PSUC VS POUM: RESOLUCIONES CONTRAPUESTAS
A) Proyecto de resolución del PSUC sobre el fracaso del putsch de mayo de 1937[5]
Después del movimiento contrarrevolucionario se ha abierto en la historia de la lucha contra el fascismo un nuevo capítulo. Es preciso, pues, que el PSU concrete la táctica a emplear de manera que el proceso iniciado el 18 de julio continúe sin solución de continuidad.
DOS CONCEPCIONES.
Al día siguiente del 19 de julio dos concepciones se enfrentaron. El PSU y la FAI las han simbolizado. El PSU lo ha subordinado todo a la guerra, a la victoria rápida sobre el fascismo español e internacional preconizando —en el curso de la lucha— las realizaciones revolucionarias que la mejor dirección de la guerra exigía, con la afirmación categórica de que únicamente la victoria consolidaría las conquistas revolucionarias y permitiría continuar la revolución hasta las últimas consecuencias. La FAI subordinó la guerra a una seudorrevolución y, aprovechando su poder bastante hegemónico en el primer tiempo y las claudicaciones constantes de los partidos representativos de la pequeña burguesía, se lanzó a la sindicalización de las industrias —incluso de la pequeña industria y el pequeño comercio— y pretendía colectivizar, por la fuerza, el campo, no consiguiendo otra cosa que descomponer profundamente la economía del país, impedir la canalización de sus energías y recursos hacia la guerra y llevarlo a la guerra civil interior.
AGRAVAMIENTO DE LA LUCHA.
Las dos concepciones han hecho su camino. La línea justa del PSU se ha impuesto. Y a medida que la CNT y la FAI han acentuado su línea política seudorrevolucionaria, el resultado de la cual eran las coacciones sistemáticas, el asesinato de obreros, de campesinos y de pequeños burgueses, la influencia y el prestigio del PSU ha aumentado.
Se ha producido, como consecuencia lógica de este enfrentamiento de dos concepciones, un considerable desplazamiento de la opinión pública hacia nuestro partido y la UGT. Hoy la relación de fuerzas es sustantivamente distinta de la que era al día siguiente del 19 de julio. Este desplazamiento, este cambio considerable en la relación de fuerzas, se ha producido también, aunque no tan intensamente, en el frente, donde aparte de la División Carlos Marx, la influencia del PSU se deja sentir en otras divisiones y unidades.
La comprobación de este resultado, y a medida que las manifestaciones inequívocas de la opinión pública lo ponían de relieve, no provocó en el seno de la CNT y de la FAI una profunda corrección. De los resultados negativos de la táctica empleada se hizo responsable a los elementos más ecuánimes y más leales al frente antifascista de la CNT y de la FAI y contra ellos se desencadenó una fuerte ofensiva. Y la dirección de la CNT y de la FAI, si no totalmente, en buena parte cayó en manos de los sectarios, de los más refractarios a la unidad antifascista, entre los cuales operan agentes provocadores, agentes directos del fascismo, en colaboración con el grupo trotskista contrarrevolucionario.
LA OFENSIVA POLÍTICA CONTRA EL PSU.
La nueva dirección de la CNT y de la FAI, fiel a los compromisos adquiridos en la lucha por la dirección, puso en práctica enseguida su programa de acción: tomar los resortes fundamentales del poder político, preparar las condiciones objetivas para acelerar la llamada «revolución comunista libertaria» y, por consiguiente, y en primer término, recuperar las viejas posiciones perdidas, con el sometimiento de la UGT y la supresión violenta del PSU. Por eso al día siguiente de su victoria sobre los hombres responsables y ponderados de la CNT y de la FAI, los irresponsables y sectarios desencadenaron una fortísima contra el PSU y la UGT y contra sus hombres más representativos, haciendo uso de todas las armas, desde las que proporcionaron algunos militantes de la Comisión Ejecutiva de la UGT a los tópicos, argumentos y maniobras del grupo trotskista contrarrevolucionario.
La expresión de esta ofensiva fue la crisis de un mes de la Generalidad provocada por la CNT y la FAI.
