Alberto Rabadá en el Eiger en el año 1963. Rabadá, junto a su inseparable compañero de escalada, Ernesto Navarro, se marchan en el verano de 1963 a intentar la cara norte del Eiger, que por entonces no registraba ninguna ascensión efectuada por españoles. La montaña les recibió con terribles tormentas que les obligarían a retirarse en tres ocasiones. Aprovechando un breve lapsus de buen tiempo, Rabadá y Navarro se meterían en la pared por última vez el 10 de agosto, de donde serían rescatados sus cuerpos sin vida tras perecer por agotamiento.