Nota del autor

La idea de escribir esta historia se me ocurrió cuando, en atención a dos alumnos egipcios de dirección cinematográfica, estudiamos en clase la obra La gente de la cueva, de Taufik-al-Hakim.

Considero por tanto apropiado dedicársela a todos mis alumnos de la Accademia Nazionale d’ Arte Drammatica Silvio d’Amico, donde imparto cursos de dirección desde hace más de veintitrés años.

Resulta muy aburrido repetir, en todos los libros que se publican, que los hechos, personajes y situaciones son imaginarios. Pero juzgo necesario hacerlo. Y quiero añadir que los nombres de mis personajes se deben a asonancias divertidas, sin ninguna intención maliciosa.