La ofensiva política fracasó. La solución de la crisis sobre las bases del Gobierno anterior, con la promesa pública del presidente Companys de darnos satisfacción creando el Consejo Superior de Guerra y reorganizando la Comisión de Industrias de Guerra, significó el decrecimiento de la ofensiva política. Este resultado fue posible gracias a la firmeza y a la justeza de la línea política del Partido, política de alianza con la Esquerra y la Unión de Rabassaires y la vasta movilización de masas por medio del plan de la victoria, programa no de partido sino de Frente Antifascista, que organizó las fuerzas y los recursos del país para la guerra y por tanto para consolidar la revolución democrática. Con la victoria política no destrozamos las posiciones que servían de soporte a la ofensiva de la CNT y de la FAI.
Subsistieron las contradicciones, después de la crisis, y la lucha se intensificó. Por nuestra parte, acentuando la contraofensiva política iniciada en el curso de la crisis y de la presentación y amplia discusión del plan de la victoria, presentamos los cinco puntos que no pretendían otra cosa que el cumplimiento de los decretos ya aprobados por los anteriores Consejos y de las promesas del presidente Companys. Por su parte, la CNT y la FAI vigorizaron la táctica de violencias, de coacciones en pueblos y fábricas, culminando este período con el asesinato del compañero Roldán y otros trabajadores y con la franca preparación del putsch. Vencidos en el terreno político, los comités de defensa de la CNT y de la FAI y de las Juventudes Libertarias arrastrando detrás de ellos a los comités regionales en el movimiento insurreccional el sometimiento de la UGT y la destrucción del PSU.
EL MOVIMIENTO CONTRARREVOLUCIONARIO.
El entierro del compañero Roldán, que fue una formidable movilización de masas, puso en más evidencia aún el profundo malestar del país y su deseo vehemente de un cambio total en la dirección política, acabando de una vez y para siempre con la política de los incontrolables realizada desde los puestos de Gobierno.
La decisión de lanzarse al movimiento insurreccional fue tomada definitivamente. Y es así como en el entierro del camarada Roldán nos dieron una respuesta clara: la movilización armada con el pretexto de protestar de los incidentes de Puigcerdà y de Bellver y de la detención de Cano, agente general del putsch que días después había de ensangrentar Cataluña. La toma de la Telefónica por el Gobierno de la Generalidad no fue más que un pretexto.
El putsch no fue, pues, un movimiento espontáneo sino premeditado, conclusión lógica de una táctica contrarrevolucionaria que pretendía no la eliminación de Companys y de los partidos burgueses sino el sometimiento de la UGT y la destrucción a mano armada del PSU, bajo la dirección e inspiración directa de los agentes provocadores que, por su cuenta, pretendían la ruptura de la retaguardia del frente antifascista para abrir el frente de guerra a los invasores fascistas. El movimiento contrarrevolucionario fue meticulosamente preparado por los comités de defensa de la FAI, en estrecha colaboración con el grupo trotskista contrarrevolucionario y con la tolerancia del comité regional de la CNT.
POR QUÉ FRACASÓ EL PUTSCH
El movimiento contrarrevolucionario fracasó:
CONSECUENCIAS DEL MOVIMIENTO CONTRARREVOLUCIONARIO.
Antes de establecer la línea política del Partido determinada por la nueva situación conviene aclarar las consecuencias políticas del fracaso del movimiento contrarrevolucionario y las condiciones en que cada organización y partido entran o inician el nuevo período.
La derrota de la CNT ha sido fuerte y, vista con perspectiva histórica, de gran trascendencia. La CNT ha perdido la dirección militar del país y la influencia interior en el orden público, tomando el Estado Central las dos Consejerías. Ha perdido un consejero y su número de Departamentos es ahora igual al de la UGT.
La Esquerra Republicana de Cataluña, culpable por sus cavilaciones y por sus debilidades de sus hombres más representativos de lo que ha ocurrido, ha sufrido una mengua considerable de prestigio y, tomando el Estado Central el Orden Público, ha visto disminuida considerablemente su personalidad.
La Unión de Rabassaires, si bien ha estado inactiva en los días de lucha, ha fortalecido su prestigio en el campo catalán debido a su actuación, cada día más ligada a la del Partido.
Estat Català, en virtud de la pérdida del Orden Público, tiene una oportunidad para captar ciertas zonas de juventud y de pequeña burguesía, pudiendo esto ser peligroso para el Partido y especialmente la juventud, si no marcan claramente su línea política en la cuestión nacional.
