Agradecimientos

La mayor parte de la concepción e investigación de esta novela la hice en una casita alquilada en Point Park, en Duluth, de un parecido sospechoso con la casa de Stride y Serena. También vosotros podéis alojaros o visitar la residencia en www.cottageonthepoint.com. Le agradezco a Pat Burns su hospitalidad.

Hoy igual que ayer, estoy en deuda con muchas personas que tanto han hecho por fomentar mi carrera y me han ayudado a convertir un manuscrito en una novela cada año, mis agentes Ali Gunn, Deborah Schneider y Diana Mackay, mis editoras Jennifer Weis y Marion Donaldson y mi esposa Marcia (a la que también debo muchas otras cosas).

Sería un descuido por mi parte no mencionar a muchas otras personas del sector que han sido unos maravillosos amigos y seguidores: Peter Newsom, Kim McArthur, Beth Goehring, Carole Baron, Markus Wilhelm, Sally Richardson, Gary jansen, Silvia Sesé, Iris Graedler, Matthew Shear, Carrie Hamilton-Jones, Kate Cooper, Carol Jackson, Gunilla Sondell, Genevieve Waldmann, Frank van de Stadt y multitud de colegas del sector editorial en Estados Unidos y en todo el mundo.

En los últimos tres años he forjado relaciones con muchos, muchísimos libreros y lectores. Agradezco a todos ellos su apoyo y entusiasmo, y en especial a Gail E, Eric S., Paul P., Shelley G., Jean N., Ron E, Bonnie B., Mike O. y Jim H.

Por último, espero que visitéis mi página web, www.bfreemanbooks.com y continuéis enviándome correos a brian@freemanbooks.com. Uno de los mayores placeres de mi vida como escritor es la oportunidad de charlar con los lectores.

Gracias, mamá y papá, que hicisteis que todo fuera posible.