p. 58), transcribiendo el diario de Dimitrov. <<

[47] Seguidamente afirmó que podrían quedarse en la retaguardia como trabajadores en los sectores productivos pero ello inevitablemente reflejaba la circunstancia de que muchos de los voluntarios no tenían la posibilidad de regresar a sus países de origen, aplastados por el fascismo. <<

[48] Todo lo que antecede está basado en el informe, firmado por «Donizetti», que se encuentra en RGVA: fondo 35082, inventario 1, asunto 333, pp. 2-7. <<

[49] Es aquí cuando debemos insertar la recomendación final de Gorev: «Con una situación así a mí me parece que se dan todas las bases para contar con la victoria en la guerra del Frente Popular, pero para lograr esa victoria se debe sacudir a fondo la retaguardia y la cima de la dirección del Gobierno y la de la organización de la guerra». <<

[50] De nuevo aquí mi interpretación es exactamente la contraria de Fuentes (p. 310). <<

[51] Además, Orlov incurre en errores factuales. Poco antes (p. 299) señaló que la dirección de la guerra por Largo Caballero era nominal cuando lo cierto es que la casi totalidad del gabinete estaba apartada de ella, lo que tenía soliviantados a casi todos sus componentes e incluso al propio Azaña. <<

[52] La embajada soviética informó largamente sobre este tema, hoy olvidado. AVP RF: fondo 097, inventario 14, carpeta 3, asunto 5. Lo hacía de forma sistemática en relación con todas las manifestaciones antisoviéticas y anti-PCE. <<

[53] A esta reacción desmesurada y poco corriente se agarra Beevor, pp. 380ss, poco menos que como si fuera representativa. Seguimos la versión más contenida de Rybalkin, aunque las conclusiones son nuestras. <<

[54] El 21 de mayo Pascua escribió a Stalin y a Molotov con las excusas oficiales. Aprovechó para agradecer «la profunda y continua gratitud del pueblo y del Gobierno españoles por la ayuda moral y material, verdaderamente inapreciables, que reciben tanto del pueblo como del Gobierno soviéticos». AHN: diversos, Marcelino Pascua, legajo 2, expediente 4. <<

[55] Para ser más exactos: en el informe de «Stepanov» de 28 de marzo hay una mera mención de Negrín como socialista centrista que, junto con otros, había colaborado con el PCE para poner en práctica medidas útiles para el Ejército Popular. Era obvio. El documento de «Stepanov» lleva, sin embargo, a Bennassar (p. 183) a postular que «los comunistas habían ya preparado la sucesión». Tampoco puedo aceptar la tesis de Payne (p. 278) de que la recuperación del control de la frontera catalana por los carabineros deba considerarse como muestra de las simpatías procomunistas de Negrín. El escándalo en la frontera había durado demasiado tiempo y había que acabar con él. Cuanto antes, mejor. <<

[56] En la entrada de su diario correspondiente al 7 de febrero, Koltsov (p. 330) dejó una imagen del presidente del Gobierno conduciendo de forma hiperpersonalizada la política de guerra. Señaló, y esto es interesante, que el PCE consideraba entonces prematura y nociva una eventual dimisión de aquél. <<

[57] Se deja intacta la formulación original de la carta manuscrita. <<

[58] En aquellos momentos El Socialista, que siempre había apoyado al Gobierno, reclamó un mando único y en la multitudinaria manifestación que recorrió Valencia, para expresar su confianza en él, se pidió lo mismo y que el CSG cumpliera la misión para la que había sido creado (Gibaja, pp. 144s). Un punto, para Largo Caballero, muy sensible. Beevor (p. 378) ignora la peculiar relación de este último con la política de guerra, algo sorprendente en un historiador militar. Lo que sí hizo Largo Caballero fue convocar al encargado de negocios británico, Ogilvie-Forbes, y pedir ayuda de otra forma al Reino Unido (Thompson, p. 120), sin resultado. <<

[59] La maquinaria fiscal se puso más tarde en movimiento para depurar responsabilidades. El 12 de septiembre de 1937 se solicitaron varios autos de procesamiento contra mandos (entre ellos Martínez Monje, Martínez Cabrera y Asensio Torrado) y el preceptivo levantamiento de la inmunidad parlamentaria del diputado Bolívar (al parecer, «uno de los primeros que se apresuraron a abandonar la ciudad») con el fin de proceder contra él de igual manera. El PCE se opuso y todo terminó en aguas de borraja (Ramos Hitos, pp. 560-572). <<

[60] Originales en AFPI: AFLC 19518. Llovía sobre mojado. Ya había protestado ante el CC del PCE el 16 de febrero por críticas aparecidas en Frente Rojo y que calificó de «conducta desleal y turbia». <<

[61] Una exposición del presidente del Gobierno sobre el panorama político y social en España publicada en Claridad llevó a una queja de Giral, sostenida por los ministros comunistas, porque no se había discutido en el gabinete. Zugazagoitia (p. 254) lo calificó de «confesión de impotencia» y de «acto desesperado». Despertó la reacción contraria a la que quería su autor: «cuando un jefe de Gobierno comprueba que su autoridad no existe, dimite». Precisamente lo que Largo Caballero no quería hacer. <<

[62] Quizá no fuera un despiste lo que llevó a Largo Caballero a consignar en sus primeros recuerdos (1976, p. 183) que la sugerencia provino de uno de los ministros comunistas, Vicente Uribe. <<

[63] Rojo no aceptó el nombramiento. Se vio apoyado por Miaja quien dijo que no podía prescindir de él. Fue ascendido, sin embargo, al empleo de coronel (Gaceta del 23). <<

[64] Mi interpretación difiere completamente de la de Fuentes (pp. 306-311), que hace una lectura demasiado complaciente con el presidente del Gobierno. <<

[65] En este punto me fío más de los apuntes de Azaña que de otras explicaciones que existen en la literatura. <<

[66] Y, cabría afirmar, también con las de Cordón, quien en sus memorias dejó una imagen muy negativa de Asensio y de los colaboradores del ministro. En lo que a Largo Caballero se refiere, merece la pena reseñar su caracterización: «la incomprensión y limitaciones de este dirigente político, su equivocada elección de consejeros en los asuntos militares y políticos, causaron daños a la causa de la República, aunque era sin duda un hombre de espíritu revolucionario, que deseaba ganar la guerra» (p. 251). <<

[67] En este contexto es aplicable la valoración de Graham (2005, p. 124): «A la altura de abril de 1937, las tensiones en el interior del Gobierno, que no habían variado debido a la oposición de Azaña, estaban empezando a resultar cada vez más evidentes». <<

[68] Nótese la limitación. No cabe postular que PCE = Comintern = Stalin, como todavía hacen algunos autores. Volveremos a ello en el próximo capítulo. Quien esto escribe cree que Graham tiene razón al reivindicar una cierta autonomía del PCE en respuesta a los apremios y condiciones locales. Por lo demás, el aluvión de adhesiones al PCE lo hacía imperativo. Es hora de desempolvar la intrahistoria del PCE, anegada por la ortodoxia y por las rencillas de la derrota y del exilio. <<

[69] Telegrama del 26 de abril (enviado en parte al EM). MAE-AB: AR caja R4. El 3 de diciembre de 1936 Álvarez del Vayo había escrito a Araquistáin que dos días antes el enemigo había utilizado, si bien en muy pequeña cantidad, gases contra Madrid, por lo que la JDM había solicitado material antigases a Francia. Fondo Araquistáin: legajo 23/107. <<