El Partido, a pesar de las deficiencias observadas, por la justeza de su línea política, más clara y vigorosa que nunca, al acercarse a las barricadas, por el valor de sus cuadros combatientes, por la actuación decisiva de sus hombres en el Gobierno y en la Comisaría General de Orden Público, ha resistido bien la prueba de fuego y ha extendido y consolidado su prestigio. Y se encuentra hoy en situación favorable para desarrollarse a fondo en todo el país, para consolidar el Frente Popular y, por tanto, para imponer la política de movilización de todos los recursos del país de cara a la guerra y por una victoria rápida.
Aumentan las contradicciones internas en el seno de la CNT, en la cual ya hace tiempo se viene operando una separación de campos: a un lado la masa que no sigue ni quiere la táctica catastrófica, con los elementos responsables, y al otro lado los comités de defensa, con las Juventudes Libertarias y los dirigentes extremistas, todos ellos antiguos pistoleros, y por el grupo trotskista contrarrevolucionario. Las viejas diferencias se han agudizado, pues por primera vez y públicamente los dirigentes responsables han tomado posiciones —por cierto de una manera vacilante y tímida— contra los incontrolados y los incontrolables, haciéndose suya, así, nuestra posición, indirectamente.
El papel de agentes provocadores que juegan los dirigentes trotskistas del POUM ha sido públicamente reconocido por los otros sectores antifascistas: la Esquerra, Estat Català, y cierto número de dirigentes de la CNT. Ciertas organizaciones locales y varios militantes se han desolidarizado públicamente de la posición del Comité Ejecutivo del POUM. Todo eso hace creer en la posibilidad y necesidad de plantear la cuestión de la liquidación del POUM como una de las tareas más importantes para sanear la situación en Cataluña.
CUÁL HA DE SER NUESTRA LÍNEA.
El fracaso de movimiento contrarrevolucionario y la solución dada después de los acuerdos de Valencia abren el camino para el mejoramiento considerable de la situación. No hemos de olvidar que la CNT ha demostrado tradicionalmente su facilidad de readaptación y regeneración y que el ejército particular y de los comités de defensa siguen orgánicamente en pie. No hemos de olvidar tampoco los peligros de un decaimiento político de una parte de la opinión pública, fuertemente conmovida por el movimiento contrarrevolucionario y sus[6] inevitables y por la desesperación de una parte de la pequeña burguesía, otra vez saqueada, vejada y aterrorizada. Estas realidades nos obligan a trabajar rápidamente y con energía para ahorrarnos un nuevo putsch y destruir el peligro de fascistización de ciertas capas de la población catalana. Por consiguiente las líneas generales de nuestra actuación inmediata han de ser:
Primera: Realización del programa militar del Partido, volcando todas las energías de éste en ayudar al Gobierno a organizar el Gran Ejército del Este. Con este fin hemos de completar rápidamente las tres divisiones del frente (División Carlos Marx, Maciá-Companys, Brigada Pirenaica) transformándolas en divisiones ejemplares en disciplina, en fuerza combativa y en espíritu ofensivo del Ejército Popular Regular. Hemos de trabajar por la organización rápida de las tres divisiones de Cataluña, reserva indispensable para convertir el estático frente de Aragón en un frente dinámico. Hemos de movilizar los sindicatos de la UGT y de la CNT de cara a la industria de guerra para duplicar o triplicar su rendimiento. En conjunto, hemos de revalorizar nuestro Plan de la Victoria con las correcciones que el cambio de situación exige. El programa militar del partido nos pide la máxima y preferente atención, entre otros motivos, porque el frente influencia de manera decisiva la retaguardia.
Segunda: Fijación clara de la posición del Partido en la cuestión nacional como el defensor más abnegado y consecuente de los intereses de Cataluña, de sus libertades, de sus derechos, de su Estatuto. Explicando que precisamente estos intereses exigen la unidad de mando en las cuestiones de guerra y la consolidación del orden antifascista en la retaguardia. Vale exponer también que el traspaso temporal del Orden Público en Cataluña a manos del Gobierno de la República está determinado por las necesidades de la guerra y que el Partido velará para que las facultades de que hace uso el Gobierno de la República —valiéndose del artículo 9 del Estatuto anterior— sean utilizadas únicamente por conseguir la consolidación definitiva del orden antifascista en Cataluña y durante el tiempo necesario para eso. Remarcar que este traspaso temporal de los servicios de Orden Público a manos del Gobierno de la República, que habría de permitir acabar con la política de los llamados incontrolados y con los sistemas de provocación, y poner todos los recursos del país al servicio de la guerra contra el fascismo, no significa una merma en la personalidad de Cataluña sino que por el contrario contribuyen a la revalorización completa de Cataluña ante toda España y ante el mundo entero progresista y, por tanto, coinciden con los intereses justamente comprendidos de Cataluña.
Tercera: Crear un acercamiento cordial entre el PCE, PSU y la UGT de Cataluña y el PSOE y la Comisión Ejecutiva de la UGT, eliminando las discrepancias casuales o secundarias, aunque sea al precio de algún sacrificio, sobre las bases siguientes:
Cuarta: Creación de un órgano permanente entre la UGT y la CNT siempre que no sea la repetición del comité de enlace, para asegurar la reestructuración y máximo rendimiento de la industria de guerra, la libertad de sindicación en las fábricas y empresas en general, la lucha coordinada contra los elementos provocadores, la unidad del bloque antifascista y, consecuentemente, el debido respeto a los intereses y a las personas de la pequeña burguesía y del campesinado.
Quinta: Actuar enérgicamente para desenmascarar y aplastar al POUM, desarticulando sus organizaciones, destruyendo su fuerza militar, prohibiendo su prensa y su radio, expulsándolo de todos los órganos y organismos oficiales, hasta llegar a su disolución, para poder forjar un auténtico Frente Popular Antifascista y conseguir la unidad de acción cordial con la CNT y todos los demás sectores antifascistas.
Sexta: Fortalecer los lazos de alianza con la Esquerra y la Unión de Rabassaires.
Séptima: Preparar la transformación rápida del Gobierno actual provisional en Gobierno efectivo, poniendo fin a la experiencia sindical (que nosotros en un momento determinado aceptamos para posibilitar la eliminación del POUM) y preparando la participación directa del PSUC en lugar de su participación indirecta a través de la UGT.
Octava: Fortalecer la unidad interna del Partido. Por la unidad hemos llegado a donde estamos. Por la unidad llegaremos a imponer nuestra política de guerra y nuestra hegemonía al día siguiente de la victoria. La lucha contra cualquier síntoma de trabajo fraccional ha de ser inmediatamente y de forma implacable (sic), denunciando como a traidores a la causa proletaria los que fueran responsables.
Novena: El fortalecimiento orgánico del Partido ha sido más lento que el proceso de crecimiento y prestigio entre las amplias masas de Cataluña. Un semblante paralelo constituye la fuerte debilidad del Partido, la cual hemos de corregir mediante una inteligente y activa política de formación de cuadros y la creación de la escuela central de cuadros.
Décima: La experiencia del movimiento contrarrevolucionario ha destacado la debilidad de la organización de autodefensa del Partido. Sería un craso error creer que con el fracaso del primero no corremos el riesgo de un segundo putsch. Hemos de prevenirnos contra él revisando a fondo todo el trabajo hecho hasta ahora y creando la poderosa y eficiente organización de autodefensa que ponga al Partido a cubierto de cualquier eventualidad o sorpresa.
El Comité Central considera que la aprobación y aplicación consecuente de estos puntos, que concretan y caracterizan nuestra línea política en el período que se ha iniciado después del movimiento contrarrevolucionario (sic), el Partido podrá realizar plenamente su función histórica y contribuir poderosamente como la fuerza dirigente y más decisiva y de máxima responsabilidad a la organización de todos los recursos de toda la vida económica, política y militar de Cataluña para conseguir la victoria sobre el fascismo español e internacional.
Barcelona, 12 de mayo de 1937
FUENTE: AHPCE, Documentos PCE, carpeta 18, mayo.
B) Resolución del Comité Central del POUM ante las pasadas «jornadas de mayo».
El Comité Central ampliado del POUM, reunido en Barcelona los días 11 y 12 de mayo, después de analizar los hechos revolucionarios vividos en Barcelona y estudiar la situación actual y las perspectivas y experiencias que de los mismos se desprenden, ha tomado por unanimidad la siguiente resolución:
El Comité Central ampliado considera que ha sido completamente justa la política seguida por el Partido durante los acontecimientos y solidariza en todo con el Comité Ejecutivo, convencido que ha sabido convencer los intereses de la revolución y de las grandes masas trabajadoras.
FUENTE: AHPCE, carpeta 18, junio. Publicado en La Batalla, 13 de mayo de 1937 (por error se indica el 15).